San Cristóbal, como su reloj público; no camina
Corren los días, y como protagonistas de nuestras vidas, hemos actuado en diversos escenarios, unos gratos y placenteros, otros desagradables y dolorosos, que como es natural dejan surcos y estigmas que solo con el paso del tiempo aprendemos a convivir y compartir espacios con ellos.
Corren los días, porque de eso se trata la vida, de una simple sumatoria de los días vividos, de triunfos y fracasos, de errores y aciertos, de risas y llantos, de penas y alegrías, entre esperanzas perdidas e ilusiones que nacen, así corren los días.
Entre la nobleza y la mediocridad, entre la lealtad y la traición, entre la bondad y la maldad, entre el que desiste y el que continúa, entre la abundancia y la escasez, entre lo bueno y lo malo, entre la verdad y la mentira, así corren los días.
En medio del desamparo de muchos que a duras penas mal viven y la opulencia y el despilfarro de tantos que sólo para sí perciben que el mundo existe, porque sólo en su entorno la existencia es posible, y así corren los días.
Y entre una cosa y la otra, en San Cristóbal ya ni sabemos si vamos hacia adelante o venimos de regreso, si subimos o bajamos, si ayer es hoy, u hoy es ayer, y es que estamos tan aturdidos y frustrados, porque ni siquiera podemos saber qué hora es; el reloj público del Ayuntamiento Municipal hace tiempo que no camina
Ojalá, que el poder ejecutivo, disponga de los recursos necesarios para reparar el reloj público de esta ciudad, así como ha hecho para algunas obras, porque sólo así, aquí se trabaja.
San Cristóbal definitivamente está como su reloj público; no camina, sus manecillas oxidadas por el descuido y las promesas incumplidas, hace tiempo que marcan las 10:34 minutos, no se sabe si es de la mañana o de la noche, solo Dios sabrá.