Regalando el Premio Nobel de la Paz

Muchas veces yo mismo  me pregunto ante tantas cosas absurdas  que adquieren matiz de realidad:  qué  está pasando  en el mundo actual? La interrogante me la formulo, porque no pasa mucho tiempo sin  que se hagan cosas que cada día nos sorprenden  por  inverosímil, ridículas, sin sentidos y carentes de toda lógica.

Existe hoy en día, una miopía generalizada en lo social y político, que lo negro lo perciben como  blanco, a los honestos  les llaman «pendejos», la ética y la moral no existen en el ejercicio político, a los dictadores se les llaman «presidentes» y a los populistas y traidores se les premian.

La anterior reflexión  viene al caso,  porque recientemente el Comité Nobel Noruego acaba de otorgar al presidente de Colombia Juan Manuel Santos Calderón, el Premio Nobel de la Paz de este año, por su gestión en «lograr un acuerdo de paz» entre su gobierno y las guerrillas asesinas y narcotraficantes de las FARC y su máximo líder Rodrigo Londoño Echeverri (a) «Timochenko».

Lo irónico del caso es que, la mencionada paz no se ha logrado aún de manera definitiva, no se concretado como algo real y tangible y, para desgracia de sus perversos promotores, el pueblo colombiano  de manera soberana les negó la aprobación de ese acuerdo por la manera burda e irrespetuosa  como la tramaron en La Habana, con la complacencia del gobernante traidor que jugó con el dolor y la tragedia de toda una nación tras 52 años de abusos de una guerrilla criminal.

En consecuencia, es dable preguntarse: por qué darle un premio al presidente Juan Manuel Santos Calderón por haber «obtenido  la paz»  si eso no es una realidad sino una mera presunción?.  El referéndum el pueblo lo rechazó libremente y las guerrillas no ha entregado todavía el primer fusil. Es algo parecido a preparar un sancocho si tener la carne ni los víveres y sólo el agua hirviendo y de esa forma pretender que lo consuman. Creo que al Comité Nobel Noruego en este caso se les fue la chaveta como igual en años anteriores.

Sinopsis del Nobel de la Paz

   Si había en Suecia en el siglo 18 un hombre con conocimientos polifacéticos, ese era Alfred Bemhard Nobe Ahlsell. Era ingeniero, poeta, escritor, químico e inventor de suma creatividad y un excelente fabricante de armas. El descubrimiento de la dinamita fue su ejecutoria trascendental en su vida y por la cual su fama traspasó fronteras.

En el discurrir del año 1888, sucedió un hecho paradójico en la vida de Alfred Nobel, que vino a ser como una «catarsis» que fue la génesis a la motivación de  establecer el Premio Nobel de la Paz en contraposición a su descubrimiento de la dinamita.  Un diario parisino publicó de manera equivocada, un obituario anticipado de su muerte y en el cual lo criticaba y condenaba por haber descubierto la dinamita y por haberse convertido esta, en un instrumento bélico que sembraba muertes y destrucción cuando se usaba en las zonas de conflictos. Esto motivó- aunque de una manera simbólica- que  Alfred Bemhard Nobel  Ahlsell  creara un premio con su nombre  para estimular en los hombres el amor a la paz y la convivencia pacífica.

Como una manera de llevar a cabo este anhelo, Alfred Nobel legó para el Premio Nobel de la Paz, el patrimonio de su fortuna calculada en ese entonces en unos 33 millones de coronas suecas. Alfred Nobel dejó este mundo un 10 de diciembre del 1896 a la edad de 63 años.

Decadencia del Premio Nobel

   Obtener un Premio Nobel en cualquiera de las categorías, es un privilegio y un reconocimiento a nivel mundial, aparte del estímulo económico que ello representa, pues el galardonado se lleva una fuerte suma de euros. En el caso del Nobel de la Paz de este año y entregado al presidente Santos, su valor es de unos 832,000 euros equivalentes a unos 975,000 dólares. El primer premio Nobel de la Paz fue entregado cinco años después del fallecimiento de su creador  en el 1901 y fue obtenido por el suizo Jean Henri Dunant, fundador del Comité Internacional de la Cruz Roja conjuntamente con el francés Frédéric Passy, fundador de la Unión Interparlamentaria.

En el discurrir de los años y bajo el escrutinio de Comité Noruego, fueron galardonados figuras de la talla como: Theodore Roosevelt,  Auten Chamberlain , Martin Luther King,  Willy Brandt,  Andrei Dmitrievich Sakharov, Menachem Begin,  Adolfo Pérez Esquivel, Lech Walesa, Oscar Arias Sánchez, Nelson Rolihlahia Mandela y Mijaíl Sergéyevich Gorbachov. Luego de esta estelares figuras, al parecer, el Comité Noruego en que Alfred Nobel confió por encima del de su país (Suecia), luce miope, torpe y permeado al mejor estilo de cualquier comité politizado de una nación del Tercer Mundo.

Tres galardonados con este premio,  en lo particular, me han hecho pensar que el Premio Nobel de la Paz ha comenzado a tener un declive en su prestigio ganado durante años y su decadencia en lo selectivo es inevitable. Veamos:

1.- En 1994 se le otorga esta distinción a Mohammed Yasir Abdel Ramán Aafat (Yasir Arafat), un terrorista árabe, asesino despiadado y oportunista del llamado pueblo palestino, junto a Isaac Rabín y Shimón Peres ambos israelíes.

2.- En 2009 a nueve meses de iniciar su mandato y sin ningún logro significativo que destacar,  se le entrega a Barack Hussein Obama II Dumhan  presidente de los  Estados Unidos.

3.- En 2016 el más reciente, se le entrega al presidente colombiano Juan Manuel Santos Calderón, dizque «Por sus grandes esfuerzos por finalizar la guerra civil en Colombia».  Si estos tres galardonados hubiese tenido un ápice de decoro, habrían hecho lo mismo que hizo  Lé Dúc Tho  que lo obtuvo en el 1973 con Henry  Kissinger y se negó ha aceptarlo.

En el caso del último premio que  ha motivado  esta humilde opinión, me pregunto: habrá ponderado bien esta selección el jurado? Cuál es la guerra que ha terminado? Acaso no es válido el rechazo a este acuerdo del pueblo colombiano, que es su principal actor? Hasta donde yo tengo entendido, la intención de Alfred Nobel con este galardón de la paz, no fue concederlo ni por las intenciones, ni por losesfuerzos, sino más bien, por los resultados de las personas postuladas. Creo, si temor a equivocarme, que el Comité Noruego en el cual Alfred Novel confió, ha perdido totalmente el rumbo de su papel en estos tres casos señalados.

Todo esto, sin tomar en cuenta que en las selvas colombianas, está activa otra guerrilla que no ha formado parte de este bochornoso y absurdo «acuerdo de paz», como lo son las del Ejército de Liberación Nacional (ELN) con alta presencia en la zona del Catatumbo en el Departamento al Norte de Santander.

Con este mamotreto de «acuerdo por la paz» de fabricación castrista y apadrinado por la sumisión y la traición de Juan Manuel Santos, el pláceme de Barack Obama y la bendición de Francisco, me viene a la memoria la frase del dramaturgo, pintor y escritor español Satiago Rusiñol y Prats cuando dijo:

«De todas las formas de engañar a los demás, la pose de seriedad es la que hace más estragos».

jpm

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