Reforma Tributaria: Un imperativo para el Desarrollo Sostenible

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EL AUTOR es Master en Gestión y Políticas Públicas. Reside en Santo Domingo

Hace varios años y específicamente después del paso por nuestro país de la pandemia covid-19 que el código tributario de la república dominicana ameritaba una adecuación a las necesidades presupuestarias y para un mejor equilibrio en su aplicación, desde el año 1992 fecha donde se creó. Esta actualización debió y debe incluir la revisión de los subsidios, exoneraciones e incentivos, así como también la exención de impuestos a la importación de bienes otorgados por el estado dominicano. El combate a la evasión de impuestos, como el ITBIS y la regulación e incorporación al pago de impuestos de aquellos negocios que no están regulados; no se puede quedar la reducción del gasto para adaptarlo a la nueva presión tributaria.

Dentro de la reforma debe incluirse el aumento de la exención contributiva de los sueldos y  salarios, aumentándole a RD$60,000 mensuales, quiere decir que de este monto hacia abajo los salarios no pagarían impuestos; la eliminación de los anticipos de impuestos sobre la renta a las pequeñas y medianas empresas; la regulación de empresas que no están tributando y el aumento en la tasa de impuesto sobre la renta sobre sociedades de un 27% al 30% en un primer año y durante los siguientes 4 años reducirlo gradualmente hasta volver al 26%.

En la actualidad existen propuestas para modificar el código tributario de manera amplia, lo que habría que consensuar con el sector privado, la sociedad civil y los partidos de oposición para llegar a un consenso del país que queremos para el nivel de ingresos que queremos. La ley 1-12 de estrategia nacional de desarrollo establece que para el año 2025 la presión tributaria debería estar en 23% del PIB, sin embargo, los indicadores usados para elaborar el presupuesto nacional del 2024, los ingresos representan el 16% del PIB nominal estimado del monto de U$123,005.00 millones, equivalente a U$19,681.00 millones de dólares. Los gastos para el 2024 se estimaron en el 19.1% del PIB, generando un déficit fiscal de 3,1%.

En respuesta a la intención del presidente Luis Abinader de desarrollar un diálogo nacional para abordar la reforma fiscal, diversos sectores han comenzado a exponer sus propuestas para ser analizadas en el proceso de evaluación y estructuración de la reforma impositiva. Una de las más recientes es la de Edgar Barnichta Geara, especialista en derecho tributario y quien desempeñó cargos públicos en Hacienda y como asesor fiscal del Poder Ejecutivo. En un borrador de anteproyecto de ley a la reforma tributaria plantea reorganizar el sistema impositivo para aliviar la carga tributaria de la clase media y de los más pobres.

Existen algunos políticos y técnicos que afirman que, «eso es posible lograrlo promoviendo la equidad del sistema tributario, reduciendo la evasión fiscal, disminuyendo el gasto tributario, creando condiciones de incentivos y confianza para atraer a la formalidad a las empresas que pertenecen al sector informal», «Esa misma ley 1-12 (END) refiere que la presión tributaria para 2020 debió haber sido de 19 % del PIB para los ingresos tributarios y para el año 2025 debería llegar al 23.5 %, cuando en este momento solo alcanza el 16 %».

No hay que apresurarse para realizar propuestas de manera unilateral, pues debe llevarse a cabo un proceso de negociación que involucre a las mesas de negociaciones para consensuar primero el país que queremos tener en los próximos 4 años de gobierno, de cuántos recursos necesita el gobierno para ejecutar las obras más importantes que necesita el país para seguir desarrollándose y sobre todo para lograr una mayor equidad en las recaudaciones y un mejor control de los gastos y las inversiones que habrán de realizarse.

Una guía muy apropiada para actualizar el código tributario es la ley de estrategia Nacional 1-12 (establece la misión, visión, los objetivos estratégicos y los proyectos que necesita el país y cumplir con los objetivos de desarrollo sostenible para el 2030), que es la que establece ¿qué queremos que la república dominicana sea en el 2030, ¿cuáles son las obras sociales que hay que realizar, de seguridad y de infraestructura que necesitan realizarse?, cuales son los lineamientos para encontrar razonabilidad en la instrumentación de un nuevo código tributario?, de donde se obtendrían los recursos y quienes están en condiciones de proveerlos?.

En conclusión: En última instancia, la reforma tributaria es más que un ejercicio contable; es un acto de introspección colectiva. Nos invita a reflexionar sobre quiénes somos, hacia dónde vamos y qué recursos necesitamos para llegar allí. En esta encrucijada histórica, debemos recordar que los impuestos, lejos de ser una carga, son el precio que pagamos por una sociedad más justa y próspera para todos.

of-am

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