Reflexiones de Semana Santa
La Semana Santa es, sin dudas, una fecha sumamente especial para la población cristiana, independientemente de nuestras creencias y de la visión que tengamos en torno a ella.
Constituye una de las conmemoraciones más importantes del cristianismo, porque en ella se celebra la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.
La Semana Santa es la fiesta cristiana que recuerda los últimos momentos de Cristo en la Tierra, es decir, desde su llegada a Jerusalén proclamado Salvador, hasta que es procesado, muerto y resucitado.
Al llegar esta sagrada época, vale la pena hacer una pausa y detenernos un momento para meditar acerca del significado de la misma, y la razón de la muerte y resurrección del Hijo de Dios.
Lamentablemente, en esta pascua de muerte y resurrección de Jesucristo, la mayoría de las personas han reducido esta celebración a cosas puramente triviales, y muy alejado de los principios cristianos que le dieron origen.
En la actualidad, es difícil no caer en la vorágine del consumismo y las algarabías que nos bombardea constantemente durante esta época, cuando lo ideal debe ser el de propiciar un mayor acercamiento de la humanidad con Dios.
Es por ello que en esta fecha tan especial debemos reflexionar en el sentido de que la muerte y resurrección de Jesús obedece a un propósito redentor de Dios, el cual consiste en liberarnos de todo aferramiento terrenal y material que nos impida vivir una vida a plenitud.
Lo que supone seguir edificando juntos un camino de renovación espiritual, para reconocer que sí se puede construir una mejor sociedad entre todos y para todos.
Ojalá que en estos tiempos de celebración cristiana sea propicia la ocasión para renovar nuestro compromiso de fortalecer los lazos de amor y de amistad, superar los conflictos familiares y perdonar de corazón a quienes nos han ofendido, así como promover siempre la reconciliación y la paz.
Está claro que estamos pasando por tiempos difíciles y de muchos retos para los distintos sectores de la sociedad, lo que supone que la esperanza de un mejor porvenir que nos ayude a encarar esos grandes retos y desafíos que nos sobrevienen, debe estar presente siempre en la mente y actitud de cada uno de nosotros.
Ojalá y estos tiempos de Semana Santa nos permitan ser protagonistas de nuestro propósito de vida aquí en la tierra, que podamos tomar las riendas de nuestro destino y proyectar mejores días, con fe, voluntad, buenos deseos, y sobre todo con mucha humildad y trabajo para el bienestar social.
Finalmente, pese a las malas noticias que escuchamos a diario, en esta época de reflexión debemos caminar por el camino de la esperanza, esparciendo la semilla que anuncia la paz, la verdad y las buenas nuevas, con la fe firme de que de esas semillas podamos cosechar ciudadanos responsables, comprometidos, valientes, trabajadores, honestos, temerosos de Dios y que quieran trabajar decididamente para el logro del bien común.
jpm-am