RD al Límite
Hay épocas en la vida de un pueblo en las que tolerar el abuso y la indiferencia se convierte en una forma silenciosa de autodestrucción. Tolerar el abuso es normalizarlo.
En esos momentos, la historia se vuelve espejo y advertencia: cada generación decide si honra su pasado o lo traiciona. La República Dominicana, nación nacida del sacrificio y la visión de quienes pusieron la patria por encima de sus vidas, enfrenta hoy una crisis moral que amenaza los cimientos de su identidad.
Durante las últimas décadas, una élite política y económica ha cultivado una insensibilidad inquietante ante el hambre, la miseria y el sufrimiento del pueblo, mientras sus lujos y excesos contrastan con la lucha diaria de millones de dominicanos que sobreviven entre salarios precarios, servicios públicos debilitados y promesas que no se cumplen.
Esa élite, escoltada por oportunistas de turno, parece dispuesta a conducir al país al deterioro antes que renunciar a su avaricia o asumir la responsabilidad de sus actos. Su respuesta ante el llamado a rectificar es la burla; su reacción ante la crítica, el desprecio. Duarte lo dijo con precisión: “Sed justos lo primero, si queréis ser felices; y sed unidos.”
Doloroso espectáculo
Cada aniversario de la Constitución se ha convertido en un doloroso espectáculo. Funcionarios que deberían ser guardianes de la legalidad celebran la Carta Magna mientras la ignoran, como si la ley fuera un adorno y no la columna vertebral de la República.
Sánchez murió fusilado defendiendo la legalidad; Duarte murió pobre defendiendo la dignidad; Mella murió joven defendiendo la libertad. Y, sin embargo, hay quienes se pasean como dueños de un país que no les pertenece, creyéndose inmunes al juicio ciudadano y a las consecuencias de la historia.
Lo que vivimos no es sólo una crisis económica o política. Es una crisis de sentido, una degradación profunda del alma colectiva. La corrupción normalizada, la impunidad y el desprecio por la verdad han erosionado la fibra ética de la nación.
Luperón lo expresó con contundencia: “No hay patria donde no hay civismo.” El ejemplo de los que mandan educa; y cuando educa en la arrogancia impune, siembra desorden.
Pero este país nació de una visión moral. Nació para ser una república libre, una sociedad justa, una patria donde la dignidad humana sea sagrada. Los padres de la patria no buscaron privilegios: buscaron redención nacional.
Este no es un llamado a la confrontación ni al odio ni a la división. Es un llamado a despertar. Convoca a todos —también a quienes sirven con honestidad— porque la patria necesita suma, no excusas.
Hoy, más que nunca, debemos recuperar la conciencia moral que movió a los fundadores, recordar que ningún poder es eterno y que ninguna injusticia prevalece cuando un pueblo abre los ojos. Defender la Constitución no con discursos vacíos, sino con acciones.
Acción cívica, aquí y ahora: Infórmate. Exige. Participa. Cada gesto cuenta; cada voz recta fortalece la República.
Duarte habló sin rodeos: “Vivir sin patria es lo mismo que vivir sin honor.” Y hoy añadimos: vivir sin conciencia es dejar la patria en manos de quienes desangran la dignidad de la República. La República Dominicana no está perdida. La patria está herida, pero no vencida; espera que sus hijos tengan el valor de salvarla con la fuerza de la ley y la altura del ejemplo.
Un país vale lo que vale la dignidad de su pueblo. Este pueblo —trabajador, creyente, noble y resistente— merece un futuro que honre su historia. La patria no está perdida si cada uno da un paso hoy. En el Frente Cívico y Social trabajamos día a día para elevar la conciencia moral y patriótica de nuestra nación, convencidos de que la restauración de la dignidad nacional es una tarea colectiva y urgente.Si la dignidad despierta, despierta la República.
Despierta, RD
jpm-am

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Usted Vive en otro pais sr. Rep. Dom. es un pais que ha caido en las garras de la droga y bajo los efectos narcoticos no entiende ni le importa nada, hoy le han puesto la droga en la mesa de la sala al 80% de la poblacion, es un pais endrogado completo,ese es el plan para mantener los jovenes lejos de protestas y otros reclamos sociales aunque la delincuencia se multiplique por causa de laq droga ellos siguen robandose el pais sin precupacion.
MUY BUEN ARTÍCULO. NECESITAMOS UN CAMBIO URGENTEMENTE CON LOS DOMINICANOS DEFENSORES DE LA PATRIA, EL PAÍS, LA DOMINICANIDAD Y EL BIEN COMÚN. NECESITAMOS DIRIGIENDO EL PAÍS UN PATRIOTA NACIONALISTA COMO AQUELLOS GOBERNANTES QUE CON SU TRABAJO TESONEROS Y DOMINICANISTA ENGRANDECIERON EL PAÍS. TRUJILLO Y BALAGUER. Y AHORA PARA SALVAR EL PAÍS NECESITAMOS URGENTEMENTE A RANFOI TRUJILLO. PUEBLO DOMINICANO CON RANFI RECUPERAREMOS EL PAÍS PARA TODOS.
No se ve cual politico podria pegarse a eso.la regla es todo por cuarto.
Este tipo de escritos me devuelve la fe en que todavía hay voces que defienden la justicia y la moral pública.
Muy cierto. No es solo un texto político, es una reflexión profunda sobre lo que significa ser dominicano de verdad.
Me hizo pensar que sí hay esperanza cuando todavía hay quienes escriben con el corazón y la verdad.
Bravo 👏👏👏. Así se habla cuando se ama la patria. Sin odio, pero con firmeza.
No se puede decir mejor. La crisis que vivimos es espiritual antes que política. Necesitamos recuperar la ética como nación.
Palabras con peso moral y amor patrio. Ojalá este llamado despierte a más ciudadanos a actuar y exigir con dignidad.
Me emocionó muchísimo. Sentí la voz de Duarte, de Sánchez y de Mella en cada párrafo. Gracias por recordarnos lo que somos y lo que podemos volver a ser.
Este artículo debería leerse en todas las escuelas y universidades del país. Enseña historia, conciencia y responsabilidad cívica.
Qué manera tan clara y valiente de expresar lo que muchos sentimos. La patria no está perdida, solo dormida.
Excelente análisis. Me hizo recordar por qué debemos defender la Constitución con hechos y no con palabras vacías.
Leerlo es como mirarnos al espejo como nación. Ojalá más dominicanos reflexionen así de profundo sobre lo que estamos viviendo.