¿Quién da más?
Añejos mercaderes se van el templo con un frenético deseo de volver a llenar sus árganas de codicia en otros litorales partidarios,urgidos de locuras y fantasías de un Melquíades que los ayude a propagar la epidemia del olvido.
Se dice que en política se hace lo que conviene, pero esa gente olvida que eso quiere decir “ lo que conviene a la nación”, porque ese quehacer, definido por Duarte como uno de los más dignos y puros, no debería reducirse a tratativas de venduteros.
Las subastas públicas están regidas por una ley, pero también por un código no escrito de decencia, que permite que con solo levantar el cartelón a la pregunta de ¿“quién da más”, se adquiera el objeto o el sujeto.
Líderes y partidos hay concertado o pactado proyectos relevantes, como “El Acuerdo de Santiago, el de “La Dignidad Nacional”, el que cerró “elcamino malo”, el de “Las Corbatas Azules” y otros similares, en los que nadie tuvo que bailar desnudo sobre un tubo.
Los acuerdos pueden ser buenos o malos, según el color del cristal a través del cual se mire o pueden triunfar o fracasar, pero lo que nunca debe faltar al momento de estampar una rúbrica es la dignidad política y el decoro personal.
En afiches y vallas del PRD se enumeran razones que motivaron la alianza electoral con el PLD, entre las que se mencionan generar más oportunidades de empleo, seguridad ciudadana, institucionalidad y modernidad. Por la naturaleza de ese acuerdo, hoy los perredeistas se ensanchan en las encuestas de preferencias electorales.
Un partido que forma parte de una coalición gobernante pude romper con el gobierno por razones políticas que considera de principio, como lo hizo la Fuerza Nacional Progresista, pero no porque le nieguen cargos o posiciones, muchas veces inmerecidas.
Con la salida de unos e ingresos de otros, el Bloque Progresista equilibra su nivel de fuerza electoral pero, lo que resulta más importante: se afianza como un bloque político liberal, porque se suma a su seno al PRD, con su emblemática historia de más de 70 años de lucha por la democracia.
En el escenario político electoral son frecuentes los Melquiades, el personaje de la novela, un tipo de mercader que confunde la función de un partido con un puesto de bolsa y se encandila al escuchar la expresión de “¿Quién da más?”.