Preguntas a Hipólito, Leonel y Danilo
Dice el destacado músico y cantautor panameño Rubén Blades en su emblemática canción El apagón, que aquí en el subdesarrollo (paradójicamente), el que no la hace la paga (cuando debería ser lo contrario). De ahí que he llegado a la misma conclusión a la cual arriba Rubén Blades al final de esa pieza musical: de la esperanza soy socio. (Al menos para el caso Odebrecht en República Dominicana).
Tan recientemente como la semana santa, el grupo Odebrecht acaba de admitir ante la justicia brasileña que al menos la mitad (6) de los 12 estadios de fútbol que fueron construidos en Brasil para la celebración del Mundial del 2014, fueron sobrevaluados, es decir, que en 6 de esos 12 estadios hubo sobrecostos intencionados (con dolo) provocados por las propias constructoras del grupo para desviar dinero.
La admisión del grupo Odebrecht obedece a un acuerdo de delación premiada que han acordado alrededor de 77 ex directivos de la empresa con la justicia de ese país (su país de origen), con la que admiten haber incurrido en múltiples irregularidades en la construcción de decenas de obras en Brasil, para a cambio tener una rebaja en sus condenas.
Edson Fachin, juez instructor del caso Petrobras, él mismo ha divulgado varias de las delaciones hechas por el grupo de ex directivos, entre las cuales se destaca una, en la que los ex directivos admiten que en al menos cuatro de los 6 estadios donde hay sobrevaluación, aseguraran que las constructoras del grupo, pactaron los precios de la licitación, obteniendo ventaja sobre cada una de ellas al menos una vez. Es más, la delación ha sido tan contundente, que han admitido, que en solo un estadio de los 12 construidos, su costo final quedó por debajo de lo que había previsto. Solo en uno.
¿Qué hizo entonces el grupo con ese dinero de las sobrevaluaciones, conforme a las delaciones? Fue distribuido entre los partidos y políticos más influyentes del Brasil, incluyendo los partidos que forman la coalición que actualmente detenta el poder.
Es decir, que si esos directivos del grupo Odebrecht, que es originalmente de Brasil y donde tiene su sede central (Salvador de Bahía), no tuvieron ni el menor reparo en perjudicar el Estado brasileño, ¿Quién no puede pensar que harían lo mismo o algo peor en otros países en donde también llevan a cabo las obras que han obtenido por medio de las licitaciones?
El Gobierno dominicano y sus veceros, han negado tajantemente que ese grupo haya sobrevaluado Punta Catalina. Y Yo les pregunto a los defensores de esa importantísima obra de generación eléctrica: ¿Qué de especial tenemos nosotros los dominicanos, para que ese grupo, que ha admitido haber perjudicado al propio Estado brasileño, sobrevaluándole al menos seis estadios solo de los que construyeron para la celebración del pasado mundial de futbol, nos haya tratado de una forma diferente en Punta Catalina y en otras de las numerosas obras de las cuales fueron beneficiados en nuestro país, y por qué no, en varios países más de nuestra América Latina?
Es decir, que como nosotros somos especiales, no se sobrevaluaría ninguna de las obras de las que fueron beneficiarios por parte del Gobierno Dominicano. En otras palabras, que ellos estaban, y como tal sucedió, dispuestos a perjudicar primero a Brasil, pero no a los Gobiernos de los señores Hipólito Mejía (2000-2004), Leonel Fernández (2004-2012 y Danilo Medina (2012-2020).
A lo mejor la amistad que hemos cultivado con Dilma Rousseff, Ignacio Lula da Silva, Marcelo Odebrecht y el propio Joao Santana, fue la clave para que no nos perjudicara Odebrecht sobrevaluando las obras aquí.
¿Verdad Hipólito? ¿Verdad Leonel? ¿Verdad Danilo?
JPM
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