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OPINION: PLD mudo en NY
Decía don Juan con cierta sorna, “cualquier perredeísta sirve hasta para arzobispo”. Y se refería a la inmensa fuente de conocimiento y raciocinio que son las masas populares. Intuía el Viejo que detrás de esa mansedumbre propia de los infelices, se escondía una aguda “malicia política” que los lleva siempre a buscarle la quinta pata al gato. El Maestro apuntaba a la doble condición de perspicaz y suspicaz que tiene el dominicano de a pie, y que así lo imprime a su razonamiento.
Hoy día eso ha cambiado radicalmente. Su partido es de todo, menos contestatario; y muy a pesar de que aún está por verse el Bienestar de los de abajo, con todo y el Crecimiento y Desarrollo que han logrado sus gobiernos consecutivos. Es como si le hubiesen inoculado una gran dosis de “tranquilina”, una vitamina que solo se consigue en las boticas de los vive bien. Sabemos que no hay forma de que usted pueda estar “tranquilo” si está mal. Porque una cosa es que usted se esté “quieto” o lo tengan “quieto” y otra muy distinta es que usted esté tranquilo, cómodo, en reposo.
Cuando yo digo que el PLD es un partido “manso”, es porque lo he comprobado. No hay un peledeísta que diga “esta boca es mía” en Nueva York. A lo mas que han llegado es a apoyar al candidato demócrata de turno, al cargo que fuere. Si Adriano -por ejemplo- no hubiera tenido oportunidad de llegar al Congreso, igual hubieran apoyado a Guillermo Linares o a Luis Tejeda, para solo hablar del pasado reciente.
No importa lo que usted diga del PLD, sus dirigentes nunca van a contestar nada por iniciativa propia. Indefectiblemente esperarán la línea que siempre viene de arriba, como la lluvia y el maná, para luego pronunciarse o adherirse. Dice un amigo peledeísta, que ellos siempre esperan a verle el “pitón al barraco” para decir que es macho. Parece como si no quisieran arriesgar nada en absoluto, ni la opinión siquiera, por temor a perderla.
Hay unos pocos peledeístas, sin embargo, que dicen lo que están pensando, pero por lo general, los temas no tienen que ver nada con el discurrir de la comunidad. Aunque, hubo dos notables excepciones -como la de José Pérez- de Queens, que trató de explicar lo que resultó inexplicable. José, con altura y cierta meticulosidad en el razonar, promovió la candidatura de Hillary Clinton. Una causa perdida, no porque la “dama de la guadaña” nunca tuvo oportunidad de ganar sino, porque de nada sirvió su digno esfuerzo de comunicación. En Nueva York, los 29 votos electorales eran para ella de todas formas y aunque la comunidad dominicana en pleno hubiera votado por Donald Trump.
Otro ejemplo solitario de dirigentes peledeístas que toman posiciones públicas, es el de Carlos McCoy, de El Bronx, que recientemente nos presentó una interesantísima exposición sobre las relaciones de los dominicanos con los partidos Demócrata y Republicano. Carlos describió los hechos históricos que evidencian que la lealtad al partido del burro (el demócrata) es una sin razón mayor que los “líderes” nuestros han impuesto a la comunidad quisqueyana. Sin embargo, el amigo McCoy, por las razones que fueren, se abstuvo de establecer las responsabilidades de tales desaguisados. Ojalá que se anime y comparta su opinión sobre estos hechos.
Mas adelante, buscando respuestas a esta inexplicable mudez de un partido que reclama y pregona su paternidad, en la persona de don Juan, el Gran Maestro de la comunicación política pública, conversé con un dirigente del Frente de Taxistas del PLD en Nueva York, que al igual que yo, no se explica el silencio peledeísta en la discusión de los problemas mayores de la comunidad.
Ernesto Méndez, con su proverbial expresividad nos ofreció una respuesta que fue casi de antología: “Jabalí, los dirigentes hacen eso porque ellos están muy cómodos y acomodados, que no es lo mismo. Los que se sienten ‘ahuevados’ o sea que ya acumularon suficientes bienes como para no tener que trabajar, quieren que el tiempo simplemente transcurra; pero los que todavía están ordeñando la vaca con interés de llenar el bidón de leche por completo, no quieren correr ningún riesgo. Por eso no opinan sobre nada, no vaya a ser cosa que sean mal interpretados y pierdan su conexión con la ubre nacional”
jpm
