OPINION: La clave es ayudar Haití a organizar sus instituciones
Las tensiones entre República Dominicana y Haití no desaparecerán mientras este último país permanezca en su tradicional cuadro de miseria. Lo ocurrido recientemente con un grupo de médicos en una comunidad fronteriza forma parte del “pan nuestro de cada día”; es la repetición de hechos similares registrados en distintas épocas.
Es indiscutible que hay un permanente intento de los haitianos de penetrar a territorio dominicano; no en forma violenta y agresiva como en la época pre-independentista sino pacífica y silenciosa, no planificada, impulsada por la pobreza y precariedades en que ellos viven.
De la misma forma como otras naciones en los cinco continentes sufren embestidas migratorias de países más pobres, la República Dominicana recibe la suya de los haitianos, quienes buscan mejor vida. Lamentablemente, esta corriente se produce en forma anárquica, favorecida por la ausencia de una frontera segura y por los manejos turbios de los encargados de custodiarla, en uno y otro lado.
Pienso que República Dominicana debe enfrentar el problema haitiano con una nueva y estratégica visión, acorde a las nuevas circunstancias: primero, debemos ser juiciosos; segundo, sinceros y tercero, actuar sin apasionamientos.
No debemos perder de vista que:
- Pese a su pobreza, Haití es el principal mercado de los productos dominicanos (nos compra mil millones de dólares anuales y, según la Asociación Dominicana de Exportadores, por este motivo es un importante socio comercial, por encima de los Estados Unidos. Ver detalles AQUÍ). Los haitianos son poderosos clientes de nuestros supermercados, grandes tiendas y otros establecimientos, a los cuales compran una buena parte de lo que se ganan, para llevar productos a sus familiares en Haití.
- En un país como el nuestro donde los trabajadores locales no son tan dispuestos a realizar trabajos fuertes, ellos son un sostén de la industria de la construcción, la agricultura y el quehacer doméstico, pues ofrecen una mano de obra barata y (en muchos casos) calificada.
Cuando es organizada, la inmigración no perjudica a ningún país
Hay que resaltar que, siempre y cuando sea racional y organizada, la inmigración de por sí no es perjudicial para ningún país. Ella ha sido uno de los factores determinantes del éxito de los Estados Unidos, que desde su nacimiento ha sido una nación de inmigrantes y ha mantenido una política de puertas abiertas, a través de la cual recibe mano de obra y cerebros calificados. (Dicho sea de paso, no es mala idea captar, sin hacer ninguna inversión, profesionales que otros países formaron con indiscutible sacrificio). Esta política es lo que explica que un inmigrante que se convierte en ciudadano estadounidense puede “llevarse” a este país su esposa, hijos, padres y hasta hermanos, siempre y cuando cumplan requisitos legales establecidos.
Pero, hay que resaltar que los Estados Unidos tienen muy definida la cantidad de inmigrantes que necesitan para suplir sus áreas laborales. Es por ello que han creado la denominada “cuota de visas”, que asignan a cada país, en virtud de la cual aceptan determinados obreros y profesionales, en forma muy, pero muy, organizada.
Definir áreas
Para la República Dominicana enfrentar el problema de la creciente inmigración ilegal lo primero que debe hacer es definir las áreas en las que tiene déficit de mano de obra, bien sea nacional o extranjera. Lo segundo, dotar al Cuerpo Especializado de Seguridad Fronteriza (CESFRONT) de mayores equipos y recursos, y de facilidades para contratar un personal más diestro y especializado, con capacidad para desarrollar la delicada tarea para la que ha sido creado.
Un papel protagónico
Pero más que todo, la República Dominicana debe jugar un papel protagónico en los foros y organismos mundiales reclamando NO QUE A HAITI les sean entregadas limosnas o dádivas económicas, SINO MAS BIEN que se le ayude a organizar sus instituciones, comenzando por la justicia, ya que es la única que garantiza un buen desarrollo. (Nunca podrán hacerse buenos negocios ni desarrollarse la iniciativa privada en un país donde no hay buenas instituciones ni seguridad jurídica. En la medida en que internamente se organice, comenzará su desarrollo).
Es sumamente importante que la comunicad internacional ayude a este país a fortalecer sus organismos recaudadores, de forma tal que no tenga que depender de la caridad pública para solventar sus necesidades. Cuando esto se logre, desaparecerán los problemas derivados de las “vedas” en la frontera
Es imprescindible, asimismo, que los haitianos adquieran conciencia de la importancia de la planificación familiar y que sus mujeres NO sigan siendo “máquinas de hacer gente”, pues con una superpoblación ninguna nación podrá erradicar la pobreza.
Los dominicanos debemos, asimismo, reclamar con energía que los organismos mundiales ayuden a la reforestación y a la creación de un sistema de salud eficiente en Haití.
Preguntas en el aire
Ahora bien, las preguntas que surgen son:
¿Están los sectores poderosos de Haití interesados en que haya allí orden e institucionalidad?-
¿Les conviene un comercio bien regulado entre los dos países?.
¿Desean los propietarios de fincas y constructores dominicanos que sea impedido el actual desorden migratorio y regulada la creciente presencia de haitianos en nuestro país?.
¿Están los organismos internacionales interesados en que haya dos naciones en una isla de apenas 76,192 kilómetros cuadrados?.
Amigos lectores: excúsenme si peco de pesimista, pero me late que no, que a nadie le interesa!!.
sp-am