OPINION: Bandera dominicana, Payne Lake y cohesión social
Por SAMUEL LUNA
Hace tres años estaba en Michigan frente a un lago llamado Payne Lake, hoy vuelvo al mismo lugar que me hizo recordar un paralelismo entre ese lago y la bandera dominicana.
En ese momento estaba sentado frente al lago Payne Lake, en Michigan, buscando y ejercitando la disciplina de la contemplación y el tiempo a solas. Disfrutaba la belleza de la fauna y el calmado lago Payne Lake. Recuerdo que un amigo me envió un video que afirmaba que de las banderas de Iberoamérica la más bella era la de la República Dominicana; al terminar el video un sonido salió del centro de mi ser: ¿…y qué…?
Años atrás, precisamente en ese mismo lago, escribí que me encanta ver la bandera dominicana, aquella que fue confeccionada por Concepción Bona, Isabel Sosa, María de Jesús Piña y María Trinidad Sánchez, gracias a ellos disfrutamos los colores que hoy contemplamos. También escribí que la belleza de un símbolo no tiene repercusión ni es proyectada integralmente si no es sustentada por un comportamiento social que vitaliza el espíritu del símbolo. Decía que los símbolos se debilitan cuando la sociedad no respeta el mensaje encubierto de dicho símbolo. De hecho, en muchas ocaciones la misma persona se convierte en un símbolo, también un lugar se puede convertir en un símbolo que sirve de referencia y de motivación. Por eso, es muy importante en la forma que nos comportamos y modelamos. Como expresó un pastor y líder, Celso Pérez (Popín): “Un discípulo es aquel no solo aprende del maestro; también, el discípulo debe de actuar y vivir como su maestro”.
Como dominicano necesitamos símbolos que nos ayuden a construir una cohesión social para generar una transformación transversal en la sociedad dominicana. La bandera dominicana es un símbolo; sin embargo: En qué nos ayuda recordar que el rojo bermellón representa la sangre derramada por los patriotas en las batallas por alcanzar la independencia del país, pero no respetamos con nuestras acciones ese sacrificio. En qué nos ayuda recordar el azul ultramar que simboliza el cielo que cubre la patria y desde el cual Dios protege y cuida la nación, pero como dominicanos, destruimos con nuestra conducta depredadora, oportunista y con un clientelismo que nos dirige a la corrupción. En qué nos ayuda exaltar el blanco que representa la paz y unión entre el pueblo dominicano, y no podemos disfrutar nuestras calles porque la inseguridad nos deja frisado y nos llena de ansiedad.
Hoy vuelvo a usar a Payne Lake como un paralelismo y un modelo que representa la conducta de los visitantes y los residentes; así es, el lago refleja la disciplina, la limpieza, el carácter y el ejercicio colectivo (cohesión social) de todos los que conviven en esa área, lugar que ahora es más que un lago, es un símbolo que personifica la conducta y la suma de todos los ciudadanos en el área. Anteriormente decía que en el área donde está Payne Lake podemos caminar de noche sin temor a ser agredidos, podemos nadar en aguas no contaminadas, podemos sentir un silencio que nos energiza, nos conecta con nuestro interior y con el creador del cosmo. Nuestro país está rodeado de playas y ríos pero nosotros nos hemos encargado de contaminarlos con basura, con la contaminación acústica y con construcciones que no son amigable con el medio ambiente.
Sabemos que nuestra bandera es bella, pero sería más bella y más real como símbolo si imitamos la conducta de los residentes de Payne Lake, ellos entienden que el lago es de ellos y poseen un nivel de cohesión social, de pertenencia. Debemos hacernos la pregunta: ¿De quién es la República Dominicana? Decía que como dominicanos poseemos un paradigma que nos hace abrazar la mentira que nos lleva a pensar que el país pertenece a los partidos políticos; de la misma manera que Payne Lake es cuidado por ciudadanos, también nosotros debemos cuidar a nuestro país; de lo contrario, que significado tendría una bandera bella pero lacerada y descalificada por nuestras malas acciones.
Estoy orgulloso de ser dominicano, espero un milagro social, una metamorfosis en la psiqui del dominicano; por eso, vuelvo a decir lo que expresé hace tres años atrás: “Creo que la bandera dominicana es un símbolo que tendrá vida cuando el pueblo dominicano actúe de forma responsable, cuando los corruptos sean desterrados, cuando los cargos electivos no sean comprados, cuando el pueblo disfrute de agua potable en cada rincón del país, cuando nuestros hijos puedan disfrutar nuestras calles de noche sin temor, cuando la educación no sea paupérrima”. Necesitamos la otra cara, pensar más allá de lo que hemos visto.

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