Nuevo amanecer para nuestra patria (OPINION)

El 27 de febrero de 1844 no solo marcó el nacimiento de nuestra nación; encendió una llama de valentía y determinación que aún ilumina nuestro camino. Aquel día, los intrépidos forjadores de nuestra libertad se alzaron no solo contra la opresión extranjera, sino también contra un régimen que asfixiaba a su propio pueblo. Hoy, al conmemorar el 181° aniversario de esa gesta heroica, las palabras de Duarte resuenan con urgencia: «Vivir sin patria es lo mismo que vivir sin honor.»

En este aniversario de nuestra independencia, enfrentamos desafíos modernos pero igualmente críticos. Una élite política y económica ha secuestrado nuestros sueños, manipulando el poder para su beneficio y dejándonos promesas vacías que resuenan en un eco de desesperanza. Inspirados por el legado de Duarte, es imperativo no solo recordar su llamado a trabajar «por y para la patria», sino actuar en consecuencia.

Es tiempo de revivir el bienestar del pueblo, que ha sido relegado a un segundo plano durante demasiado tiempo.

Desde el Frente Cívico y Social vemos la crisis actual como una oportunidad dorada para reestructurar nuestras prioridades y edificar una sociedad más justa y equitativa. «Dios, patria y libertad» fueron los pilares que Duarte erigió para nuestra nación, y bajo esos mismos principios debemos unirnos para remodelar la realidad que hoy enfrentamos.

Esperanza

Las candidaturas independientes emergen como una vía crítica para construir un proyecto político auténtico que realmente encarne las aspiraciones del pueblo. Representan la esperanza de refundar la sociedad bajo el espíritu constitucional que haga  una realidad palpable de un Estado Social y Democrático de Derecho, un estado donde las decisiones se toman pensando en el bienestar común y no en los intereses mezquinos de una minoría.

La lucha contemporánea que debe librar el pueblo dominicano es contra un adversario interno tan destructivo como cualquier colonizador del pasado.

Con plena conciencia de nuestra poderosa unidad, es imperativo que nos levantemos con un coraje inquebrantable y una firme indignación contra aquellos que osan dictar nuestro destino.

Debemos confrontar decididamente a quienes usurpan nuestras libertades, reclamando el control de nuestro futuro con manos firmes y corazones resueltos.

Imagina un país donde cada dominicano pueda vivir con dignidad, inspirado por principios morales sólidos y cívicos. Un país donde la juventud y la experiencia colaboren para crear un futuro próspero; donde los ancianos reciban el respeto y cuidado que merecen; y donde nuestros niños crezcan en un ambiente seguro y estimulante.

Hoy, más que nunca, es esencial forjar alianzas entre todos los ciudadanos comprometidos, dispuestos a colaborar para garantizar que el mañana sea libre de las cadenas del deshonor. No permitamos que el caos y la desigualdad sigan manchando nuestra tierra.

Es hora de transformar la desesperación en esperanza, el desorden en orden y la injusticia en equidad. Dejemos las gradas y avancemos juntos al campo de juego.

Unámonos en este empeño puro, dejando que la integridad de la palabra de Duarte sea nuestra guía y no solo un lema. Así, cuando futuras generaciones miren atrás, verán que nuestro esfuerzo unido y valiente forjó una patria digna de orgullo, una patria verdaderamente para todos.

Que Dios bendiga nuestra nación y que el espíritu de Duarte nos inspire y guíe en este camino hacia la verdadera independencia. ¡Juntos podemos y debemos hacerlo! ¡El momento es ahora!

¡Despierta, RD!