Nuestra humanidad va marchando hacia lo incierto
POR RAFAEL ACEVEDO PEREZ
El conteo del tiempo es costumbre desde los albores de la humanidad. Muchos pueblos aprendieron a contar los años por los fríos invernales y los calores de los estíos. Mejoraron sus calendarios estudiando los ciclos de la luna y sus perfiles que avisaban tiempos de siembra o de cosecha.
Los mayas tuvieron avances increíbles sobre la medición de los tiempos. La tradición judeocristiana tuvo una escritura y su calendario estuvo además marcado por dramas, episodios, mandatos y revelaciones.
Vivimos ciclos, ritmos, programas, horarios. Marcamos fechas que por gloriosas o infaustas están vinculadas a nuestra identidad y devenir histórico.
Los calendarios son elementos básicos de la organización social y política, y de cultos religiosos. Hubo gobernantes cuya gloria personal superaba la de sus absurdos dioses, que se incluyeron en los calendarios y se retrataron en las monedas. Julio César se fabricó un mes, y Augusto César, para no ser menos, se hizo el suyo también de 31 días; obligando a que el mes 10, diciembre, fuera el mes 12.
Estos ritmos están de forma manifiesta u oculta en nuestros órganos y sistemas celulares (E. Zorobabel), con fechas de caducidad y plazos, juveniles y seniles, que se cumplen. Aunque hay muchos que en vez de cumplirlos, “se les cumplen” los años; como pagarés y deudas, sin haber honrado lo uno o lo otro.
Y llegan tiempos para los que poco nos preparamos, acelerados en logros profesionales y comerciales; afanando por sobrevivir; o incluso tras necedades y novedades; u ofertas tipo “thanksgivings”,” black-Fridays”, “merry-christmas” y “happy-new-years”.
Hemos sido noveleros de los nuevos tiempos, espectadores de modas, y de lo científico-tecnológico. Tan atentos a las innovaciones que apenas hemos tenido tiempo para observar por donde o hacia dónde caminamos.
Nuestra humanidad va marchando hacia lo incierto, y mientras la ciencia nos garantiza más años de vida, no nos dice qué hacer con ellos; excepto cuidar nuestra salud y nuestro ánimo para durar y durar, pero muy poco o nada sobre como madurar. Ni siquiera aprendemos a salvar nuestro planeta; sin llegar siquiera a saber para qué vivimos.
Personalmente, tengo una enorme pena por los que aún en sus años mayores no han alcanzado a conectar con el verdadero propósito de la vida, y que como niños traviesos todavía no se enteraron de cuál era el juego, creyendo que era solo cuestión de disfrutar y esperar cada año la nueva juguetería de la mercadotecnia y la tecnología, prestos a visitar las nuevas catedrales del consumismo, los grandes centros comerciales, como creyendo que el juego eterno se llama Santa Clos, el abuelo mítico que da de todo a los que ya tienen, y poco o nada a los desposeídos; mientras finge su carcajada (pagada por la empresa): ¡Jo, Jo, Jo! Vacía de amor, sin compromiso con la vida y con lo verdadero.
Pasan los tiempos. Pero para los que le creemos a Dios, apenas empiezan. Y nos llena de profundo placer saber que estos años maduros que estamos cumpliendo, tan solo son un ensayo de Eternidad
JPM.

Trump elige a Susie Wiles como jefa del gabinete en Casa Blanca
Abinader entrega muelles en Río San Juan y Cabrera para la pesca
Primer Ministro Haití seguirá en Puerto Rico, su futuro es incierto
Tormenta nieve afecta vuelos salen de RD a Estados Unidos
Un muerto y un herido durante una intervención policial en SFM
Encuestas predicen importante revés de Donald Trump en 2026
COE reporta otros 11 muertos, 144 heridos y 118 accidentes
Zelenski deja elecciones en manos socios internacionales
El Indomet anuncia para este viernes lluvias y olas anormales
García Fermín ve infundados vaticinios de Leonel Fernández
China impone sanciones contra veintena de empresas de EEUU
Rusia toma otra localidad en la provincia de Zaporiyia, Ucrania
OMS alerta sobre alto número muertes por alcohol en Europa

















Excelente enfoque del tiempo y la Espiritualidad