No soy de este mundo

Huir de una realidad es la manifestación externa de una situación interna, ante una realidad que está fuera de su control. Muchas personas consideran que el enfermo de mente está fuera de sí, porque no responde a la realidad de su entorno. Sin embargo, todo ser humano, puede ser considerado como fuera de sí, en algunas ocasiones y circunstancias determinadas. De ahí que, la expresión «no soy de este mundo,» nos dice mucho de las personas y sus circunstancias; pues muchos no son locos, sino mal entendidos. El mundo no anda bien, por lo que, reconocer las causas de la reacción no «soy de este mundo» es de suma importancia. Una de ellas, es la discriminación social que existe en este mundo. Muchas personas son puestas aparte por diferentes circunstancias, tales com la situación económica, ubicación geográfica, color de la piel, religión, situación intelectual, agrupación política, y hasta por la estatura del individuo. El mundo es muy complejo, poco comprendido, y sobretodo injusto. El mundo es el reflejo de lo que cada uno tiene en su interior proyectado a su exterior; de ahí que todos somos culpables de que nuestro mundo sea tan insoportable. Si el ser humano pudiera analizar que todos somos iguales, pues estamos formados de las mismas sustancias tanto físicas como espirituales. Por eso debemos entender que no somos diferentes a los demás. La igualdad consiste en que todos fuimos creados a imagen y semejanza de Dios. Somos obra de Dios. He observado que de todo ser humano se puede aprender; alguien no es tan sabio que lo sepa todo, ni tan bruto que no sepa nada. A los convertidos cristianos, en muchas ocasiones, personas los han tratado como si fueran locos, quizá por el fanatismo religioso, o porque tienen una respuesta a la mayoría de las cosas diferente a las que dan los demás. Pero es importante señalar que ese comportamiento se debe a un conocimiento y a una actitud de fe. Los que no conocen este campo del mundo humano, lo juzgan erróneamente. Las personas que no han tenido el privilegio de egresar de alguna escuela, generalmente se le tilda de bruta. Sin embargo, es un grave error pensar que ellas son brutas, puesto que ellas tienen un cúmulo de conocimientos, producto de la experiencia de la vida, la contemplación, la meditación, entre otros medios del aprendizaje. Los autodidactas son personas normales, que logran alcanzar grandes conocimientos, aunque dichos conocimientos no cuenta con un título que lo avale. Conozco muchas personas de éstas que son genios del conocimiento, las habilidades y destrezas. No merecen ser discriminadas. En el pensamiento judaico y cristiano, se considera un pecado hacer distinción entre las personas. Santiago, escritor en el Nuevo Testamento, dice: «Si en verdad cumplís la ley real, conforme a la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, bien hacéis; pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado, y quedáis convictos por la ley como transgresor» Stgo. 2:8, 9. Por eso con sabiduría enseña: «Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas» Stgo. 2:1. Muchas personas discriminan a otros, por la situación económica, ¿cuál vale más el dinero, o la persona? Sin duda que para algunas personas el dinero vale más. Estas no saben apreciar el valor de las personas, por eso Jesucristo, el Hijo de Dios, dij «Ninguno puede servir a dos señores; porque aborrecerá al uno y amará el otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas» Mt. 6:24. Si no son capaces de apreciar a Dios por encima de las riquezas, ¿cómo podrán valorar a un hombre pobre? «No soy de este mundo» es una expresión que he oído de muchas personas, porque rechazan las maneras, en que la mayoría de las personas actúan. Jesucristo, dejó bien claro que el mundo se había desviado, y por ende se había perdido de su verdadero rol social y espiritual. Por eso dijo ante Poncio Pilat «Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí» Jn. 18:36. Y orando al Padre, Jesús le dijo sobre sus discípulos: «Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo» Jn. 17:14- 16. Maravillosamente, Jesucristo plantea una realidad, sus discípulos si aceptaban sus doctrinas no podían obedecer a las corrientes que dominan el mundo; pues, cristianismo y mundo son dos cosas diferentes. El mundo son las cosas que están y dominan e mundo. Cosas que son del mund fornicación, adulterio, hurtos, homosexualidad, avaricia, idolatría, hechicería, homicidio, entre otras, las cuales no corresponden a una vida cristiana. De ahí que Jesucristo dij «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?» Mt. 16:24- 26. «No soy de este mundo,» es una expresión que todos debemos analizar para saber si en el interior estamos de acuerdo con ella. Pocas personas están de acuerdo en que el mundo va por buen sendero; más la mayoría, dice que el mundo está muy mal. Entre los que se manifiestan en radio y televisión, como en la prensa escrita y digital el sentir es que el mundo debe cambiar. Entonces, la realidad es que Jesucristo tuvo razón al decir: «Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido» Lc. 19:10. Piense en «No soy de este mundo.» ¿Quién debe cambiar, el mundo o nosotros? El mundo es resultado de lo que somos. Dios le bendiga.

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