No es política, es responsabilidad ciudadana
Por Rafael Ramírez Medina
En cada artículo que escribo busco dejar muy claro que no respondo a intereses partidarios ni defiendo gestiones específicas. Mi compromiso es exclusivamente con el país y con una visión ciudadana responsable. Lo que me mueve es la preocupación por los problemas reales que afectan a millones de dominicanos. No escribo para agradar, escribo para despertar conciencia. La crítica constructiva es una obligación cívica. Y mi única agenda es la verdad.
Los males que hoy nos golpean vienen de muy lejos y se han repetido por décadas sin importar quién ocupe el poder. La corrupción, la improvisación, el clientelismo y la falta de planificación han sido constantes en nuestra historia moderna. No son fallas nuevas ni exclusivas de una administración. Son patrones profundamente arraigados en un sistema político que no ha logrado transformarse. Por eso, cualquier análisis serio debe mirar el problema estructural. No las coyunturas.
Algunos lectores interpretan mis reflexiones como una defensa indirecta a determinados sectores. Esa percepción, aunque común, parte de un error. Mi visión es independiente, crítica y basada únicamente en hechos. Cuando señalo avances, no es por afinidad política, y cuando denuncio fallas, no es por intereses personales. Mi brújula es siempre el bienestar colectivo. Lo que escribo nace de la responsabilidad social, no de simpatías partidistas. Eso debe quedar claro.
La República Dominicana enfrenta una serie de desafíos acumulados, un sistema educativo debilitado, un sector salud con brechas profundas, altos niveles de inseguridad y una economía donde la desigualdad sigue marcando el ritmo de la vida diaria. Ninguno de estos problemas apareció de la noche a la mañana. Son la consecuencia de décadas de falta de visión estratégica. Y mientras no los enfrentemos con seriedad, seguiremos estancados. Esa es la realidad.
Nuestro sistema político se ha convertido en un ciclo repetitivo donde cambian los nombres, pero no cambian las prácticas. Los mismos partidos, las mismas figuras y los mismos métodos se reciclan elección tras elección. El país, en lugar de avanzar hacia un modelo institucional moderno, continúa atrapado en una cultura política que prioriza el corto plazo y los intereses particulares. Esta repetición constante impide el verdadero progreso nacional. Y desgasta la esperanza.
Es por eso que escribo de forma directa, sin adornos y con la fuerza que la situación exige. No para atacar, sino para provocar reflexión. No para dividir, sino para invitar al debate honesto que este país necesita. Creo firmemente que un ciudadano informado y consciente es la base de cualquier transformación. Y si mis palabras incomodan, es porque van dirigidas a una verdad que muchos prefieren evitar. Pero evitarla no la borra.
Cáncer
La corrupción sigue siendo un cáncer que afecta la eficiencia del Estado, distorsiona la economía y frena las oportunidades de quienes más las necesitan. No es un invento ni una exageración; es un problema real que todos conocemos. Sin transparencia no hay desarrollo posible. Y sin instituciones fuertes, cualquier plan futuro se derrumba al primer obstáculo. Hablar de este tema no es pesimismo, es responsabilidad con nuestra nación. Y es un deber moral.
Otro de los grandes desafíos es la educación, porque un país con bajo nivel educativo se vuelve vulnerable a la manipulación y al atraso. Un pueblo poco formado es más fácil de controlar, de comprar y de silenciar. Por eso la educación debería ser la prioridad número uno. Sin embargo, históricamente ha sido tratada como un compromiso secundario. Y mientras la formación ciudadana siga postergada, el progreso será siempre limitado. Esa es la verdad.
La seguridad ciudadana también vive una crisis que ha crecido con el tiempo. Las familias sienten temor, la delincuencia se expande y la impunidad se ha vuelto parte del paisaje. No se trata solo de policías o leyes, es el reflejo de un deterioro social acumulado. La falta de oportunidades, la desigualdad y la debilidad institucional alimentan este fenómeno. Y sin reformas profundas, seguiremos atrapados en la misma espiral. Con consecuencias graves.
Muchos me preguntan por qué escribo con tanta franqueza. La respuesta es simple, porque alguien tiene que decir lo que otros callan. Porque la indiferencia es parte del problema y el silencio no transforma. Mis reflexiones buscan despertar, incomodar y motivar una discusión seria sobre el país que queremos. No me mueve la política, me mueve la responsabilidad. Creo que es hora de hablar con claridad y sin miedo
Seguiré escribiendo desde la total independencia, comprometido únicamente con el interés nacional. Mis críticas siempre serán constructivas y orientadas a la mejora, nunca al ataque vacío. La República Dominicana merece instituciones fuertes, servicios dignos, seguridad real y oportunidades para todos. Pero nada cambiará hasta que enfrentemos nuestros males estructurales con honestidad y decisión. Ese es el propósito de mis artículos, aportar a que despertemos como sociedad. Y a que avancemos de verdad.

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Aunque la República Dominicana ha mejorado ligeramente en los índices de percepción de la corrupción, sigue siendo un país de alto riesgo en la región. Para quienes vivimos en lugares con instituciones más sólidas, ver estas repeticiones resulta desalentador. Queremos regresar, pero no para apoyar un sistema donde cambian los nombres y no las prácticas. Aspiramos a un país donde invertir sea un verdadero acto de confianza en un futuro construido
Nuestro principal problema ademas de los Haitianos, es nuestra abismal falta de educacion basica y como muestra, esta es la hora que ni hablar medianamente mal el Español hacemos.
te estas curando.. de los que pueda… interpretar de las… opiniones que recibe… de quienes somos receptores… de tus opiniones… y quizas, en partes… podrias tener… razones… ahora, donde le pone… el punto a la i… es cuando afirmas… avances a este… narcoPRMIsmo, porque… ado’nde diablo ve… e’stos?… si muchos servicios… que brinda el gobierno… cuando entro el narcoPRMismo… estaban mejorados… hoy son tollos…
… y de ellos, para saberlos… no tengo que enumerartelos… estan muy palpables…
EN EL DESPERTAR DEL CIUDADANO ESTA LA ESPERANZA Y EN LA UNIDAD ESTA LA FUERZA. UNETE A ROQUE ESPAILLAT