Necesaria frugalidad financiera  (OPINION)

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El autor es administrador financiero y contralor general de la República. Reside en Santo Domingo

Es difícil hablar de restricción, comportarse en la vida con el comedimiento que demandan las circunstancias, planificar los gastos, ser frugal en la vida, en fin ser disciplinado y por supuesto, privarse de ciertos gustos, aun cuando se tienen necesidades insatisfechas acumuladas.

Es duro para muchas personas que no tienen vocación de organizarse y mucho menos de no gastar cuando los ingresos son exiguos o cuando de buenas a primeras, ingresan flujos de efectivo extraordinarios y no se tiene cultura financiera y económica, cuando esta formación debió comenzar en el hogar y continuar en las aulas de los centros de estudios.

El pedir a los pobres y clase media que se organicen, que sean económico, que ordenen sus finanzas, que no se dejen arrastrar por el bombardeo de la publicidad, que invita a consumir sin control y, más cuando se sabe que nadie vivirá eternamente, que nadie saldrá vivo de esta tierra, que no se sabe cuándo los humanos desaparecerán de la faz de la tierra, lo que les obliga a planificar el futuro y no vivir el día a día.

Son pocas las personas que se someten a un régimen de organización de disciplina, de ahorro, de austeridad, de cumplir con objetivos y metas concretas, con unas estrategias bien orquestadas para alcanzar los propósitos que han pensado lograrse.

Hoy se vuelve hablar, escribir y analizar, de llevar a cabo reformas estructurales, que se requieren ejecutar para hacer que la vida de un país sea más llevadera, principalmente cuando la población va creciendo,

Cuando un pueblo requiere de más bienes y servicios, aquí se impone que los recursos se racionalicen para que los panes puedan alcanzar para todos.

Precisamente, hace varios años que debió enseñarle al pueblo, la necesidad de organizarse pero si esta enseñanza no proviene de arriba hacia abajo y, no se impone una cultura de ahorro, no se puede pedir peras al olmo, cuando quienes son llamados a enseñar con el ejemplo no lo hacen o, no lo hicieron en su momento, entonces no se puede pedir a los demás que se sometan a llevar una vida organizada.

Pero cuando un mandatario se dispone organizar las finanzas y el comportamiento mismo de la vida de sus habitantes, aplicando la conocida voluntad política para hacer posible que la Constitución, las leyes adjetivas, los decretos, resoluciones se respeten en la práctica, entonces si se puede decir que las cosas podrán realizarse acompañado de un efectivo régimen de consecuencias.

Romper viejos esquemas

El presidente, Luis Rodolfo Abinader Corona, desde su primer cuatrienio de gestión gubernamental, se ha dispuesto seriamente organizar la nación dominicana, rompiendo viejos paradigmas, viejos esquemas, arcaicos modelos que hoy ya no se ajustan a los cambios que viven los dominicanos y el resto del mundo.

A pesar de las resistencias a los cambios, las oposiciones de mentes retrogradas, el presidente desarrolla una gran cruzada en lograr que el país dominicano, pueda insertarse en el concierto de naciones que se acercan al modernismo o han alcanzado niveles de desarrollo apetecidos, exhibidos por otros países, a tono con los nuevos tiempos y con una generación de seres humanos,  que requieren de tecnología y avance científicos.

El presidente, a los fines de educar con el ejemplo desde el solio presidencial, a diario enseña a sus gobernados que deben ser frugal al gastar, sugiriendo achicar el tamaño del Estado, para solo trabajar con instituciones más funcionales, más eficientes y efectivas, que respondan a las necesidades crecientes de los dominicanos, que merecen mejores bienes, servicios y obras en tiempo real.

La propuesta de achicamiento del Estado que hace el ejecutivo con el propósito, además de ahorrar y redireccionar los recursos donde se debe gastar o aplicarlos en las necesidades más acuciantes de la población, principalmente en la población más vulnerable.

Se comprende que el camino no es fácil transitarlo pero como decía el poeta español Antonio Machado: “caminante no hay camino, se hace camino al andar”. El presidente consciente de esta expresión, se decidió definitivamente a transitar el camino, aunque tortuoso, para alcanzar lo que a otros gobernantes se les dificulta y a otros les faltó coraje y voluntad política, pensando en el costo político que las reformas les podía acarrear, reformas a favor de una población que clama por tener mejor suerte, mejor vida.

La nación dominicana, se encuentra en la antesala de lograr cambios significativos en lo financiero, económico, político y social, con las iniciativas presidenciales de reformar la constitución, reformar la fiscalidad, reformar y modernizar la labor de los trabajadores, reformar los aspectos sociales y la seguridad ciudadana.

Pero para alcanzar lo anterior, se requiere apoyo de los distintos sectores de la población, que comprendan y entiendan lo que persigue su presidente con las anunciadas reformas propuestas, que no es más que institucionalizar el país.

Hacer de las instituciones, entes y órganos más efectivos y eficientes, donde prime la burocracia cero, con mejores bienes, servicios y obras civiles, mejor salud, educación, planes de viviendas, mejores servicios sociales.

Más y mejores empleos pero se requiere además de voluntad política, apoyo y comprensión de la población para llevar a feliz término la visión de futuro que persigue el presidente con urgencia. No se puede esperar más tiempo, es hoy, no mañana.

Sin retórica, sin subterfugios, sin poses, solo con humildad, trabajo, sinceridad, frugalidad, buenas intenciones, consenso y voluntad política, haciendo del erario la cuenta depositaria de los fondos financieros para aplicar los mismos de forma honesta en las necesidades insatisfechas, que requieren financiamiento urgente no con préstamos sino con ahorro interno.

La nación dominicana, llegó a su  punto de inflexión, donde se requieren de cambios urgentes, que lleven mejor vida a todos los dominicanos.

Buen uso del debido recaudo, con una fiscalización que garantice la correcta y honesta aplicación de los recursos del Estado.

Llegó el momento de la responsabilidad, la honestidad, eficiencia y efectividad, no más retrasos, no más demagogias, no más engaños.

El pueblo observa el comportamiento de sus líderes y, la responsabilidad que estos exhiben.

El gobierno del presidente Luis Rodolfo Abinader Corona, cumple con la parte que le corresponde, en el marco de las reformas de cambios que demanda la población, ahora solo se espera que los demás sectores cumplan con las suyas.

felix.felixsantana.santanagarc@gmail.com 

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