Munícipes pagan la ceguera de sus funcionarios

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El autor es periodista. Reside en Sabaneta

SANTIAGO RODRIGUEZ.- Hace pocos días se difundieron imágenes en las que representantes de la Dirección General de Seguridad de Tránsito y Transporte Terrestre (Digesett) junto con algunos miembros del ayuntamiento de San Ignacio de Sabaneta realizaban un operativo vehicular de reordenamiento del tránsito.

El tema de la viabilidad y el transporte en la República Dominicana recuerda el título del libro “La Isla al Revés”, de Joaquín Balaguer, que explora las tensas relaciones entre la República Dominicana y Haití. En este caso, podría usarse como una metáfora de cómo nuestras ciudades parecen operar al revés, con tránsito desordenado y medidas insuficientes.

La viabilidad es uno de los temas más precarios en el país. Hoy, Santiago Rodríguez y el resto de la nación fueron testigos de cómo vehículos eran montados en grúas, una acción que solo afecta a los ciudadanos comunes, quienes terminan pagando las consecuencias de la incompetencia de los funcionarios. Estos últimos, elegidos muchas veces sin medir su capacidad, se han dedicado a observar cómo se deteriora la organización vial sin tomar medidas efectivas.

Sabaneta

Es cierto que quienes se estacionan mal, poniendo en peligro su vida y la de los demás, deben recibir una multa; es una forma de hacer conciencia. Sin embargo, ¿Qué pasa con los funcionarios responsables de permitir construcciones sin estacionamientos adecuados? Esos mismos funcionarios no enfrentan sanciones mientras los ciudadanos pagan las consecuencias de su negligencia.

En las últimas décadas, los “defuncionarios” de la provincia han demostrado una preocupante falta de visión. Las primeras calles de Sabaneta eran amplias y funcionales, pero hoy parecen callejones debido a la falta de planificación. Esta situación refleja la carencia de una visión de crecimiento y desarrollo sostenible.

Aún peor es la facilidad con la que se construye en el país sin regulaciones claras. Si se tiene dinero o conexiones con el gobierno, se pueden evitar los requerimientos para construir casas, negocios o establecimientos comerciales. La mayoría de las empresas y negocios en la zona urbana de Sabaneta no cuentan con estacionamientos propios. Una excepción destacable es la Cooperativa Coopsano, que cuenta con su propio local y parqueos.

Esta situación obliga a los ciudadanos, quienes no tienen culpa alguna, a pagar las consecuencias de las malas decisiones de los funcionarios electos. Mientras tanto, los responsables continúan ignorando las necesidades básicas de infraestructura.

Si Santiago Rodríguez sigue por esta misma ruta, el futuro será sombrío para las futuras generaciones. Es imperativo que los funcionarios actúen con urgencia. No se puede permitir que ningún negocio o empresa se construya sin los estacionamientos requeridos. Los planos deben revisarse y aprobarse solo si cumplen con las normativas necesarias. Del mismo modo, es inconcebible que casas de tres o cuatro habitaciones no cuentan con uno o dos parqueos privados.

El tránsito en Sabaneta ha pasado de ser tranquilo a ser un caos absoluto. Este problema es resultado directo de la inacción y la falta de visión de los responsables de los defuncionarios de las últimas décadas. Es hora de que ellos asuman su responsabilidad y trabajen para devolverle a la ciudad el orden y tranquilidad que los santiagorrodriguense merecen.

jpm-am

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