Muerte de algunos grupos de chat en las redes sociales 

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EL AUTOR es escritor. Reside en Santo Domingo.

Los grupos de Chat mueren de apatía y cansancio, de repetición, de hastío, de aburrimiento y falta de entusiasmo. Unos se mueren solo. Otros los matan. Y otros, cuando están moribundos, en su agonía final,  algún  desorbitado viene  le da la estocada definitiva.

Algunos grupos desaparecen porque parte de quienes los componen los atosigan de trivialidades e intrascendencias. Mueren porque tienen expertos en recoger todas las insignificancias que andan rodando en las redes para ponerlas en el grupo.

 Otros chats mueren de imprudencia y de  falta de tacto en  sus contertulios. Algunos   son inoportunos y procaces,  suponen que todas sandeces que pasan por  sus cabezas las pueden soltar  en el chat  igual que un pájaro suelta  plumas cuando bate sus alas al atravesar el viento.

Hablan de los más variados temas, tengan o no dominio de los mismos,   hacen preguntas fuera de lugar, y con frecuencia ponen contenidos ajenos a la naturaleza y propósitos del grupo.

Algunos carecen de cuidado para preguntar: ¿De qué murió…?  cuando alguien anuncia en el grupo la partida de un ser querido.  Al momento en que precisamente un tema grave, serio y preocupante está en desarrollo, alguien de forma impetuosa trae una ocurrencia ligera y barata, un asunto escandaloso, pero harto conocido y que si aún fuera nuevo es poco lo que aporta.

 Lo más apropiado  antes de entrar a un chat es   informarse del tema que está curso, es tomarse un poco de tiempo y chequear si hay algún debate sobre la mesa.  Si el tema en desarrollo no le interesa, y usted no tiene nada que agregar ni nada que refutar, espere su desenlace, no entre al coro sin saber en que tono va la música que se está tocando. No desafine.

 En los temas en debates no trate de complacerlos a todos, tampoco se empeñe en contradecirlos o convencerlos a todos, exponga sus ideas conscientes del riesgo de que no todos necesariamente tienen que están de acuerdo con usted, y respete y  sáquele provecho a los comentarios que no favorecen su posición.

 Haga de su grupo un espacio ameno y enriquecedor. No aparezca parapetado en extremos ni cerrado a las opiniones que corren en su grupo.  Sea sobrio y evite que sus amarguras, frustraciones y resentimientos se sientan dominante en su discurso. Cuídense del sensacionalismo, de la infamia, del contagio de divulgaciones toxicas que hacen daño a otros. Por el contrario, como dice Filipenses 4:8 “todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”.

 Ah, ya se me olvidaba. No en todos los grupos se puede sobrevivir, hay grupos que son duros de matar. Si usted siente que un grupo le aporta poco y al mismo tiempo usted entiende que no hay mucho que aportarle al grupo, usted tiene, sin despedidas sensibleras y sin mucho protocolo, la opción de “salir del grupo”. Use esta opción con sabiduría y a conveniencia propia.

 En  los grupos participe con tolerancia y amor, enriquezca a otros y déjese enriquecer, edifique a otros y déjese edificar. Pero si  el grado toxicidad de un grupo pone en riesgo su supervivencia espiritual y el desarrollo de su vida cristiana, la opción “salir del grupo” es la más atendible y sana.  Retírese sin escandalizar y sin ruido. Más adelante hay otros grupos.

jpm-am

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Rafael
Rafael
1 Año hace

Muy buen análisis. Mis felicitaciones al autor.