Misticismo y trascendencia en la poesía española

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LA AUTORA es estudiante de la Licenciatura en Lengua y Literatura. Reside en Santo Domingo.

POR FATIMA PUELLO

Si bien es cierto que no recuerdo haber tenido alguna experiencia mística, como  muchos dicen, que han hablado con Dios o se les ha presentado en diversas ocasiones,  pues yo no he tenido esa dicha, pero sí creo en su existencia y en que existe un lugar  divino, el cual se nos ha prometido a todos aquellos que crean y se arrepientan de los  pecados cometidos, como lo ha expresado “La Biblia” en (2 Pedro 3:13-14) “Pero  nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora  la justicia. Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad con  diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensibles, en paz”.  

Es necesario entender que solo quiero descifrar la poesía mística del Siglo de Oro  español, el cual se caracterizaba por la espiritualidad y el deseo de trascendencia,  explorando el amor por lo divino y la búsqueda de la plenitud espiritual, mediante la  implementación de metáforas, símbolos y alegorías que van más allá del lenguaje común  y ordinario.

La poesía mística de los autores del Siglo de Oro español, como San Juan de la  Cruz, Santa Teresa de Jesús y Fray Luis de León, son expresiones profundas y tesoro  literario, que logran sumergir a cualquiera que las lee en un mundo espiritual, con temas  complejos como el amor por lo divino y la relación del ser humano con Dios.

Pero, ¿Qué querían en realidad estos autores al escribir sus versos y darlos a conocer ante el mundo?

Muchos creerán que las cosas místicas se deben callar, ya que la etimología de  esta palabra según la RAE, viene del misterio o cosas ocultas, sin embargo, los autores  místicos han demostrado que aquello oculto y que no podemos ver a simple vista, se basa  en la creencia y en la espiritualidad.

Los autores que mencionaré a continuación a pesar de sus estilos y perspectivas  propias coinciden en una serie de elementos comunes que le brindan forma a esa corriente  literaria conocida como el “Siglo de Oro español”, marcado por esos versos místicos y  esas creencias espirituales que han subsistido hasta nuestra época.

Empezando por San Juan de la Cruz un poeta y místico Carmelita, que ha sido  una de las figuras central en la poesía mística española. Su lenguaje poético está lleno de  simbolismos y emociones espirituales que reflejan su unión mística con Dios y su deseo por alcanzar lo divino, como es reflejado en el siguiente verso de su poema “Cántico”:

«¿Adónde te escondiste, / Amado, y me dejaste con gemido? / Como el ciervo huiste, /  habiéndome herido; / salí tras ti clamando, y eras ido.» (vv. 1-5), en este verso expresa la  añoranza del alma por la ausencia de Dios, a quien busca con desesperación, sintiéndose herido y desahuciado.

Me llama la atención esa idea de anhelar la presencia de alguien, a quien se sigue fielmente y que huye aun sabiendo que lo sigues, pero más me atrae esa  suplica de presencia que presenta el autor “Descubre tu presencia, y máteme tu vista y  hermosura; mira que la dolencia de amor, que no se cura sino con la presencia y la figura” (vv. 50-54).

En poemas como “La noche oscura” San Juan habla acerca del proceso de  purificación y desprendimiento necesario para alcanzar la unión mística, a pesar de la  oscuridad que nos rodea, entonces si bien es cierto que para alcanzar lo divino es  necesario limpiar el alma y tratar de mantener la pureza en este mundo terrenal. “Aquésta  me guïaba, más cierta que la luz del mediodía, adonde me esperaba quien yo bien me  sabía, en parte donde nadie parecía” (vv. 21-25), San Juan entendía que esa luz que lo iba  a guiar en medio de la oscuridad y que le iba a permitir llegar a ese lugar prometido era  su Amado, en quien confiaba y por el cual él quería mantenerse puro.

Otro de los místicos que resaltaron en el siglo de Oro español fue, Santa Teresa  de Jesús, mística, teóloga, escritora y fundadora de la orden de las Carmelitas Descalzas.  Esta Santa ha sido una figura representativa del siglo de Oro español. Escritora del “Libro  de la vida” en el cual relata su vida, experiencia con lo divino y su relación con Dios,  mediante una autobiografía.

En sus obras se evidencia un estilo sencillo, coloquial y directo, mediante el cual  muestra su experiencia con lo místico. En la producción de esta autora se refleja de  manera profunda y apasionada el anhelo del alma para encontrarse con Dios, a quien al  igual que San Juan considera su Amado.

Santa Teresa expresa la belleza, la profundidad, el anhelo y esa sed de Dios que  la consume. En sus versos se puede sentir cierto sufrimiento por su ausencia y la ansiedad  por alcanzarlo. Su poema “Alma, buscarte has de mí…” es una clara manifestación de  estos sentimientos, como lo expresa en su verso «Alma, buscarte has en Mí, / y a Mí  buscarme has en ti.» (vv. 1-2), un sentimiento de añoranza por ese ser divino al cual  espera, aquí Santa Teresa revela la idea que tiene, de que Dios mora en el interior del  alma y que allí es donde se le debe buscar, pues como ella misma lo aclara «Para hallarme

a Mí, / bastará sólo llamarme, / que a ti iré sin tardarme / y a Mí buscarme has en ti.» (vv.  25-28). Por tanto, tomando la palabra de esta mística es menester buscar en nosotros  mismos para encontrarnos con Dios.

Poemas como «Dilectus Meus Mihi» también muestran ese anhelo apasionado por  la unión con Dios, en el cual Teresa exclama: «Ya toda me entregué y di / y de tal suerte  he trocado, / que es mi Amado para mí, / y yo soy para mi Amado.» (vv. 1-4). Este verso  da la idea de que ya existe una fusión entre Dios y santa Teresa, lo cual confirma en el  siguiente verso; «Tiróme con una flecha / enherbolada de amor, / y mi alma quedo hecha  / una con su Criador.» (vv. 13-16). Para esta Carmelita Dios es su todo, su creador y su  Amado, con el cual ha construido un lazo al considerarse de él.

En su poema «Vivo sin vivir en mí…» expresa el sentimiento triste y doloroso que  le causa el no poder estar junto a su amado y el tener que vivir una vida, a la cual no  pertenece, ya que para ella su vida está en el señor, «¡Ay, qué larga es esta vida! / ¡Qué  duros estos destierros, / esta cárcel, estos hierros / en que el alma está metida!» (vv. 13-

16). Para Santa Teresa la vida terrenal es un infierno y esperar ese ascenso prometido con  el pasar del tiempo se ha hecho insoportable, por lo cual morir se le volvió más deseable,  «Sólo esperar la salida / me causa dolor tan fiero, / que muero porque no muero.» (vv. 17- 19).

En fin, la poesía Teresiana expresa ese deseo por alcanzar a su Amado, mediante  la belleza y el anhelo íntimo de su alma de estar con él, pero teniendo claro que solo él  puede calmar su sed y brindarle la vida eterna, la cual solo ha de alcanzar al morir en él,  “Véante mis ojos, dulce Jesús bueno; / véante mis ojos, muérame yo luego.» (vv. 1-2).

Como último, me gustaría mencionar a Fray Luis de León, poeta y escritor místico, considerado junto a San Juan y Santa Teresa como uno de los escritores más  importantes del siglo de Oro español. Su estilo se caracteriza por la claridad, elegancia y  el deseo espiritual de alejarse de las cosas terrenales para poder alcanzar la ascensión prometida por Dios, como lo refleja en el siguiente verso de su poema “Noche Serena” «Morada de grandeza, templo de claridad y de hermosura: mi alma que a tu alteza nació,  ¿qué desventura la tiene en esta cárcel, baja, oscura?» (vv. 11-15).

En sus poemas, Fray Luis refleja su anhelo de alcanzar la paz, la contemplación  divina y el conocimiento, Esto se ve en obras como “Oda a Francisco Salinas”, en la que  se elogia la música, la cual produce serenidad y que mediante esta serenidad Fray sufre

un desmallo, y lo considera como algo dichoso o como bien dice en su verso, muerte que  da vida “¡Oh, desmayo dichoso!¡Oh, muerte que das vida! ¡Oh, dulce olvido! ¡Durase en  tu reposo, sin ser restituido, jamás a aqueste bajo y vil sentido!” este es un poema que  expresa ese afán de escapar de la vida terrenal y lograr el levantamiento de su alma hacia  la grandeza celestial y la paz espiritual.

Otros poemas, como “Oda a la Vida Retirada”, abordan el tema de escapar del  ruido del mundo y encontrar la tranquilidad de una vida contemplativa, lejos de los afanes  y las vanidades. “Vivir quiero conmigo, gozar quiero del bien que debo al cielo a solas,  sin testigo, libre de amor, de celo, de odio, de esperanzas, de recelo” (vv. 41-45), en este  verso Fray Luis transmite un profundo anhelo de autosuficiencia, paz interior y libertad  emocional, buscando desprenderse de las ataduras y distracciones que puedan afectar su  conexión consigo mismo y con lo que considera divino o trascendente.

Por consiguiente, a pesar de que muchos piensen que lo místico debe considerarse  oculto, San Juan, Santa Teresa y Fray Luis han demostrado que para creer se debe tener  fe. Por esta razón, retomo la pregunta que hice al inicio: ¿Qué querían en realidad estos  autores al escribir sus versos y darlos a conocer ante el mundo?, pues sumergir a quienes  lean sus obras en ese mundo trascendental en el cual creían, y poder estar ante la  presencia de Dios, lo que se logra mediante la conservación y la búsqueda interior.

jpm-am

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Charles Za
Charles Za
7 meses hace

Que bien escribe esa niña, que Dios lo bendiga