Los errores de Trump y el renacer de la socialdemocracia
La historia política avanza en espirales: los excesos de un liderazgo no solo precipitan su declive, sino que abren paso a nuevas formas de organización social. En el caso de Donald Trump, sus errores —desde la gestión errática de la pandemia hasta la polarización institucional y el desprecio por los consensos internacionales— han dejado una huella que trasciende la coyuntura estadounidense. Lo que se presentó como un proyecto de fuerza y ruptura terminó mostrando las fragilidades de un modelo basado en el populismo de mercado.
La paradoja es evidente: al intentar desmantelar los pilares de la cooperación social, el trumpismo ha reanimado la discusión global sobre la necesidad de un Estado fuerte, capaz de equilibrar la desigualdad y proteger a las mayorías. Sus fallos se han convertido en argumentos que revitalizan la socialdemocracia como alternativa viable frente al caos del individualismo extremo.

En el plano económico, la desregulación indiscriminada exhibió sus límites y generó crisis que requirieron respuestas colectivas. – En el plano social, la retórica divisiva evidenció la urgencia de políticas inclusivas que fortalezcan la cohesión y la convivencia. – En el plano internacional, la apuesta por el aislamiento dejó claro que ningún país puede enfrentar solo los desafíos globales, desde el cambio climático hasta la seguridad digital.
Desde 2017, los privilegios otorgados por el gobierno de Trump a los sectores más ricos reforzaron en muchos países, la percepción de que la ultraderecha administra los recursos públicos en beneficio de las oligarquías. Como consecuencia, diversos liderazgos progresistas y socialdemócratas lograron llegar al poder. No fue un fenómeno aislado, sino una reacción política a ese estilo de gobierno.
Ejemplos de avances progresistas y socialdemócratas desde 2017: Chile — Gabriel Boric. socialdemocracia. Colombia — Gustavo Petro, socialdemócratas. Brasil — Luiz Inácio Lula da Silva, social demócrata latinoamericana. México — Andrés Manuel López Obrador (AMLO), de corte socialdemócrata. Bolivia — Luis Arce. Del Socialista. Honduras — Xiomara Castro, izquierda democrática.
En Estados Unidos también emergen señales del desplazamiento político. El nuevo alcalde electo de Nueva York, Zohran Mamdani, pertenece al Partido Demócrata y es miembro de Democratic Socialists of America (DSA), una expresión moderna del socialismo democrático en el país. Su ascenso simboliza el hartazgo de amplios sectores urbanos ante el discurso de la ultraderecha del movimiento MAGA.
En política, los errores no mueren: se transforman en lecciones. Trump intentó dinamitar los puentes del consenso, pero terminó reforzando la convicción de que sin justicia social no hay democracia sostenible. La socialdemocracia no regresa como nostalgia, sino como respuesta histórica.
El mensaje final es inapelable: cada vez que el populismo erosiona la convivencia, la democracia social resurge como antídoto y como destino. En este sentido, muchos de los gobiernos socialdemócratas que hoy ascienden —incluido el caso del próximo alcalde de Nueva York, Zohran Mamdani— son, en parte, producto directo de las consecuencias políticas generadas por el movimiento MAGA, liderado por Donald Trump.
jpm-am

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