Llegó la navidad
Llegó la navidad, los arbolitos encendidos destellan sus luces como arcoíris de lluvia y de sol, dejando encandilados con sus destellos todo a su alrededor anunciando la llegada de la navidad. El 25 de diciembre de cada se celebra el Nacimiento del Niño Dios, Jesús.
El corazón de los transeúntes late de prisa, de fiesta y se alegra más con los cánticos que corean que haya llegado la navidad y las muchedumbres que inundan la ciudad, con vestidos nuevos comprando los adornos, los santa claus, las rosas rojas de pascuas y abanicos de dulces de colores, carnes y frutas, que degustarían en la esperada nochebuena.
En las calles, supermercados y bares suenan los villancicos, augurando sentido de unidad y felicidad, ofreciendo los adornos y productos para toda la humanidad.
Navidad es tiempo de amor y de paz, la familia viaje y regresa para estar juntas, celebrar los logros alcanzados, llorar las penas de los seres perdidos, disfrutar de la cena celebrando la culminación de un año más de amor y de paz.
Bendecida sea la eterna navidad, ella conmemora la venida del Niño Dios – Jesús y se culminan las metas del año que ha pasado y dar inicio de esperanzas del un nuevo año que se avecina y que habrá que caminar.
La navidad es un periodo de reflexión de lo que hemos logrado. Es recordar las tribulaciones de Jesús a los pies del calvario, que vino al mundo a dar una nueva esperanza para la humanidad cuando se creyó que todo estaba perdido. Me refiero a los valores éticos y morales.
Vemos que en ese maravilloso periodo que abarca la navidad se consagra, consuma toda la creencia del mundo cristiano y los valores qué hay que preservar y que dan a la vida su esencia infinita.
Se oye el bullicio de las tamboras, la guira, la trompeta y a ritmo de acordeón animando las fiestas desde las madrugadas hasta el amanecer para alegrar las reuniones familiares, los intercambios de regalos, adornando los arbolitos, los pecebres, llevando serenatas, los cantos de Belén, las comelonas y borracheras, el trasnoche del día de nochebuena y la amanecida del día de Año Nuevo.
Todo ocurre como la brisa que se escurre entre pasillos y el embeleso, sin reproches, despacio, silente y de repente se ve todo colorido, lleno de colores; se rebosa la mesa con manzanas, uvas, dulces de colores, trajes nuevos, ensaladas, pavo, cerdo y pollo asado; vinos, cervezas, licores, coñac o shampagne, haciendo esto renacer, a la gente un nuevo amanecer.
Feliz navidad.
of-am

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