La trascendencia histórica de Juan Luis Guerra y 4-40
Este 7 de junio del 2017, Juan Luis Guerra, uno de los artistas dominicanos más trascendentes de todos los tiempos, cumplió 60 años. Y al hacer un balance de su obra y sus aportes a la música y la patria dominicana, podemos decir que Juan Luis y 4-40 han contribuído de manera muy importante a elevar el orgullo dominicano y a mostrar la calidad de la dominicanidad en el mundo.
UN ARTISTA DE DIMENSIÓN NACIONAL E INTERNACIONAL.
Juan Luis Guerra es, sin lugar a dudas, un artista resultado directo del merengue y la bachata.
Es considerado como uno de los mejores compositores de habla hispana. Su dimensión en ese aspecto se compara con la de Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Violeta Parra, Alberto Cortez, Manuel Alejandro, Joan Manuel Serrat, Joaquín Sabina, Víctor Manuel, Armando Manzanero, Chico Buarque, Juan Gabriel, entre muchos otros.
De su capacidad creativa han salido temas que por su calidad literaría y musical forman parte de la antología de la mejor música dominicana y del mundo. Temas como ʺOjala que Llueva Caféʺ, ʺVisa para un Sueñoʺ, ʺBurbujas de Amorʺ, ʺ Bachata Rosaʺ, ʺLa Bilirrubinaʺ, ʺEstrellitas y Duendesʺ, “Cuando te beso”, “Amapola”, ʺLas Avispasʺ, ʺLa Llave de mi Corazónʺ, ʺQue me des tu cariñoʺ, «A la vera”, “Tan solo he venido”, “Canción de sanidad”, entre muchos otros, demuestran la capacidad extraordinaria de Juan Luis para crear canciones trascendentes, perdurables en el tiempo y que se han convertido en temas ampliamente conocidos y cantados por mucha gente.
De sus 13 producciones y más de 20 compilaciones, Juan Luis y 4-40 han vendido más de 30 millones de discos. Y en las premiaciones internacionales como son los premios Grammy en su versión anglosajona y latina, Juan Luis ha escrito páginas memorables con los éxitos alcanzados. Ha ganado numerosos premios, incluyendo 18 Grammy Latinos, dos Grammy norteamericanos y dos Premios Latin Billboard.
Reconociendo su gran calidad y talento como compositor artistas importantes del mundo han grabado temas de Juan Luis. La lista incluye artistas como los mexicanos Luis Miguel, Emmanuel, el trío Los Panchos, Lucero, Mijares y Marco Antonio Muñiz, los españoles Ana Belén, Camarón de la Isla, Tomatito, Plácido Domingo y Mocedades, los puertorriqueños Gilberto Santa Rosa, Luis Fonsi y Danny Rivera, los brasileños Raimundo Fagner y Daniela Mercury, los dominicanos Romeo Santos, Milly Quezada y Jhonny Ventura, el argentino Diego Torres, el colombiano Juanes, el español Enrique Iglesias, entre otros. Asimismo, Juan Luis ha expresado su gran satisfacción por el hecho de que el tema «Ojala que llueva café» fue grabado en idioma hebreo y «Burbujas de Amor» en Alemán.
La prestigiosa Revista Billboard, le entregó en el 2005 el premio especial «Espíritu de Esperanza», por sus éxitos como artista y su ayuda a los más necesitados a través de la Fundación Juan Luis Guerra. El premio Lo Nuestro, que se realiza desde hace más de tres décadas en la ciudad de Miami, le hizo entrega del «Premio a la Excelencia 2007», por sus aportes a la histona de la música latina y a la sociedad de América Latina.
Otra distinción de gran importancia que consolida la figura internacional de Juan Luis como artista fue su declaración como «Icono de la Música», por parte de BMI, una organización americana de derechos de ejecución que reúne a más de 300 mil compositores y que maneja un repertorio de más de 6.5 millones de obras musicales en el mundo. Esta distinción se realizó por el aporte de Juan Luis a la música latina y por su influencia en las generaciones de creadores de música.
Juan Luis se formó musicalmente desde el punto de vista académico en el famoso Colegio de Música de Berklee, en Boston. Allí estuvo dos años estudiando música y fue donde encontró las bases del conocimiento que luego lo llevaría a crear grandes innovaciones en la música dominicana.
Esta institución musical norteamericana también ha reconocido el talento, la capacidad creativa y los aportes de Juan Luis a la música latina. En 1996, durante las celebraciones del 50 aniversario de la fundación del Colegio de Música de Berklee se escogieron los mejores 50 alumnos que habían pasado por sus aulas y Juan Luis fue escogido entre ellos. En el 2006, Juan Luis fue escogido por los propios estudiantes latinos que cursaban estudios allí como el “Mejor Estudiante Latino» y a la vez fue elegido para participar en el Concierto Especial de conmemoración de los 60 años de fundación de esa importante escuela bostoniana de preparación académica musical. Asimismo, se creó una beca con el nombre de Juan Luis Guerra para que estudiantes latinos de escasos recursos puedan ingresar a las aulas del Colegio de Música de Berklee.
Los espectáculos de Juan Luis Guerra han movilizado millones de personas en más de 60 países del mundo y se han presentado en los más importantes y exigentes escenarios de todas las naciones que han visitado. Han llenado estadios deportivos, estadios de futbol, salones de lujo, centros olímpicos, teatros nacionales, en fin, no existe un escenario de importancia para la música latina que no haya recibido la calidad y el sabor de Juan Luis Guerra y 4-40.
En ese mismo orden, Juan Luis ha compartido tarima con los más importantes artistas de América Latina como Juanes, Carlos Vives, Shakira, Ricardo Montaner, Aiejandro Sanz, Miguel Basé, Gloria Estefan, Maná, Diego Torres, entre otros. Asimismo ha compartido los escenarios con artistas anglosajones de la importancia y trascendencia de Los Rolling Stones, Paul Simons, Sting, entre otros.
JUAN LUIS RESCATA CALIDAD DEL MERENGUE
Cuando el líder de 4-40 llegó al merengue, este ritmo se encontraba caracterizado por sus letras sin un gran contenido literario y más bien orientado a desarrollar la picardía, el doble sentido y con esporádicos temas donde se mezclara con claridad una visión mucho más profunda que el simple deleite.
El merengue, con muy honrosas excepciones, era un ritmo simple y sencillamente para ser disfrutado con los pies.
Juan Luis creó un merengue para los pies y para la cabeza. El estilo 4-40 de hacer merengue se caracteriza por sus aportes literarios al ritmo que lo llevan a que, además de ser sumamente bailable y contagioso, llama también a la reflexión y a la preocupación sobre temas importantes de la sociedad dominicana y el mundo. Temas como «Elena», «Ojalá que llueva café», «Visa para un sueño», «Acompáñeme civil», «El costo de la vida», «Los mangos bajitos”, y «El Niágara en bicicleta», “Apaga y vamonos”, “La Guagua”, son muestras claras de este nuevo estilo de merengue donde compromiso, literatura y música se matrimonian de forma magistral para darle conformación a este nuevo merengue que crea Juan Luis Guerra.
Entre las innovaciones que introduce Juan Luis en el merengue está la de utilizar ampliamente la guitarra en la ejecución del ritmo dominicano. Eso es producto de su formación básica como jazzista y su manejo del instrumento con mucha precisión.
El merengue tiene como característica musical esencial que se ejecuta con güira y tambora, Juan Luis mantuvo la esencia del ritmo pero le incluyó una serie de innovaciones que le dan su sello distintivo. Hasta la llegada de Juan Luis al merengue uno de los instrumentos que marcaba la esencia del ritmo era el piano, el líder del grupo 4-40 le da mayor importancia a la guitarra y al sonido de sintetizadores para darle un color moderno a la ejecución del ritmo. Con este accionar el creador de «La bilirrubina», logra combinar de manera dialéctica la tradición con la innovación que, tal y como plantea muy bien el investigador Darío Tejada al analizar los aportes de Juan Luis a la música dominicana, es la clave para mantenerse vigente sin perder las raíces principales.
Otra de las innovaciones de Juan Luis en su nuevo estilo de hacer merengue se encuentra en la forma de hacer los coros. De acuerdo al líder de 4-40, hasta su llegada existían coros muy buenos en el merengue, pero él les da un color más diferente, mucho más acorde con la nueva realidad de la música. En una conversación con el periodista dominicano Carlos Batista, Juan Luis precisa este aspecto de la manera siguiente: «Wilfrido Vargas, por ejemplo, hacía coros maravillosos, pero los míos tenían otro color. No es que fueran mejores, porque unos no eran mejores que otros, simplemente los míos tenían otro color, con más influencia de Los Beatles, Manhattan Transfer y el Pop inglés».
Los otros dos aspectos donde Juan Luis logró un aporte innovador en el merengue fueron en cuanto fraseo de los metales y a la forma de ejecutar la percusión. En el primer aspecto el creador de 4-40 introdujo sus enseñanzas de Berklee, más orientadas al Jazz, logrando que el ritmo dominicano se matrimoniara de manera eficaz con esa positiva influencia de la música.
En cuanto a la percusión, Juan Luis introdujo algunos elementos propios de la música africana de estos tiempos y de un movimiento prácticamente creado en los estudios de grabación por músicos que tenían gran formación musical y que participaron con él en la grabación de los primeros temas de 4-40.
UN RENOVADOR E IMPULSOR MUNDIAL DE LA BACHATA
Desde sus años de niño Juan Luis tuvo contacto con la bachata, ese ritmo tradicional de los dominicanos que había estado marginado por muchos años, pero que era parte de la identidad musical de ese pueblo. Siendo un mozalbete y cuando su tío papito lo llevaba al colegio, en su carro ponía a la emisora Radio Guarachita, pionera de la difusión de la bachata en la República Dominicana.
Cuando a finales del decenio de los 80, por sugerencia del publicista Nandy Rivas, Juan Luis graba el comercial de una empresa licorera con el tema «Como abeja al panal», él estaba cultivando algo que desde niño estaba en su mente. Pero jamás pensó que se iba a convertir en el responsable de vestir de gala a la bachata, de transformar por completo su lírica y su música, de hacerla símbolo de orgullo de los dominicanos y de llevarla por el mundo a ser conocida, bailada y respetada.
La bachata, ese ritmo dominicano que está presente en la nación dominicana desde finales del siglo XIX y que había estado marginada y relegada por las clases dominantes casi durante un siglo, era la expresión de las grandes mayorías del país, pero de manera casi clandestina. Quienes la escuchaban y bailaban hasta la llegada de Juan Luis eran considerados parte de la subcultura, gente de baja ralea y de poca educación. Aunque músicos de calidad como Luis Días, Víctor Víctor y Sonia Silvestre, habían hecho grandes esfuerzos para romper ese cerco social que tenían los sectores dominantes en contra de la bachata, la misma seguía siendo parte de las masas pobres y relegadas, de los guardias y policías, de las prostitutas y los lugares de venta de sexo y de juego.
Juan Luis decide asumir la bachata con un espíritu de innovación. Musicalmente la viste de gala, le hace arreglos modernos y bien orquestados y le sube el nivel bajo que poseía solo con guitarras, bongos y algún otro instrumento. Asimismo, la adorna con letras poéticas que la transforman plenamente y derrota esa tendencia de los bachateros populares de usar letras vulgares o con pobre contendido literario. Con Juan Luis la bachata se prepara musical y literariamente para ganar la batalla ante los prejuicios de la sociedad.
UN POETA DEL MERENGUE Y LA BACHATA
Otro de los principales aportes de Juan Luis Guerra a los dos principales ritmos de la República Dominicana ha sido llenarlos de poesía. Tanto en la música como en las letras.
Es como si él hubiera reinterpretado la nacionalidad dominicana y la hubiera reescrito a golpes de metáforas, versos y poemas sin tiempo. Juan Luis es un creador de metáforas que hacen de su música y su canto un poema permanente de ilusiones y de sueños.
Y no es para menos. Muchas de las canciones de Juan Luis encuentran su razón de ser en un verso de Pablo Neruda, como “Bachata Rosa; o de Federico García Lora, como “Frío frío”. O tal vez de la lectura de esa gran novela poética de Julio Cortázar, “Rayuela”, como “Burbujas de Amor”. Cada canción de Juan Luis, en su letra y en su música, es una gran metáfora de ideas y de sueños que hablan con propiedad de la belleza de la vida y de la inspiración de la poesía.
Y cuando le canta a su Señor y Salvador, también construye poesía con los versos siempre eternos de la Biblia. Sin importar el tema que se trate, cada canción de Juan Luis es un manojo de verdades y realidades pletóricas de poesía, de rima, de metáforas que crecen y se multiplican en nuestros corazones.
Juan Luis ha escrito muchos merengues y muchas bachatas que destilan ríos de sentimientos y de nostalgias preñadas de poesía. Los dos principales ritmos dominicanos tuvieron la dicha de encontrar a un cantautor que los puso a vestirse de imágenes poéticas para transformarse.
Aunque el propio Juan Luis no se considera un poeta sino un «hacedor de versos», no es menos cierto que en sus metáforas están contenidos altos grados de calidad poética como podemos constatar, por ejemplo, en esa bellísima bachata que es «Estrellitas y Duendes»:
«Viviré en tu recuerdo
Como un simple aguacero
De estrellítas y duendes
Vagaré por tu vientre
Mordiendo cada ilusión
Vivirás en mis sueños
Como tinta indeleble
Como mancha de acero
No se olvida el idioma
Cuando dos hacen amor…»
Al analizar con detenimiento todas las producciones musicales de Juan Luis Guerra tenemos que concluir diciendo que él es un verdadero poeta del merengue y de la bachata, como se confirma en estos lindos versos de la canción “Solo tengo ojos para mí”:
“Te veré como siempre en el rincón
donde guardo el corazón y tan sólo vives tú
y aunque el mar pierda una orilla
y el comienzo su partida
sólo tendré ojos para tí…”
UN PROYECTO MUSICAL DE NACIÓN
Juan Luis Guerra y 4-40 no son un simple grupo de merengue y bachata que ha logrado impactar por sus preciosos temas y su electrizante actuación en tarima.
Juan Luis y 4 -40 son un verdadero sentir nacional dominicano convertido en música. Son el compromiso de una generación de jóvenes que encontraron en ellos la realización de sus sueños y de sus rebeldías. Ellos han logrado conectar con el sentir de la patria dominicana a través de la música y se han convertido en íconos del compromiso para transformarla.
Juan Luis ha dicho en reiteradas ocasiones que las canciones no cambian las cosas en nuestras sociedades, que quienes pueden cambiarlas son los hombres y las mujeres que las escuchan. Y esa es una gran verdad. Pero si esas canciones llevan un alto sentido de compromiso con esas transformaciones contribuyen de manera directa a que esos hombres y mujeres que las escuchan puedan multiplicar su compromiso con ese cambio.
Juan Luis y 4-40 son un proyecto musical de nación vinculado y lleno de un compromiso con la calidad y con la innovación. Con el presente y el futuro. Con la dominicanidad y el deseo de ser mejores cada día.
En «Ojalá que llueva café» Juan Luis definió la proclama de ese proyecto musical de nación que es 4-40. No se necesita estar militando de manera partidaria para ser un agente de compromiso y de cambio social. Lo único que se necesita es entender el signo de los tiempos en el lugar justo donde estamos haciendo nuestra vida cotidiana.
El canto de Juan Luis y 4-40 es un canto de amor, de poesía, de sueños, pero también de ideales, de dominicanidad creciendo en los anhelos de redención, de orgullo patrio entre pentagramas, negras, corcheas y semicorcheas.
Juan Luis y 4-40 son un proyecto musical de la nación que aspiramos dejar como herencia a nuestros hijos y nietos. Una nación que camine con claridad en la consecución de sus propósitos principales, llena de amor y de ternura, iluminada por la luz de la esperanza y cimentada en el Dios todopoderoso que es la razón fundamental de todas nuestras acciones.
UN SIERVO MUSICAL DEL SEÑOR
Soy del firme criterio de que la mayor grandeza que tiene Juan Luis Guerra como artista no es su capacidad como creador musical, ni su talento para escribir hermosos poemas convertidos en canciones que logran ganar los primeros lugares de todos los hit parades del mundo, no es tampoco su capacidad de actuar ante más de 100 mil personas con un espectáculo que todo el mundo cataloga de extraordinario, mucho menos la cantidad de dinero que él pueda haber ganado en su condición de líder de una de los grupos musicales que más discos ha vendido en la historia de la música latinoamericana.
Nada de eso se compara con su condición de siervo musical del Señor.
La verdadera grandeza de Juan Luis está en su humildad de entregarse a Dios y hacer su voluntad.
La fama y el éxito suelen ser armas de doble filo si los seres humanos se hacen esclavos de ellos. Dice la Biblia en Mateo 6:33 que no nos afanemos por buscar las cosas del mundo, lo que debemos hacer es «buscar primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas esas cosas vendrán por añadidura».
Juan Luis entendió en un importante momento de su vida que toda la fama, toda la popularidad, todo el dinero, toda la parafernalia del espectáculo no eran nada comparadas con la paz que le daba Dios. Que después de tener a Jesús como su Señor y Salvador, todo lo demás vendría por añadidura. Y ese fue el paso más importante, más trascendente y más esperazandor de su vida.
Cuando estaba en la cima de la popularidad y la fama, pensó que lo tenía todo y se dio cuenta que no tenía nada, que faltaba la esencia de su vida. Y buscó y encontró. Buscó a Jesús y llenó su vida de paz, calma, tranquilidad, que no se las garantizaba el espectáculo y la vida artística.
Cuando entendió que la vida tiene real sentido si se la entregamos al Señor, entonces todo empezó a cambiar y de nuevo vino el éxito, vino la fama, pero de una manera diferente. Ya nada de eso lo manejaba ni determinaba su accionar. Dios se convirtió en su razón de ser y ahora tenemos a un Juan Luis mucho más seguro, mucho más completo y mucho más entregado a su propio arte, dirigido e inspirado por el Señor.
Juan Luis sigue siendo el artista creativo y exitoso innovador y triunfador. Pero es un Juan Luis muy diferente al de antes. Como muy bien lo dijo en su disco, para él ahora «ni es lo mismo ni es igual». Y el le da las gracías a Dios por eso que ha hecho en su vida, en esa bella canción llamada “Tan solo he venido”:
“Tan solo he venido a estar contigo
a ser tu amigo
a compartir con mi Dios
a adorarte y darte gracias,
por siempre gracias,
por lo que has hecho, Señor, conmigo…”
of-am