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La reforma policial
Durante el discurso de evaluación de sus primeros 100 días de gobierno, el Presidente Medina afirmó que se está elaborando “el más ambicioso plan de modernización” que ha tenido la policía dominicana en su historia. Pero como bien dice el refrán popular, “del dicho al hecho hay mucho trecho”
La luz de la esperanza brilló. El poder ejecutivo sometió su proyecto de ley, pero la esperada modernización nunca se cristalizó y hoy vemos como han continuado los salvajes intercambios de disparos.
Al presidente Medina le tumbaron el pulso y se agachó, no pudo soportar la presión de un sector, recalcitrante y ultra conservador, que desde los tiempos de Trujillo y Balaguer, se ha mantenido vigente. Impidiendo cualquier esfuerzo innovador, que se encamine a la modernización de las instituciones del Estado.
Según un estudio publicado el pasado 20 de mayo por la organización Internacional Social Progress Imperative, la República Dominicana ocupa el lugar número siete dentro de los países con menor seguridad ciudadana. Dicho estudio abarca a 132 naciones.
Para el cálculo del nivel de seguridad, se toma en cuenta la tasa de homicidios, la percepción sobre la criminalidad, el nivel de crímenes violentos, la represión política y la mortalidad en accidentes de tránsito.
Y es que, en nuestro país nadie está seguro en ninguna parte, numerosas personas han caído asesinadas porque las confundieron con otras. Se ha demostrado, que la violencia engendra más violencia. Porque se convierte en un círculo vicioso que incentiva el odio, el rencor, los resentimientos y sobre todo, el deseo de venganza. En consecuencia, como lo que se siembra se cosecha, en ocasiones también caen victimas del crimen agentes policiales,
Las estadísticas demuestran que con los «intercambios de disparos» la delincuencia no se ha reducido en ninguna de sus expresiones, por el contrario aumenta cada día más. Un buen ejemplo, es un informe publicado por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, donde se establece que desde el 1997 hasta agosto del 2012 han muerto a manos de la Policía 4,069 personas.
Este método inhumano y bestial, se ha continuado utilizando, a pesar de que no ha dado resultado positivo. Anteriormente se eliminaban a las víctimas de forma gradual, una por una. Pero la tolerancia, la apatía y la indiferencia de la sociedad, han permitido, que se cometan asesinatos en grupo.
El 6 de enero, tres jóvenes fueron muertos a tiros y dos resultaron heridos en el sector Las Colinas de Villa Mella, en un hecho definido por la uniformada como “intercambio de disparos” pero la versión, fue desmentida por familiares y moradores del lugar, quienes aseguraron que las víctimas fueron apresadas con vida.
La historia se repitió recientemente, cuando cuatro jóvenes supuestamente sicarios fueron fusilados en intercambios de disparos, pero ningún agente salió con un rasguño. Quienes presenciaron los hechos, también negaron la versión policial. Debemos preguntarnos ¿Por qué hay tantos sicarios en nuestro país?
La respuesta es obvia, simplemente porque se ha caído bajo el reinado de la impunidad y cualquier persona, que disponga de los medios económicos suficientes para comprar jueces y fiscales, puede disponer de la vida de un adversario, sin ninguna consecuencia.
Si cada vez que un sicario condenado por un crimen sale impunemente de la prisión y vuelve a matar se realizara una exhaustiva investigación, para determinar responsabilidades, aplicándose las sanciones de lugar a todos los implicados, pocas personas se arriesgarían a seguir con esa práctica criminal, por el temor al peso de la ley.
