La política, el éxito y la calumnia
Fue Judas Iscariote el discípulo de Jesucristo más escarmentado, injuriado y calumniado que guarda la historia de la humanidad. Al ser objeto de múltiples acusaciones y conjeturas, llegó a convertirse en el símbolo universal por antonomasia de la traición.
Sin embargo, el extinto profesor Juan Bosch hizo para el 1955 un análisis atrevido sobre la figura de Judas Iscariote, en un contexto meramente político e intelectual. En el que expone las distintas causas, que a su entender, debieron analizarse para conocer verdaderamente la conducta de Iscariote.
JUAN BOSCH
Es en el contexto de las elecciones de 1962, cuando se elaboró una de las campañas más perversas de descrédito en contra del extinto líder. Luego de la publicación de una serie de artículos en la que exponía varios conceptos propios de las ciencias políticas, tales como: revolución, gobierno revolucionario, entre otros. Esta consistió en propagar la idea de que el profesor Bosch era “comunista”, sencillamente por los conceptos políticos que abordó. Esto así, por el inminente éxito que le aguardaba en dicho certamen electoral.
Posteriormente en un debate, el profesor Bosch frente a quien lo acusó de comunista y a todo el pueblo dominicano que lo seguía por radio y televisión, adujo de manera intelectual las ideas que había sostenido en sus escritos, demostrando que no correspondían a ninguna filiación de tipo comunista, sino más bien a un amplio conocimiento de las ciencias políticas. El acusador no pudo mantener a base de argumentos su postura, por lo que terminó admitiendo que Don Juan Bosch no era comunista.
Sin embargo, con el veneno de aquella vil calumnia esparcido en la atmósfera política de entonces, el profesor Bosch salió de dicha polémica más fortalecido hacia una victoria abrumadora en las elecciones de1962.
LA CALUMNIA
El profesor Bosch analiza el discipulado de Jesucristo como una organización política, en el entendido de que ejercían una función social. Por consiguiente, los actores de esos acontecimientos habría que medirlos como políticos. De ahí que su análisis sobre la acusación a Judas es el siguiente: con la desaparición del Mesías, surge la disputa interna en la organización sobre quien iba a continuar la obra iniciada por Jesús.
Judas Iscariote, según las Sagradas Escrituras, era de los discípulos de mayor confianza para Jesucristo, tanto así que era quien manejaba el dinero, el tesorero de la agrupación. Por lo que hace sentido, que al desaparecer Jesús, sea quien llevaba el valor pecuniario una de las personas con más posibilidades de continuar la causa del Hijo de Dios. Además, por el afecto que Jesucristo le manifestaba, generando celos entre sus correligionarios. En cambio, había sido indigno por el hecho de traicionar a Jesús.
En dicho ensayo, el profesor Bosch presenta también la figura de Pedro, quien fuera el más valeroso luchador por la causa de Jesucristo. Pero este, como bien lo profetizara el Maestro, lo negaría tres veces antes de que cantase precisamente un gallo (versículos 69-75). ¿No es indigno y pecaminoso lo que hizo Pedro? ¿No debió de llamar al repudio de la comunidad cristiana lo que hizo Pedro posterior a la crucifixión de Jesús? Pero no fue así. Fue sobre la lucha continuada por Pedro que se levantó la iglesia.
En fin, todo eso ocurrió en un contexto de lucha interna por el poder de la organización legada por Jesucristo, sin dejar de ser discípulos que cumplieron con el plan predestinado por Dios para su unigénito y toda la humanidad.
Sin embargo, lo interesante a destacar es que desde los tiempos de Jesucristo, hace más de dos mil años, en la lucha por conquistar el poder, han existido fenómenos viles e ignominiosos como lo son, la traición, la injuria y la calumnia, obviamente, los más despreciables y abominables son quienes promueven y realizan ese tipo de conducta, encarnando con ello lo que siempre hemos conocido como el mal personificado.
En todo caso, dicha reflexión debe constituir un referente para los líderes políticos de la actualidad de que siempre la comunicación, el respeto y la unidad entre ellos, mantendrá la vigencia y credibilidad de sus liderazgos dentro de su propia organización y toda la sociedad.
Al reflexionar sobre estos temas, frente a tal nivel de oprobio y perversidad, mayor sentido cobran las palabras que pronunciara en alguna ocasión el gran novelista francés, Víctor Hugo, al decir: “Dejarse calumniar es una de las fuerzas del hombre honesto”.