La ocupación norteamericana de 1916 y endeudamiento externo
La ocupación armada de la República Dominicana a partir de 1916 constituye un hecho histórico transcendental de nuestra vida republicana, tanto por los acontecimientos sucedidos en el país durante el proceso de la intervención, así como también, por las determinantes consecuencias para el futuro político, social, económico y cultural de la nación.
La ocupación norteamericana de 1916 a 1924 incubó el código genético de lo que sería la República Dominicana por lo menos un siglo más tarde. Son hechos de los más relevantes, de nuestro pasado histórico, sin embargo, el conflicto político militar, de grandes repercusiones en nuestra historia contemporánea, es poco recordado y conocido.
Es tan importante este episodio de la historia dominicana que podemos afirmar, sin lugar a dudas, que la intervención norteamericana durante 8 años en el país, impulsó lo que sería en el futuro Estado moderno de la República Dominicana.
En nuestra opinión, este tema que nos ocupa, conjuntamente con la guerra de Independencia de 1844, la guerra de la Restauración de 1863 y la del 24 de abril de 1965, deben ser objeto especial de estudio en los centros educativos y universidades del país y de los dominicanos en sentido general.
Porque el aprendizaje de la historia dominicana es educación para los dominicanos conocer y asimilar las enseñanzas de la historia, y de esta manera poseer los elementos de juicios conscientes necesarios a la hora interpretar la dinámica política y social del país y tomar las decisiones adecuadas en momentos de cruciales decisiones. De esta manera no estaremos obligados a repetir la historia.
Y no vayan a pensar que la ocupación militar norteamericana de 1916, constituyó una acción política militar única a República Dominicana, no, era parte de un plan de imposición y expansión económica del gendarme del norte; los Estados Unidos y sus instituciones financiera que se movilizaban a ultramar para el dominio de América Latina y otras zonas del planeta.
MOTIVACIONES
Y no escaparon al plan intervencionista las repúblicas de Panamá, Colombia, Venezuela y nuestro vecino de Haití, y los Estados Unidos mejicanos, entre otros.
Pero los acontecimientos que precedieron la intervención de 1916 en el país, le imprimen carácter peculiar a los hechos en República Dominicana, porque contribuyeron y crearon las condiciones favorables a la intervención.
En este contexto es de destacar las luchas intestinas entre los líderes de la época por alcanzar el gobierno, causas permanentes de inestabilidad política y social.
Siguiendo con los hechos, cuando el general Ramón Cáceres llego al solio presidencial, el Estado dominicano tenía grandes deudas con la banca internacional, Cáceres agregó ingredientes en el orden financiero y social que agravaron la situación del país.
¿Qué hizo la administración de Ramón Cáceres?: el matador de Lilis, promovió y aplicó leyes agrarias despojando de tierras comuneras a campesinos, principalmente en zonas cañeras, para atraer y favorecer a inversionistas del capital internacional para que establecieran empresas en el país, y como si esto fuera poco, el presidente Cáceres firmó la convención Dominico Americana de 1907 medida que enajenó al gobierno dominicano del control de las rentas nacionales (especialmente las Aduanas).
En fin, el endeudamiento y los compromisos del Estado dominicano más allá de sus posibilidades económicas y solvencia, fueron de los argumento esgrimidos por los expedicionarios para justificar la intervención.
En el contexto, aunque no es objeto del análisis de estas líneas, cabe destacar el papel de la resistencia guerrillera durante la intervención, que extendió sus acciones en todas las regiones del país y que conjuntamente con la movilización de otros patriotas y personajes de letras obligaron a los interventores a firmar acuerdos para la salida de las tropas de ocupación en 1924.
También, hay que decirlo, posteriormente a estos acontecimientos el dictador Rafael Leónidas Trujillo restableció la soberanía económica del país finiquitando los acuerdos de la Convención Dominico Americana de 1907.
Sin embargo, hoy día, a una centuria de la ocupación de 1916, en la escena, solo han cambiado los actores, el tiempo y las circunstancias. El endeudamiento continúa.

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