La Iglesia del Santo Cristo de los Milagros de Bayaguana

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BAYAGUANA.- Desde joven quise visitar el Santuario de El Cristo de Bayaguana. Me hacia ideas de donde quedaba ese lugar. Pensaba que era en una jungla inhóspita. Escuchaba en plena Revuelta de los condenados de 1965 al General Elías Wessin y Wessin que él tenía que regresar y ofrendar en el Cristo de Bayaguana. Eso me impactó a mí que de niño la curiosidad de mataba.

Este municipio celebrará el 28 de diciembre la más antigua tradición católica que registra la historia del templo San Juan Bautista: Los Toros del Cristo, donde esperan la asistencia de miles de feligreses de casi todo el país, quienes participarán de esta tradición religiosa que se realiza en esta ciudad.

EL AUTOR es comunicador. Reside en Cotuí.

Según Bartolo el historiador extraoficial del pueblo, a tan solo 50 kilómetros de la ciudad de Santo Domingo, dentro de la provincia de Monte Plata se encuentra el municipio de Bayaguana, un hermoso lugar rodeado de paisajes hermosos de acogedores ríos y creencias tan arraigadas que han pasado de generación a generación en 500 años de historia.

En el parque central del municipio se ve que hay una devoción por mantener el ornato y la limpieza del lugar por los visitantes de todo el país y los extranjeros. Yo que hube de llegar antes de que comenzar la misa con el amigo Joel bajo la mañana, los burritos mansos van llevando a cuestas su carga florida, mientras en sus ojos, lucidos remansos,  tiene claridades inmensas la vida. El parque está lleno de jovencitos lustra zapatos.

La primera estatua del Cristo de los milagros está afuera donde todos los turistas se toman fotografías como algo milagroso. En medio de la estatua y el templo están todos los lazarillos pidiendo dinero. Son inválidos, deformes, malogrados, señoras sentadas en sillas de rueda que los hombres las utilizan para pedir limosna.

A uno de ellos le pregunté que si esa era la magia del templo y me dijo: «Si, señor esta es la magia aquí en estas tierras tan ricas la pobreza abundan y nadie quiere trabajar las tierras y no hay facilidades gubernamentales para ello.» Con tristeza me lo dijo. En mis caminatas por la región lo había comprobado. Tierras del Gobierno robadas por generales y políticos que han utilizado esas sabanas como reposorio de fin de semana para putas y aves mariconiles.

Mientras estábamos sentados en el parque casi frente al Ayuntamiento Municipal, los arboles adquieren esotérica significación y cósmico sentido. Arboles sensitivos, voluntades erectas, vasos de alud,  musicales heraldos de las auroras nuevas. Aspiraciones puras del hondo corazón de la tierra de los Bayaguanenses, que, con unánime impulso, se reúnen y se agrupan en ese lugar milagroso del Cristo de Bayaguana. Gente de pueblo, de batey con un batiboleo inexplicable.

Una contradicción tremebunda. Allí está el Taumaturgo, el obrador de milagros, pero no sucede uno, porque los milagros no existen sino que suceden. Ya un párroco quiso abolir a los pedigüeños del frente del templo, porque pensaba que no era justo tener un sentido tan contradictorio en un Templo donde se ufanan de que el Cristo que está allí es un obrador de milagros y todos los que están allí lo único que reciben es dinero y eso minimiza la ofrenda que el cura podría conseguir.

Además, las caminatas a caballo que se celebran todos los 28 de diciembre el santo párroco de la ocasión trató de abolirlos. El pueblo se enfureció tanto que en dos semanas movieron al párroco para otro lugar y volvió de nuevo la gente a posicionarse en el frente del templo cada uno con su necesidad pidiendo a dos manos, pero con respeto.

El maestro del Campanario llamado Felipe cuando bajó de tañer las campanas conversó con nosotros. No había un relicario ni mucho menos información de la historia novelada del templo de Bayaguana. Prometió Don Felipe que me enviaría una nota especial sobre la historia. Al momento de escribir esta nota no hemos recibido nada.

Una monja entrada en años, pero que por el brillo de los ojos se le notaba que todavía era virgen, nos hacia la salvedad de que no todo lo que está escrito en esa historia es verídica que hay una mezcla de fábulas y realidades.

En 1919, fue declarado un patrimonio nacional por la Oficina de Patrimonio Cultural, y luego en el 2000 recibió la categoría de Centro de Peregrinación por decreto del Papa Benedicto XVI. Desde entonces miles de creyentes visitan este santuario en busca de un milagro o en agradecimiento por haber recibido lo solicitado.

Según la respetada monja, muy cariñosa por cierto, La Iglesia del Santo Cristo de los Milagros de Bayaguana es un templo dedicado al patrón San Juan Bautista que es uno de los principales atractivos de la Tierra Esmeralda. La misma devota de Dios nos afirma, que se inició la construcción de un nuevo templo en el año 1789 bajo la supervisión del padre Ambrosio Caraballo, pero la obra fue finalizada por el padre Juan de Jesús Fabián y Ayala. En 1928, el templo fue ampliado, incluyendo la construcción de una torre y su atrio actual.

Según el hombre del Campanario, Don Felipe, cuenta la leyenda del Santo Cristo de los Milagros, una imagen del Santo Cristo tallada de madera apareció en el año 1606 en las playas de la comunidad de Yaguana. Después de su hallazgo, la madre de la niña que la encontró, milagrosamente recuperó su vista. Se cree que algún barco llevaba la imagen y siguiendo las tradiciones religiosas fue lanzada a las aguas para pedir ayuda en un momento de dificultad. Según el tañedor, La imagen fue trasladada al nuevo poblado de Bayaguana donde levantaron una humilde capilla que en el año 1608 se convirtió en una iglesia parroquial gracias al apoyo económico de sus habitantes.

Se nos ocurrió ver un batiboleo turístico grandioso y un afán desmesurado de irse al balneario del río Comate luego de la primera misa –porque son dos misas –, de tantas personas que visitan el templo que se ha convertido en una panacea turística. Allí había muchos turistas,chimbilín, chimicuá y chimicuí entre otros grandes personajes.

En frente de la parroquia un cañero haitiano obstruyendo el tráfico pero buscando se lo suyo y una cafetería de jugos más vacía que un camposanto si muertos. No vimos en el ambiente ningún chicharronero pregonado chicharrones. En el parque habían varios haitianos haciendo sus negocios con un olor a chivo cojú que era irresistible.

RECONOCIMIENTO

En 1919, fue declarado un patrimonio nacional por la Oficina de Patrimonio Cultural, y luego en el 2000 recibió la categoría de Centro de Peregrinación por decreto del Papa Benedicto XVI. Desde entonces miles de creyentes visitan este santuario en busca de un milagro o en agradecimiento por haber recibido lo solicitado.

Ir allí, precisamente allí, encontramos la misma compenetración de las cosas convertidas en manantial interior, dentro de un panismo que absorbe la naturaleza para  devolverla en poesía, en asimilación sanguínea, en  sustancia propia; la encontramos, decimos en las magnificas estrofas del Bayaguanense, en la que, de regreso de los claustros de los bateyes, se empapa de fulgurantes visiones tropicales.

La actitud ante los paisajes estupendos no es perenne exaltación, como en otros narradores clandestinos, por ejemplo, sino de serenidad, llena de afectuosa comprensión, que acaso estén anunciando en él  un futuro grandioso para esa provincia que ha sufrido tanto. Tan llena de historia y tan repleta de hambre.

JPM

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