La explanada más simbólica y famosa de Santo Domingo

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EL AUTOR es periodista. Reside en Santo Domingo.

En los parqueos y calles internas del Palacio Nacional se escuchan los ininterrumpidos tambores que repican desde la Explanada de los Reclamos (el nombre más apropiado), que ha devenido en el espacio público más emblemático para los gemidos, como contrapunto del Muro de las Lamentaciones. Desde hace más de dos mil años en ese, el lugar más sagrado del judaísmo, en Israel, rezan diariamente miles de creyentes.

En la Explanada de los Reclamos de República Dominicana se agolpan con bastante frecuencia ciudadanos de toda la geografía nacional que civilizadamente exigen la construcción de obras de infraestructura, aumentos salariales, pensiones, incrementos de presupuestos educativos y sanitarios, y otros petitorios. En cambio, en el Muro de las Lamentaciones todos los días personas de distintos puntos del mundo oran en silencio y en sus rendijas depositan papeles con plegarias, que “son convertidos en sacrosantos” y enterrados en el monte de los Olivos.

Enclavada en la esquina de las avenidas México y doctor Delgado, a la entrada principal del Edificio de Oficinas Gubernamentales profesor Juan Bosch Gabiño (Explanada de los Reclamos), se apostan, dentro de una verja perimetral movible de 465 metros cuadrados (la superficie tiene capacidad para unas 450 personas paradas), manifestantes que lanzan consignas relativas a sus petitorios, y animan con instrumentos de percusión.

El escenario ha sido utilizado por grupos populares, juntas de vecinos, clubes de madres, asociaciones profesionales, sindicatos, ex policías y militares, y otros sectores, porque los redoblantes resuenan hasta el corazón del Palacio Nacional, cerca del despacho presidencial; puntea como de más fácil acceso para los medios de comunicación cubrir el acontecer y transeúntes toman imágenes y las cuelgan en las redes sociales.

Protesta frente al Palacio Nacional

El hilván más relevante es que, en la mayoría de los casos, comisionados del ministerio de la Presidencia, el ministerio Administrativo de la Presidencia y el encargado de Operaciones, Aníbal Belliard, conversan con los congregados y son receptores de sus cartas y comunicados, los cuales entregan en el despacho del presidente Luis Rodolfo Abinader Corona que, a su vez, ordena y dispone las tramitaciones a las áreas oficiales correspondientes para la búsqueda de soluciones.

Ese golpeo de panderos y su palpitar desde la franja Noroeste del Palacio Nacional ha resuelto cientos de problemas nacionales y comunitarios -ejes prioritarios del presidente Abinader Corona- y luego incumbentes gubernamentales han sido visto reunidos en barrios de la capital y pueblos del interior, cumpliendo instrucciones del mandatario. Los más constantes, complejos y renombrados -ya resueltos- son Los Cañeros y sus pensiones, y las velas de las sombrillas y cintas amarillas por el 4% para la educación.

Como contraste, el Muro de las Lamentaciones, construido en la ciudad vieja de Jerusalén por Herodes el Grande, se yergue como una ruina de peregrinación. Además de rezar, especialmente el Salmo 79 del Antiguo Testamento, hombres y mujeres lloran para liberarse de los dolores, practican la quietud y la sanación del alma; forman corrillos, cantan en alta voz y agitan la cabeza apasionadamente.

Comportamiento

En la Explanada de los Reclamos de la República Dominicana, los asistentes no oran ni rezan, pero tampoco tiran piedras, no queman gomas ni bloquean el tránsito. Han arengado por altoparlantes, bailado como aves amaestradas y han hecho huelgas de hambre, levantado banderas, entre ellas la dominicana, y saludado a miembros de la Policía Nacional que los vigilan y custodian. Salvo contadas excepciones, respetan la Constitución y las leyes, y el Gobierno el derecho a la incitación pacífica.

Por su cercanía palaciega, la de los Reclamos tamborilea como la explanada más simbólica y famosa de la capital dominicana, que le ha quitado primacía en frecuencia de actividades socio-políticas a la extensa Plaza de la Bandera, por ser grande. Y le gana a las otras plazas gigantescas -como la de España o Hispanidad-, y a las medianas plazoletas y explanadas de universidades e instituciones estatales.

Las exposiciones de señales de alerta sobre desconciertos y perturbaciones comunitarias y socio-políticas en dimensiones reducidas y que son cercanas, patentizan como más visibles, reflejan un mayor dominio y muestran superioridad y grandeza. Y, por esas facultades, a los seres humanos que las circundan les sugieren dar pasos diminutos y asumir estilos de vida pequeños.

jpm-am

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Frankie
Frankie
5 horas hace

Se puede encontrar parqueos?