La diáspora dominicana: Gracia navideña o burla anual del Estado
Por LUIS CASTILLO
Desde hace años, el Estado dominicano anuncia con pompa y celebración la denominada “gracia navideña”, una medida que permite a los dominicanos residentes en el extranjero traer artículos y regalos exonerados de aranceles, siempre que estos no superen ciertos límites de valor y cantidades.
Este año, la Dirección General de Aduanas (DGA) incrementó el tope de esta gracia a USD$5,000 y extendió su vigencia hasta el 15 de enero de 2025. A simple vista, podría parecer un reconocimiento significativo para la diáspora, un gesto de gratitud hacia quienes, con sacrificio y esfuerzo, sostienen una de las principales fuentes de divisas para la economía nacional.
Sin embargo, al examinar esta medida en contexto, se revela una amarga realidad: lo que se presenta como un beneficio para la diáspora no es más que una burla envuelta en papel de regalo.
La contribución de la diáspora: el sostén silencioso de la economía
La diáspora dominicana no solo es un motor clave de la economía, sino también un pilar de estabilidad social. A través de remesas que superan los USD$10,000 millones anuales, los dominicanos en el extranjero han sido el salvavidas de muchas familias, ayudando a solventar gastos de educación, salud y alimentación, incluso en las peores crisis económicas.
A diferencia de otros sectores de la economía que sí reciben beneficios tangibles del Estado —como exenciones fiscales, subsidios o ayudas en tiempos de crisis—, la diáspora no ha recibido nada a cambio de sus aportes. Cuando los productores enfrentan sequías, el Estado interviene. Cuando los empresarios necesitan divisas, se les asegura. Los maestros, médicos y demás sectores tienen el respaldo del gobierno en momentos de necesidad. Pero, ¿qué recibe la diáspora a cambio de su constante flujo de divisas? Nada, salvo un simbólico reconocimiento en diciembre que resulta más una burla que un verdadero beneficio.
La “gracia” que se convierte en “desgracia”
La gracia navideña, limitada a un valor y con estrictas restricciones de cantidades, ignora las necesidades reales de la diáspora y sus familias. ¿Cómo puede una persona llevar en una maleta el equivalente a USD$5,000 en bienes, especialmente si solo se permite una unidad de cada artículo? Además, imponer requisitos como no haber visitado el país en al menos seis meses es una medida que excluye a muchos que, pese a su constante sacrificio, deciden mantener un vínculo cercano con su tierra natal.
El mensaje es claro: la diáspora es buena mientras envíe dinero, pero sus necesidades y demandas no son una prioridad para el Estado.
Lo que la diáspora realmente necesita
No pedimos limosnas ni favores. Pedimos ser tratados con el respeto y la dignidad que merecen quienes sostienen la economía dominicana desde el extranjero. La diáspora ha abogado constantemente por medidas que fomenten su integración y desarrollo, como:
1- Facilidades de inversión: Crear incentivos para que los dominicanos en el exterior puedan invertir en su país sin ser objeto de trámites engorrosos o impuestos excesivos.
2- Exoneraciones reales y significativas: Ampliar las facilidades para traer bienes de consumo o equipos que beneficien a las familias y comunidades en la República Dominicana.
3- Reconocimiento fiscal: Valorar las contribuciones de la diáspora otorgando beneficios fiscales, como sucede en otros países con sus emigrantes.
4- Participación activa en la toma de decisiones: Escuchar las demandas de la diáspora e incluirla en las políticas públicas de manera activa y continua.
Un llamado a la acción
Es momento de que la diáspora se organice y exija un cambio real. No podemos seguir siendo quienes damos todo a cambio de nada. Si el Estado no está dispuesto a garantizar beneficios concretos, es hora de reflexionar sobre nuestro apoyo político y económico. La diáspora trabajadora y sacrificada merece más que palabras vacías y medidas insuficientes.
En lugar de vernos como una fuente inagotable de recursos, el Estado dominicano debe extendernos una mano amiga para preservar y potenciar esta comunidad que tanto ha dado al país. Solo así podremos construir un futuro próspero para todos.
todavia este baboso sigue llamandonos disapora
como quiera es malo, criticar por criticar
cho-pazo **** del pldfupu…ke mas kiere mari konazo….deja de planchar sabanas ****haitianos