El fracaso del control y el costo de la impunidad
La corrupción en la República Dominicana no es un fenómeno aislado ni el resultado de desviaciones individuales. Es un entramado sistémico, profundamente arraigado en las estructuras de poder político, judicial, económico e institucional, sostenido tanto por la complicidad activa de unos como por la inacción deliberada de otros.
No se trata únicamente de funcionarios que roban, sino de un ecosistema completo que permite, normaliza y protege el saqueo de los recursos públicos. Un modelo en el que delinquir desde el Estado no solo es posible, sino rentable.
Durante décadas, sectores clave del poder han coexistido en una relación funcional, el poder político garantiza impunidad, el poder económico financia y se beneficia, y los órganos de control, llamados a prevenir y sancionar, miran hacia otro lado. En ese contexto, la corrupción se convierte en moneda de intercambio y en mecanismo de reproducción del poder.
Ante esta realidad, surgen preguntas incómodas pero necesarias; ¿dónde estaban y dónde están, los órganos de control de la administración pública? ¿Cómo fallaron los sistemas de supervisión financiera, las unidades de integridad, Compras y Contrataciones, la Cámara de Cuentas y las alertas del sistema bancario frente a la movilización de sumas millonarias incompatibles con los ingresos declarados de muchos funcionarios?
La ausencia de respuestas claras solo fortalece la percepción de una complicidad estructural. Porque los responsables de la corrupción no son únicamente quienes firmaron contratos fraudulentos o desviaron fondos. También lo son quienes autorizaron, encubrieron o, teniendo la obligación legal y moral de actuar, optaron por el silencio. La corrupción prospera tanto por la acción directa como por la omisión calculada. Callar, en estos casos, no es neutralidad, es participación pasiva.
La Republica Dominicana, necesita un debate serio sobre las sanciones. No bastan condenas simbólicas ni acuerdos judiciales que permiten conservar fortunas ilícitas. Quien sea condenado por corrupción debe enfrentar consecuencias reales, inhabilitación permanente para ejercer cargos públicos, prohibición de participar en actividades político-partidarias y el despojo total de los bienes sustraídos al Estado. La corrupción debe dejar de ser un delito de bajo riesgo y alta recompensa.
Sin embargo, el problema no se limita al Estado. La corrupción también es un fenómeno cultural, arraigado en el tejido social y reproducido desde el primer núcleo de la sociedad, la familia. Cuando alguien introduce a su hogar recursos de origen injustificable y eso es celebrado como “viveza” o “éxito”, se legitima una lógica perversa que normaliza el robo y desacredita la honestidad. Así se consolida una doble moral que justifica la corrupción tanto en lo privado como en lo público.
En este contexto, quien ejerce una función pública y no “coge lo suyo” suele ser visto como ingenuo, mientras que quien exhibe riqueza sin explicación es admirado y socialmente validado. Esta distorsión de valores erosiona la ética colectiva y alimenta la reproducción constante del problema.
Resulta entonces imprescindible revisar los criterios mediante los cuales se accede a la función pública. ¿Se evalúan realmente la integridad, la transparencia y las competencias de quienes son designados? ¿O siguen prevaleciendo la lealtad política, los compromisos económicos y el clientelismo? Mientras estas prácticas no cambien, la corrupción seguirá reciclando a sus protagonistas bajo nuevas siglas y discursos renovados.
Combatir la corrupción exige mucho más que retórica y expedientes judiciales. Requiere una ruptura cultural, institucional y moral. Sin ella, cualquier promesa de transparencia será apenas una pieza más del engranaje que ha mantenido al país atrapado en la impunidad. Aunque la responsabilidad penal es estrictamente personal, existe una responsabilidad política y social.
Los partidos no son simples plataformas electorales; deberían ser, instrumentos democráticos al servicio del interés general. Les corresponde ejercer un control ético riguroso sobre quienes postulan, designan y sostienen en cargos públicos.
Cuando una organización política permite que personas sin integridad o con antecedentes cuestionables representen a la ciudadanía, no solo falla en su función, sino que traiciona su compromiso social. El acceso al poder no puede seguir siendo el resultado de pactos internos, financiamientos opacos o lealtades coyunturales, sino de procesos transparentes que privilegien la idoneidad y la vocación de servicio.
En ese sentido, la llamada “muerte civil” para los condenados por corrupción no debe verse como una medida extrema, sino como una herramienta de saneamiento democrático. Quien ha traicionado la confianza pública no puede volver a administrar recursos del Estado ni volver a hacer negocios con el Estado y mucho menos ejercer liderazgo político.
Nada de esto será posible sin una ciudadanía consciente, vigilante y activa. La lucha contra la corrupción no puede seguir delegándose únicamente en fiscales y jueces. Cada ciudadano tiene la responsabilidad de rechazar la normalización del robo, dejar de admirar el enriquecimiento ilícito y exigir coherencia ética a quienes aspiran a gobernar. El silencio social y la indiferencia también son formas de complicidad.
La República Dominicana solo podrá desmontar este entramado cuando deje de premiar al corrupto con aplausos y al ladrón con votos. Recuperar el valor de lo público es una tarea colectiva. Sin ese compromiso ciudadano, la corrupción seguirá mutando. Con él, será posible reconstruir la dignidad institucional y moral que el país reclama con urgencia.
jpm-am

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LEI EL ANTINADO ARTICULO EN SU TOTALIDAD, Y CUANTAS VERDADES AMARGAS ENCONTRE PLASMADAS CON MUCHAS CLARIDAD, PORQUE COMO PERMITIR QUE LOS CORRUPTOS Y LOS LADRONES QUE HAN PASADOS POR EL GOBIERNO DESDE 1996 HASTA LA FECHA, VUELVAN A BUSCAR LO POCO QUE DEJARON EN EL FISCO, COMO PRECISAMENTE ESTAN PRETENDIENDO HACERLO EN ESTE PRECISO MOMENTO.
Totalmente de acuerdo. Sin desperdicio.
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No bastan condenas simbólicas ni acuerdos judiciales que permiten conservar fortunas ilícitas. Quien sea condenado por corrupción debe enfrentar consecuencias reales, inhabilitación permanente para ejercer cargos públicos, prohibición de participar en actividades político-partidarias y el despojo total de los bienes sustraídos al Estado. La corrupción debe dejar de ser un delito de bajo riesgo y alta recompensa. Exelente trabajo. Felicito autor
Lo mejor que el doctor Ceballos ha escrito en su quehacer político.
NO CREO , AUNQUE ESTA ESTE ESTA MORTAL PA’ LOS TIBURONES
Es que ningún gobierno ha preocupado ni les interesa a combatir la corrupción por que entre ellos tanto en los gobiernos del turnos y la oposición se han combinado a saquear este Pais, se protegen uno a otro solo haciendo show con la supuesta «justicia» que no sirvió para nada que solo sabe castigar a los ladrones de gallina, platanos……., la REP DOM deben implementar como hizo SIN-GAP-UR donde de verdad funcionan las cosas…
Lo cierto es que hacia tiempo que no encontraba con un articulo como este,una pieza realmente util. Alguien tenia que ir al fondo lo felicito Ceballos gran aporte. » Domicana reflexiona antes que lo haga un guardia»
Eso es así.
lo que me ‘inculilla’… es que, el ‘Cambio’… subio al poder… prometiendo no… hacer los que, en demasia… ejecutaron los delincuentes… PLDistas, y hoy… es peor, corrupcion, narcotrafico (dentro del PRMismo)… y los servicios… que presta el gobierno… cada dia, su efectividad… es calamitosa… ahi esta el… gran fiasco… del narcoPRMismo…
LA IMPUNIDAD ES EL GRAN INCENTIVE PARA ROBAR. SE ESTÁ VIVIENDO EN UN MUNDO DE TERROR DONDE EN LAS CASAS HAY QUE PONERLE HIERROS HASTA EN LA ASOTEA. SE VIVE CON TERROR Y MIEDO EN TODOS LADOS A LOS LADRONES.
Y no que Abinader y su gobierno ivan a ser transparentes, gobierno que prometia un cambio.
Jajaja,eso es el mismo PRD
Hasta que no ataquemos con seriedad la corrupción nuestro país no habrá progreso para todos los dominicanos, solo un grupito en el poder y la oposición mantiene el control total de la impunidad y muchos más abajo en el sistema se aprovechan macutiando en y fuera del sistema desde el presidente hasta el limpias botas
Pero no se respeta. Donde no hay controles funcionando, no hay respeto. Lo que hay es salvese quien pueda y to e to, y na e na.
Sr Ceballo, cuantas verdades su escrito vale oro, este Documento aunque nada es nuevo es invaluable y debe ser leido por toda la ciudadania conciente y que desee el bien para el pais. La complacencia , la impunidad , la irresponsabilidad, la complicidad y la doble moral de la partidocracia, candidatos y funcionarios es sabido, van al poder a enriquecerse brutal mente, no hay patriotismo ni nada que se paresca, y aun los que tienen bastante,
ll) Van al poder a saciar sus apetitos politicos y beneficiar amigos, familires y adeptos al partido, por eso buscan la ayuda , y el apoyo hasta de los delincuentes yNarcotraficantes como han echo todos desde La dro nel…hasta la fecha. Los Controles no funcionan no porque no existan sino por la COMPLICIDAD DE TODO EL GOBIERNO / SISTEMA.., DISPUESTO A AYUDAR AL PARTIDO Y SU DETERMINACION DE DEPREDAR EL ESTADO, CON TODAS SUS CONSECUENCIAS. MIENTRAS LA JUSTICIA NO SEA INDEPENDIENTE ESTAREMOS A MERCED DE LOS LADRONES Y CORRUPTOS, QUE ESTAN AL ACECHO, METIDOS EN LOS PARTIDOS CLOACAS DEL SISTEMA.
Debido a la INDETENIBLE CORRUPCION..considero que la solucion debe ser UNA JUSTICIA INDEPENDIENTE…elegida por el Pueblo Dom. La Justicia, debe presentar los Candidatos Idoneos y que el Pueblo los elija en forma plebiscitaria, par evitar la contaminacion de los Partidos Todos Corruptos. Un Triunvirato de Personalidades Dominicana, puede encargarse de Organizar ese paso TRASCEDENTAL Y DEMOCRATICO. DEBEMOS EMPEZAR A RECOGER FIRMAS, PARA HACER DE ESE SUEÑO UNA REALIDAD, EL SISTEMA DE PARTIDO , SE HA CONVERTIDO EN UN NIDO DE RATAS Y TENEMOS QUE ELIMINARLO. OH DEBILITARLO, QUITANDOLE EL TERCER PODER……….ADELANTE PUEBLO EL PODER ESTA EN NUESTRAS MANOS……..!!!!!!!!!
Si el gobierno del PRM se respetara y tuviera voluntad de combatir la corrupcion obligara al superintendente de bancos y el seguro, asi como al Sisaril, Salud publica, Hacienda, DGII. banco de reservas a explicar como se movio tanto dinero sin ellos se dieran cuenta.
Es que los corruptos siempre logran evadir los controles, acaso los hermanos y cunados de Danilo y los Felix no sacaban el dinerito robado en sacos?.