La comunidad internacional “ciega, sorda y muda” ante la crisis de Haití
“Renuncia del Presidente Jovenel Moise por corrupción” es el nuevo reclamo de la oposición, en base a lo cual la ingobernabilidad política se enseñorea en la muy empobrecida R. de Haití, incrementando su ancestral pobreza y profundizando su crisis económica, social y política que evidencia a ese país como un verdadero Estado fallido.
El actual Presidente surgió de unas cuestionadas elecciones, juramentándose hace menos de tres años (en febrero de 2017). En ese breve período han tenido que renunciar dos Jefes del Gobierno (Primer Ministro). Ese cargo lo ocupa, interinamente, Jean Michel Lapin, desde el pasado 21 de marzo, propuesto por el Presidente J. Moise. El Congreso no lo ha querido ratificar, incrementando la crisis gubernamental.
Mientras tanto, los partidos de la oposición se movilizan exigiendo justicia contra la corrupción relacionada con “los recursos del programa de Petrocaribe”. Los principales resultados de esas protestas callejeras son las destrucciones y el incendio de vehículos y negocios, así como cantidad de presos, heridos y muertos.
Ahora bien, de producirse la eventual renuncia del Presidente, ¿qué podría pasar en Haití?
- a)Que el Presidente del Senado “asuma transitoriamente” la Presidencia.
- b)Llamar a nuevas elecciones presidenciales. ¿Pa’ cuándo?
- c)Otra inútil intervención militar norteamericana o presencia de los gendarmes de la ONU (reedición de la ineficiente MINUSTAH, que ocupó ese país por más de 14 años, dejando todo igual o peor).
Ante la visible, preocupante e interminable crisis haitiana, sin perspectivas de soluciones a la vista, es pertinente reflexionar alrededor de estas preguntas:
- a)¿Qué papel está desempeñando la inefable OEA y su controversial Secretario General?
- b)¿Será que las crisis de Venezuela y Nicaragua ocupan toda la atención y esfuerzos de la OEA, sin dejar el más mínimo espacio para enfocarse en la solución a la gravísima crisis que afecta a la R. de Haití?
- c)¿Haití es o no miembro de la OEA, igual que Venezuela y Nicaragua?
- d)¿Por qué la comunidad internacional, en particular, las grandes potencias “siguen ciegas, sordas y mudas” con respecto a la grave crisis haitiana?
- e)¿Cuál es la estrategia que están aplicando los gobiernos de EE.UU., Francia, Bélgica y Canadá ante la inalterable crisis haitiana?
- f)¿Será que después de la empobrecida población, en Haití no existen minas de oro, petróleo u otro mineral en cantidad suficiente que resulten lucrativos para esas grandes naciones?
La gravedad de la interminable crisis por la que sigue sufriendo el pueblo haitiano, inequívocamente, se refleja en varios aspectos en la R. Dominicana, principalmente, en la creciente inmigración irregular e indocumentada.
Entonces, además de reforzar militarmente la porosa frontera, ¿qué otras medidas preventivas y acciones correctivas puede y debe poner en prácticas nuestro gobierno para proteger los intereses del pueblo dominicano y la soberanía nacional?
La indiferencia o la “teoría del avestruz” no pueden seguir siendo la principal estrategia de la RD ante la profundización de la crisis haitiana. Urge que el gobierno, partidos políticos y determinadas organizaciones de la sociedad civil procedan a definir una estrategia general y objetiva ante la ingobernabilidad del fallido Estado haitiano, ¡antes de que resulte demasiado tarde!