Huntington, Trump y la identidad nacional

Múltiples críticas ha generado en políticos, artistas y líderes del mundo hispano las declaraciones en contra de la presencia de los inmigrantes Latinoamericanos en Estados Unidos y en especial de los inmigrantes ilegales de origen mexicanos, realizadas por el magnate inmobiliario Donald John Trump, catalogando a estos últimos como “corruptos, delincuentes y violadores» en un discurso que realizó para presentar su precandidatura para las elecciones presidenciales del año 2016 en los Estados Unidos por el Partido Republicano.

Pensamos, que la estrategia de Trump, si así se puede llamar, va en asegurar el apoyo de una derecha rancia que añora un pasado de gloria, autoritarismo y racismo. En esos momentos viene a nuestra memoria el politólogo y profesor de ciencias políticas de origen estadounidense, Samuel P. Huntington.

Es muy edificante leer el libro de Huntington ¿Quiénes somos?  Los Desafíos a la Identidad Nacional Estadounidense. Entonces adquiere sentido el discurso del precandidato republicano. De ahí extraemos que, en realidad Trump no solo odia a los mexicanos sino a todo aquello que conforman lo que Huntington llamó “la amenaza interior” que son todos los inmigrantes latinoamericanos que, de una manera silenciosa están influyendo en la sociedad, cultura y la política de los estadounidenses.

El objetivo principal de Huntington en esta obra es demostrar que la importancia de la identidad nacional en Estados Unidos ha variado con el tiempo. Que la identificación con la nación aumenta cuando los estadounidenses consideran la identidad nacional amenazada y disminuye en el momento que esta sensación de amenaza desaparece.

Por ello Huntington sugiere la figura de un enemigo nacional para definir y diferenciar a la nación norteamericana en el contexto global. De hecho el habla y enumera los retos a que se exponen los componentes de la identidad estadounidense, ante la amenaza de una desconstrucción nacional ejercida por los inmigrantes, que difieren según el sustancialmente de los valores y costumbres de los norteamericanos. Eso lo consideramos una alusión muy clara a la inmigración latinoamericana.

En ese sentido pensamos que, Donald Trump, quiere servir de aglutinante para esos sectores derechistas conservadores identificados con esta línea de pensamiento. De hecho el Tea Party Movement al igual que Huntington piensa que la globalización, el multiculturalismo, y la inmigración han asestado duros golpes a la identidad estadounidense. Ellos propugnan por la vuelta a los orígenes filosófico-constitucionales de los Estados Unidos. Ese es el verdadero meollo detrás asunto.

Por estas razones es que ellos detestan y abominan de las identidades étnicas, raciales y de género. Porque éstas pasaron a ocupar posiciones preponderantes en la conciencia de los individuos norteamericanos. Restándole importancia a la identidad nacional estadounidense. Es la añoranza de un pasado que está cerca todavía.

Las élites y los intelectuales celebraron, en décadas pasadas, la desaparición de ese nacionalismo asfixiante, que obligaba a los inmigrantes a asimilarse a la cultura y el credo protestante angloamericano. Lo que lo forzaba a dejar de lado los referentes identitarios de sus países de origen. Huntington plantea que esa bifurcación, es lo que ha debilitado a Estados Unidos, porque dividió el país en términos de lengua y cultura.

De ahí es, razona Huntington que en la última década del siglo pasado, sin un enemigo significativo, se procedió a estimular y reconocer lealtades y ciudadanías de carácter dual en grupos de inmigrantes. Es así, según él, que los atentados del 11 de septiembre de 2001 vienen a sacudir la conciencia estadounidense en relación a su identidad nacional y empieza a renacer la importancia del nacionalismo y el patriotismo como si de la guerra fría, la Segunda Gran Guerra o la independencia se tratara.

De manera que, ese sentimiento dormido es el que trata de hacer despertar el Tea Party Movement y más particularmente Donald John Trump. Tratando se fijar como enemigo común a los latinoamericanos inmigrantes. Ese es el sentido que vemos en esos desafortunados pronunciamientos.

El libro de Huntington maltrata a los Latinoamericanos, pero en sí, bien o mal, es una defensa de lo que él considera que es correcto, desde su punto de vista tradicional y racial si se quiere. En cuanto a República Dominicana, nosotros igual podríamos hacer lo mismo, dentro de esta crisis de Identidad Nacional que nos arropa. Ojalá y apareciera alguien que escribiera el ¿Quiénes Somos? Dominicano.

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