Guerra en Siria: claves para entender el conflicto
Con una rápida ofensiva de los rebeldes sobre Alepo, la capital económica de Siria, segunda ciudad en importancia y que luego avanzó sobre otras poblaciones la guerra civil en Siria se reaviva. La novedad ahora, es que el grupo que está al frente de esta ofensiva es Tahrir al Sham, conocido hace unos años como Frente al Nusra, que fue la filiar en Siria de Al Qaeda, de la cual se separó, aunque sigue manteniendo su ideología yihadista.
Sin embargo, debemos tener claro que la situación en Siria nunca fue resuelta desde que estalló la guerra civil en el año 2011 y al menos cuatro conflictos perviven hoy, algunos han mutado, pero todos tienen potencial explosivo: el conflicto de los rebeldes contra el gobierno sirio que preside Bashar al Assad; el conflicto del gobierno turco que encabeza Recep Tayipp Erdogan, contra los kurdos; el conflicto del Estado Islámico contra todos; y el conflicto del gobierno israelí que lidera Benjamín Netanyahu, contra la República Islámica de Irán y sus milicias asociadas.
Cuando estalló la guerra en Siria, se enfrentaron de un lado, el presidente Bashar al Assad, asistido por Rusia, Irán y las milicias chiitas financiadas y armadas por Irán, fundamentalmente Hizbulah, del otro lado, combatieron contra ellos milicias no religiosas, afiliadas al Ejército Sirio de Liberación, milicias islámicas locales, Al Nusra filiar de Al Qaeda en Siria y el Estado Islámico.
Potencias regionales como Arabia Saudita, Turquía y Qatar a las cuales asistió Estados Unidos y otros aliados, se encargaron de financiar, armar y apoyar a distintos grupos de estas milicias rebeldes desde el 2012. Pero, muchas de estas milicias rebeldes, competían y combatían entre ellas mismas.
Los kurdos estaban metidos en esta maraña, pero no en contra de Bashar al Assad, sino protegiendo sus propios intereses, lo que los llevó en ocasiones a atacar a Assad y en otras a colaborar con sus fuerzas. Al Nusra, entonces filial de Al Qaeda, que ahora es conocida como Tahrir al Sham, también combatió contra muchas de las otras milicias, incluido el Estado Islámico, que luchó contra todos. Ese fue el escenario de equilibrio hasta 2015.
Es precisamente, en el año 2015 que desde el Kremlin, en Moscú deciden intervenir de manera directa, inclinando la balanza a favor del presidente Bashar al Assad. Por lo que muchas milicias, tras sentirse reducidas, al haber perdido sus posiciones, pactaron un alto el fuego. Sin embargo, otras milicias como Tahrir al Sham apoyadas por Turquía, optaron por continuar peleando y se agruparon fundamentalmente en la provincia de Idlib, en el noroeste de Siria, donde continuaron combatiendo al gobierno de Bashar al Assad a lo largo de este tiempo.
Entre 2017 y 2018 se negoció un alto el fuego en este último bastión, entre Rusia, Turquía e Irán, sin resolver la cuestión de raíz, pero que permitió, al menos mantener una calma relativa. Rusia se comprometió a que Bashar al Assad no intentaría recuperar Idlib por la fuerza; A Turquía se le permitió conservar puestos de control en la gobernación de Idlib, a cambio de que garantizara que los rebeldes que respaldaba respetaran el alto el fuego.
Además, todas las partes se comprometieron a iniciar un próximo proceso de negociaciones, para resolver el futuro del territorio y de las milicias rebeldes. Pero, la realidad latente fue que ni el presidente Bashar al Assad, ni los rebeldes estuvieron totalmente de acuerdo con los términos de ese alto el fuego, por lo que los combates nunca se detuvieron en su totalidad. Por eso vimos a tropas turcas enfrentarse con el ejército sirio y también con tropas rusas en 2020 y aunque Turquía desocupó algunas de sus posiciones, el conflicto se mantuvo latente.
Actualidad
La situación global ha variado muchísimo desde aquella fecha hasta la actualidad y ha impactado, como es natural, en el añejo conflicto sirio. El Kremlin, el aliado que le permitió a Bashar al Assad recuperar gran parte del territorio sirio, invadió Ucrania en febrero de 2022, lo que lo forzó a mover recursos que tenía en Siria: equipo y personal, no solo los del ejército regular, sino también a los mercenarios del grupo Wagner, con lo que su atención se movió a su propia guerra en Ucrania.
De su lado, Irán y sus milicias (Hizbulah) llevan más de un año enfrascado en un conflicto contra Israel, donde el territorio sirio ha sido uno de los escenarios de ese choque, por lo que Irán y sus milicias han tenido que concentrar allí recursos y poner atención con mayor intensidad. Sin embargo, Hizbulah ha sido fuertemente golpeada estos últimos meses por Israel, por lo que tuvo que movilizar a miles de sus combatientes desde Siria hacia El Líbano, donde perdió a su líder, una parte considerable de su alto mando y sufrió una gran disminución en sus capacidades de comunicación y organización.
Mientras Siria seguía dependiendo tanto de Rusia como de Irán y sus aliados, Bashar al Assad no avanzó hacia una solución de los factores que originaron la guerra civil, por el contrario, una parte importante del ejército y de su gobierno se enfocaron en labores propias del narcotráfico, convirtiendo a Siria en el más importante productor y distribuidor global de la droga Captagón.
Por otro lado, actores que apoyaron la rebelión como Arabia Saudita, Qatar y Turquía, han optado en la actualidad por no confrontar con Rusia e Irán. Algunos incluso han tenido procesos de normalización de relaciones con Teherán e incluso con Damasco, siendo Bashar al Assad invitado a formar parte de la Liga Árabe.
En adición, Desde Washington fueron perdiendo el interés de tener una fuerte presencia en Medio Oriente, Tanto bajo Donald Trump (antes) como con Joe Biden (ahora) la estrategia de la Casa Blanca ha sido hasta ahora, reorientar hacia otros temas y conflictos sus prioridades. No fue sino hasta el estallido de la guerra en Gaza que Biden tuvo que redirigirse a la región, aunque es muy probable que Trump busque nuevamente las condiciones para retirarse de allí en la medida en que le sea posible.
Es obvio que los rebeldes de Tahrir al Sham en Idlib tomaban notas de todo esto, siendo lo más importante, la progresiva desconexión de Rusia del escenario sirio y sobre todo, los efectos que provocaron la última escalada entre Israel y Hizbulah. Como Bashar al Assad seguía dependiendo, en gran medida de esos aliados, ahora que estaban debilitados, fue el momento apropiado para atacar, con una velocidad ofensiva que ha dejado sorprendidos a todos.
Si bien, hay que dejar claro que ni Rusia ni Irán han abandonado sus intereses estratégicos sobre Siria y aunque tarden en reaccionar de esta sorpresa, con la fuerza e intensidad necesaria, ambas potencias cuentan con las capacidades para defender el gobierno de Bashar al Assad, incluso en las actuales circunstancias.
Rusia sigue manteniendo su base naval en Tartús y la base aérea de Jmeimim, ambas en la gobernación de Lakatia y aunque de manera lenta, ya ha empezado a movilizarse. Irán, por su lado, sostiene un significativo número de milicias aliadas con independencia de Hizbulah y ya ha empezado a movilizar milicias desde Irak.
En estos momentos existen circunstancias que no trabajan precisamente, a favor de los rebeldes, Washington se encuentra en transición y no se espera que Donald Trump, busque un mayor involucramiento en un nuevo conflicto en Oriente Medio, sobre todo, si esto lo enfrentará con Rusia con la que buscará negociar una cantidad de importantes temas. Arabia Saudita y Qatar están viviendo sus propios procesos cada una y es muy difícil que respalden a los rebeldes, como lo hicieron en el pasado, pues eso les llevaría nueva vez a un enfrentamiento con Irán.
En el caso de Turquía quien además de ser el mayor soporte de grupos como Tahrir al Sham, era garante del acuerdo del alto el fuego que debía contener a los rebeldes en Idlib, si miramos su política exterior de los últimos tiempos, entendemos que no buscará volver a contraponerse ni con Rusia ni con Irán. Pero, con las nuevas circunstancias y debido a que los kurdos controlan una cuarta parte de Siria, como eso colide con los intereses turcos, podría llevar a Recep Tayipp Erdogan a revalorarlo todo. Este es un factor que debemos ir observando bien de cerca,
Ya para terminar conviene recordar que los rebeldes no conformaron nunca un frente unificado. La oposición siria nunca mantuvo un liderazgo único. Las milicias no religiosas fueron progresivamente desmovilizadas. Tahrir al Sham, una agrupación islámica radical que sostiene la ideología yihadista de Al Qaeda, de quien fue parte en el pasado, no es precisamente, el futuro que buscan para su país, una buena parte de los sirios.
Otro factor muy importante, que pudimos observar durante casi una década y que no podemos dejar atrás, es la conflictividad al interior de los llamados rebeldes, sobre todo, ahora con su resurgimiento, por lo que es muy importante observar lo que con este factor suceda.
jpm-am
el desestabilisar a siria desde que obama le dio luz verde a los mercenarios pago por el sionismo norteamericano, no es nada nuevo, se recrudece ahora para mantener esa region en una inestabilidad perenne y con eso tratar de salvar el estado europeo llamado israel.