Glorificación absurda a la plebería y mediocridad
Como la época es propicia para desde el alma y el corazón evocar sentimientos, deseos y parabienes hacia cosas, personas, procesos y proyectos; aprovecho para descargar algunas reflexiones que de verdad quisiera desaparezcan de mi vista para el próximo año 2025.
Quiero dejar claro que lo planteado en este trabajo está desprovisto de sesgo, capricho, anacronismo y predisposición hacia nada ni nadie, es simple y sencillamente una profunda preocupación por lo que vemos. Nada personal.
Confieso que de las cosas que quisiera que se llevará este viejo año que expira en pocos días, por lo terrible e insoportable que le está resultando al país, es la glorificación absurda a la plebería y mediocridad que desde algunas plataformas digitales importantes del entretenimiento se está viviendo.
No es posible, que jóvenes con inquietudes, valientes, con talento y deseo crecer, hayan entendido que el camino más idóneo para ellos ascender social y económicamente en este país, sea sobre la base de la controversia fundamentada en la bajeza.
Jóvenes emprendedores e innovadores, que de verdad están marcado una época con sus ideas y proyectos, como son Santiago Matías, Luinny Corporán, Wilson Sued, Bolívar Valera, Carlos Durán, entre otros, están poniendo la mayor parte de la producción de sus plataformas al servicio de la normalización de lo insulso, plebe, mediocre y asqueroso de una sociedad.
En esos escenarios se exhiben y presentan personajes femeninos y masculinos opacos que abrazan y difunden expresiones degradantes y auténticas del bajo mundo más profundo y sucio que nos llenan de vergüenza y preocupación.
Y que no me vengan con el argumento justificativo de que esa recua que se presta a eso, son expresiones del pueblo y que ellos simplemente lo que hacen es divulgarlo en un medio masivo de formato digital como es el YouTube y otras denominaciones, porque no es así.
Aquí todos sabemos que son líneas que le bajan sus mandantes con el despropósito fatal de conseguir audiencia, likes y reproducciones, que luego se convierten en monetizaciones, no sabiendo que eso los convierte en peones del veneno. Pobrecitos.
Ojalá que para el 2025, esos flamantes empresarios de la nueva ola del entretenimiento dominicano comprendan que, desde esas plataformas que aspiramos a que permanezcan y se fortalezcan, se pueden hacer otras cosas más positivas y menos repudiables como la que hasta ahora estamos mirando y escuchando, ya que hay una juventud que le sigue que merece ser influenciada con mejores contenidos y mensajes. quezada.alberto218@gmail.com
JPM