¡Felices pascuas de Resurrección!

El ex-excelentísimo señor presidente de la República, Leonel Fernández,  ha publicado una serie de artículos sobre el liderazgo, de manera consecutiva.  Se refirió a las características del líder, destacando: «El liderazgo no se hereda». Muchos entendieron, en una inevitable paráfrasis, que se refería a que él le cedió el turno al actual jefe del Gobierno, pero no el control del partido. En otros ensayos sucesivos, el ex primer mandatario estableció un paralelo entre Gandhi y él así como con Buda, ambas consideradas por muchas personas desafortunadas comparaciones.  La lista se amplía, como era de esperarse, con: «Jesús: el más grande líder de la historia».

Sin novedad alguna pero con un discurso predecible, el exgobernante resume la vida de Jesús, concentrándose en momentos y aspectos que aparentan vincularlo, inexorablemente, con su persona. A continuación, presentaremos algunos de esos detalles, que se presentan como similares entre «El más grande líder de la historia» y Leonel:

El Señor nació en un hogar humilde, desde joven mostró inquietudes que inquietaron a otros (como a Herodes; ahora sería, por ejemplo, otro mandatario), lo encontraron bajo la guía de una estrella (de David; a Leonel bajo la del PLD), Jesús evadió el exterminio que en su contra desató la realeza (como el de ligarlo a la corrupción).

Otros puntos de contacto que parecen percibirse son: el pueblo esperaba un mesías (como ahora, a él). Ahora bien, este mesías, destaca el autor, ya no era el humilde carpintero: debía ser del linaje de un rey (como él: ya no estudia en la UASD, sino que su FUNGLODE. Tiene, también, presencia en Estados Unidos y Francia, además de que gracias a su mediación personal, ha «resuelto conflictos» en todas las latitudes del mundo).

Jesús promocionó el Reino de los Cielos, mediante parábolas (Leonel usa binoculares, telescopios, come chicharrones, toca tamboras…).

Destaca el autor que Cristo fue calumniado, como amigo de publicanos (recientes acusaciones que lo vinculan al narcotráfico: muchos lo abandonaron), lo cual le generó un tremendo problema: «Nadie es profeta en su tierra» (¿Leonel ya no es el líder del país ni del PLD?).  Pilatos, por otro lado, encuentra que Jesús es inocente, pero nota que la gente prefiere a Barrabás (¿se referirá al capitán?). Pero Jesús superó todas estas blasfemias, incluso la muerte, y: «Hoy reina entre nosotros» (¿Leonel reinará otra vez?).

Para finalizar, hay que destacar algunas diferencias que todavía se mantienen en este osado paralelo: Jesús permaneció humilde, nunca se le vinculó al oscuro mundo de la jerarquía judía o romana; Jesús no se escudó en Judas: al contrario, ese apóstol lo delató, en lugar de encubrirlo; al Señor, los vientos lo alejaron cada vez más del palacio. Jesús no era aliado ni mentor del Sanedrín (de las cortes judiciales) sino lo opuesto; Jesús no era el Papa de su Iglesia (ni sacerdote ni levita ni nada: otro laico); Jesús sí transfirió su liderazgo: «Tú eres Pedro (Cefas) y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia».

Jesús hablaba de manera directa, no solo en parábolas, cuando se encontraba con los engañadores y manipuladores del pueblo: «Raza de víboras, sepulcros blanqueados; han convertido esta Casa en una cueva de ladrones». El énfasis de su escrito, señor ex jefe de la Nación, es en la pasión de Cristo, pero el Señor resucitó. ¡Felices pascuas de Resurrección!

sp-am

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