Entre Rubén Blades y Omar Alfanno

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EL AUTOR es comunicador y diplomático. Reside en Honduras.

Panamá es una cantera de talento musical, al extremo de que según el destacado investigador Mario García Hudson,  la primera big band que existió en los Estados Unidos, la formó el panameño  Luis Russell a principio del siglo veinte.

         Pero igualmente el reguetón nació de la inspiración de los panameños  El General y Nando Bum, y tomado por los jóvenes artistas boricuas para hacer de esa música un negocio con ganancias multimillonarias.    

        Rubén Blades y Omar Alfanno  son panameños. Ambos tienen una descomunal producción musical popular. Hay diferentes matices líricos en la creación artística de cada uno de estos dos excelsos compositores del país ístmico. En el caso de Rubén Blades, desde que Ray Barretto lo llamó para participar en una producción disquera su carrera dio un giro de 160 grados, y desde ese tiempo el cantautor y político  viene plasmando   en sus letras  la cotidianeidad latinoamericana.

 Las canciones de Blades  son tan contundentes que en una oportunidad dijo la actriz Geraldine Chaplin que escuchando la salsa Desparecidos de Blades, fue tan grande el impacto  que lloró desconsoladamente. Pablo Pueblo, Siembra, Juan Pachanga, y otros títulos, son clásicos del mundo de la salsa, y que ahora su autor las ha llevado a tango.           

        Confesando mi ignorancia, desconocía que muchas de las canciones que cantaba en el baño, cuando estoy a solas, y en otro lugares, procedían de la inspiración de    Omar Alfanno, hasta que el escritor, historiador y dramaturgo panameño Juan Antonio Gómez me hizo saber que toda esa música provenía  de la pluma de ese otro  gigante de la composición coterráneo de Rubén  Blades.  Alfanno inició su carrera artística  en México, en donde intérpretes  como Yury, Ana Gabriel y  Vicki Carr han grabado  algunas de las composiciones del afamado cantautor  panameño. Se traslada a Puerto Rico en donde Gilberto Santa Rosa, Víctor Manuel, Son By Four, Luis Henríquez y Tony Vega entre otros, convierten en himnos las canciones del destacado compositor nacido en la provincia de Veraguas en el país canalero.

        Rubén Blades llegó al mundo de la salsa en un momento en que esta música estaba en franca decadencia, culpa del boom que experimentaba el merengue en el mundo entero. Cheo Feliciano llegó a decir en un concierto en Puerto Rico, la frase irónica de que,  “…y disque la salsa no gusta…”, haciendo franca alusión al match de ese momento entre el merengue y la salsa en los años ochenta, a pesar de que el primero  iba en espiral ascendente y el segundo se dirigía a la  franca decadencia para ese tiempo. Sin embargo, la lírica comprometida de Blades  junto a Willie Colón relanzó  ese ritmo en tiempos en que la gente prefería al merengue.

        En el caso de  Alfanno, sus canciones  románticas  parecen que nacieran  con su propia  melodía. Es el caso de la  salsa   Sin Voluntad, la cual  es tarareo obligatorio en cualquier lugar en donde haya música. Y qué decir de lo pegada que siempre ha estado  Que Alguien me Diga, canción que Alfanno dijo la compuso para una amiga que le narró la historia de un amor que se había marchado hace que  cualquiera se llene de nostalgia y le invada un ataque  de neurastenia.

En Date un Chance, el compositor panameño toca el problema de las drogas, mientras que en Conciencia, interpretada magistralmente por Gilberto Santa Rosa, su autor muestra el dilema existente en una persona que busca tomar una decisión. Las interpretaciones que de las composiciones de Alfanno hace Víctor Manuelle se han hecho tonadillas  en toda Latinoamérica. 

Qué Habría Sido de Mí, Si la Ves, Apiádate de Mí, y otras, popularizadas por el salsero boricua demuestran lo prolífico que es la creación de Omar Alfanno.  Si hay una canción  que envuelve a una persona en la ataraxia total del amor mal correspondido  es A Puro Dolor: Vida, devuélveme mis fantasías/ mis ganas de vivir la vida/ devuélveme el aire. En El Gran Varón, Alfanno recibió críticas de grupos gay, que la consideraron homofóbica por lo de, “árbol que nace doblado jamás su tronco endereza”.        

        Indiscutiblemente que estos dos panameños con sus trabajos en la música popular se han apoderado del gusto  de la gran mayoría de la gente. Sus producciones son antologías necesarias de todo el mundo musical latinoamericano.

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