Entre la opresión y la esperanza
Desde 1996, la élite política y económica de nuestro país ha urdido un entramado destinado a apoderarse de los recursos naturales y económicos que son patrimonio de la nación y del pueblo. Este plan no solo buscaba el control financiero, sino también arrancarle al país su identidad y esencia, despojándonos de nuestra propia historia y futuro.
La insaciable codicia y las prácticas deshonestas, junto con una visión meramente a corto plazo, han arrasado con los valores de integridad y subrayado la importancia del pensamiento a largo plazo.
Estas actitudes egoístas y corruptas de quienes nos gobiernan han eclipsado cualquier rastro de solidaridad y humanidad hacia nuestros semejantes.La doctrina del «libre mercado», impuesta en nuestro país por actores políticos carentes de toda conciencia moral, social y patriótica, es parte de un programa de laboratorio impulsado por Londres y Washington.
Este programa, diseñado especialmente para países en desarrollo de África y Latinoamérica, busca saquear nuestros recursos naturales y endeudar a generaciones futuras. Países como Chile, bajo el régimen dictatorial de Augusto Pinochet, y en la actualidad en Argentina con figuras como Javier Milei, han sido utilizados como ejemplos y espejos de un «éxito» que es, en realidad, un espejo de distorsiones y sufrimiento, donde su dios es el «dinero».
Estos actores, a quienes se les ha dado carta blanca para imponer un neoliberalismo salvaje, son los mismos que en Venezuela, bajo los llamados «socialistas del siglo XXI», han impuesto un régimen de fuerza donde su dios es el «Estado», utilizado para mantener a su pueblo en la más horrible de las miserias, mientras las potencias de Occidente y del hemisferio oriental continúan el saqueo.
Nuestro continente ha sido sometido a un péndulo constante entre «socialismo» y «neoliberalismo», ambos modelos fracasados en los países donde se han impuesto y han sido causantes del dolor, sufrimiento y miseria donde han logrado profundizar sus raíces.
Es preocupante cómo en nuestro país ese neoliberalismo se profundiza sin una visión clara de la población hacia dónde nos llevan, como corderos al matadero.
A lo largo de la historia, solo modelos económicos como el capitalismo coordinado y planificado y el keynesianismo han demostrado ser capaces de crear círculos virtuosos en lo económico y social, garantizando el desarrollo de las naciones.
En nuestra América, las potencias mundiales han logrado desterrar no solo estos modelos, sino también el desarrollismo que, a partir del 1950, comenzó a lograr transformaciones significativas en el cono sur del continente bajo la dirección del prestigioso economista Raúl Prebisch, favoreciendo en su lugar estrategias que garantizaban solo el desarrollo de sus propias economías a expensas de las nuestras.
En el Frente Cívico y Social, creemos que si continuamos permitiendo que estos gobiernos profundicen este modelo económico y social, el daño será irreversible. Ninguna nación ha logrado su desarrollo bajo estos modelos; el único garante e impulsor del desarrollo de los pueblos es el Estado, y el sector privado es imprescindible para impulsar el progreso. Cada uno tiene su importancia.
Es crucial que nos enfoquemos en la creación y distribución equitativa de la riqueza, garantizando justicia y bienestar para todos, mientras protegemos nuestros recursos naturales y mejoramos la calidad de vida.
Es hora de dejar atrás el círculo vicioso de corrupción, saqueo y endeudamiento, y trabajar juntos hacia un futuro sostenible donde los beneficios superen a los costos. ¡Es momento de construir un país próspero para todos!
¡Despierta, RD!
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