Emilia Pereyra: cuatro décadas de laborioso periodismo
SANTO DOMINGO.- Emilia Pereyra, quien fue hace muchos años reportera de distintos medios, se apresta a presentar públicamente su cuarta novela histórica, con la que confirma su tránsito definitivo del periodismo tradicional a otros escenarios más elevados del mundo de la comunicación.
Cuando recibí la noticia de la actividad, programada para el 25 de agosto en la Biblioteca Nacional, sentí profunda satisfacción, básicamente por tratarse de una mujer trascendiendo en este difícil sector.
Y me complací mucho más por ser ella, con quien cruce pocas palabras durante los muchos años del reporterismo periodístico -en el que coincidimos en algunos servicios- pero a quien a distancia percibía como inteligente, reposada y educada.
Al recibir la invitación para el acto, registré -además- una inquietud: cómo aprendió esta muchacha a escribir?. Cómo se introdujo en este ambiente, abultado en todas las épocas y lleno de raros especímenes?

(Al hacerme esas interrogantes, recordé que debo sacar tiempo para producir un artículo citando mujeres periodistas que en el presente redactan correctamente, relación que solo podría abarcar diez a doce nombres. Conste: para ello me basaría en las noticias y artículos que diariamente pasan por mi vista provenientes de fuentes femeninas locales).
Ella, Emilia Pereyra, es parte de esa élite.
Estimulado en su próxima actividad, arreglo y realizo una conversación cara a cara con ella para someterla a un cuestionario oportuno e ilustrativo sobre su figura literaria.
Emilia, cuáles son tus orígenes familiares?
Nací en Azua en el 1963, dentro del matrimonio formado por Luis Emilio (Bolívar) Pereyra Díaz y Altagracia Minerva Pérez Brito, en una familia de clase media. Mi madre, lamentablemente fallecida en el 2005, fue maestra durante 20 años y afortunadamente siempre tuvimos acceso a los libros y recibimos una buena educación.
Hice la mayoría de los cursos de primaria y secundaria en el Colegio San José, de las hermanas Carmelitas Teresa. Soy la segunda de una descendencia de cuatro hijos. La mayor es mi hermana Diliana Pereyra, odontóloga, y los menores son mis hermanos Israel y Hamlet.
Afortunadamente, tuvimos un ambiente idóneo para desarrollarnos, pues mis padres creían en la educación y nos proporcionaron los medios adecuados para que pudiésemos salir adelante.
¿Cómo te iniciaste en la comunicación?
Ya yo había reconocido mi vocación literaria en la infancia y en la adolescencia y cuando llegó la hora de elegir carrera, opté por la Comunicación porque me decía que iba a escribir siempre, y así ha sido. Soy la única de mi familia que se ha inclinado por las letras, pero mi mamá siempre fue una lectora dedicada, y creo que se ahí surge el germen de mi vocación.
Me inscribí en la Escuela de Comunicación en la UASD, la única que existía en la época, y desde ese espacio ingresé a los medios alrededor de 1985, haciendo prácticas. Después de muchos años de ejercicio intenso, pude cursar una maestría en Periodismo Multimedia en España, gracias a una beca concedida por Cooperación Española.
¿Agradeces impulsos a alguien ?
A muchas personas. Especialmente a mi madre, que se dio cuenta temprano de que me interesaba la lectura y la fomentó en el hogar. A mi maestra de Lengua Española, la hermana Dioni Mañón, en el colegio San José, quien percibió que yo tenía ciertas habilidades para la escritura y me motivó a participar en un concurso que organizó el CONANI. Gané el segundo lugar a nivel nacional con una composición sobre un barrio marginado azuano, y gracias a esa noticia que llegó a mi pueblo, pues el Listín Diario le dio un buen despliegue, me localizaron unos jóvenes que formaban un círculo de estudios literarios, al que me integré de inmediato. Fue un espacio clave para mis inicios en la narrativa y en la gestión cultural.

Luego, en la universidad y en los medios tuve muy buenos maestros. Recuerdo especialmente al profesor Rafael Núñez Grassals, quien me escogió para que tempranamente iniciara prácticas de periodismo en El Nuevo Diario, mientras estudiaba en la UASD. Un gran maestro para mí fue Bienvenido Álvarez-Vega, cuando trabajaba para El Siglo y él dirigía ese medio. Don Bienvenido me eligió para que formara parte del primer equipo que laboró en la redacción del periódico. Ese medio fue revolucionario para la época. En otra etapa de El Siglo, trabajé bajo la dirección de Juan Manuel García como jefa de redacción, y fue una experiencia muy positiva trabajar a su lado. Es un gran profesional. Antes de trabajar en el medio más moderno entonces, pasé un año haciendo reporterismo en El Caribe, que para mí fue muy buena escuela. Ahí tuve oportunidad de laborar con otros maestros del periodismo como el mismo Germán Emilio Ornes y Manuel Quiroz, por ejemplo.
¿Tuviste maestros o enseñanzas directas?
Claro, estudié en la UASD Comunicación y tuvimos maestros reconocidos como Quiterio Cedeño, Leonel Fernández, el padre José Luis Sáez, Angelita de León, Abel Fernández Mejía y otros que recuerdo con agradecimiento y cariño.
A Fernández Mejía lo evoco especialmente porque me hizo consciente de la importancia de conocer y dominar las diversas voces narradoras, lo cual fue muy importante cuando comenzaba a escribir novelas. Posteriormente profundice en el estudio y en las prácticas de las técnicas literarias, lo cual me ha servido mucho en el ejercicio del periodismo también.
¿Qué escalones o pasos subiste dentro de ella?
Comencé por el primer peldaño, como pasante en El Nuevo Diario y La Noticia. Pronto me designaron reportera en La Noticia. También trabajé un tiempo en El Nuevo Diario, encargada de cubrir el proceso judicial contra Jorge Blanco. ¡Todo un desafío para una reportera bisoña! Durante muchos años hice reporterismo. Cubrí las fuentes judiciales, políticas y legislativas.
Recuerdo mi larga etapa en El Siglo, como reportera, cubriendo campañas electorales, especialmente todo lo relativo al candidato Juan Bosch y al Partido de la Liberación Dominicana. Hice muchos recorridos por las provincias en esos tiempos. Durante varios años también estuve asignada a la Cámara de Diputados. Aprovechaba los cierres de legislaturas para producir reportajes de investigación. En El Siglo llegué a ser jefa de Información y directora de Suplementos. Luego, por un tiempo trabajé para Areíto, del periódico Hoy, escribiendo semblanzas, bajo la dirección de Álvarez-Vega.

Tuve una etapa del CDN dirigiendo la unidad de investigación de las noticias y programas especiales. Producía reportajes de fondo para la televisión. Hice programas de radio e incursioné también en la televisión. He trabajador en diversos medios. Fui la primera directora de Noticias de SIN, de Alicia Ortega y Fernando Hasbún.
En mi última etapa en medios, estuve laborando en Diario Libre. Tuve la oportunidad de hacer varios tipos de trabajos ahí, incluso como correctora y editora. Tenía a mi cargo una sección literaria para Diario Libre digital y escribí y publiqué muchas entrevistas a escritores. Produje numerosos trabajos de contenido histórico, una de mis áreas, pues hice una especialización en Investigación Histórica e Historia del Caribe.
También he trabajado en proyectos de ediciones de libros en varias etapas de mi ejercicio de la comunicación y la literatura.
Desde que comencé a laborar, antes de graduarme, no he parado. Siempre he tenido trabajos vinculados con la comunicación y la escritura. Además, en otras etapas he laborado como directora de Comunicación en entidades públicas y en proyectos privados.
¿Mayor satisfacción dentro de la comunicación?
Profundizar en los temas y comunicar de forma efectiva y coherente me da mucha satisfacción. Creo que al hacerlo le hacemos aportes a la sociedad y a nosotros mismos. Soy bastante curiosa y le primera que disfruta los hallazgos. La comunicación es sumamente importante y debe ser ejercida con profesionalidad y responsabilidad. Yo necesito estar enterada de lo que pasa, de modo que al levantarme lo primero que hago es revisar la prensa nacional e internacional. Soy una lectora pertinaz, de libros, de periódicos y revistas.
7.- ¿Cómo la ves en estos momentos, comparándola con el pasado?
Todo ha cambiado con la eclosión y el extraordinario desarrollo de las tecnologías digitales. La comunicación que conocimos cuando nos formábamos y comenzábamos a trabajar se ha transformado y creo que seguirá cambiando en los próximos años. Es importante que nos adaptemos a los cambios de la mejor manera, sin transgredir los principios éticos y básicos de la comunicación, del periodismo, del buen hacer.
Ahora predominan modelos de comunicación impensados en el pasado. Han surgido nuevos actores, como los famosos influencers.
Como sabemos, en estos tiempos se impone la inmediatez y se ha perdido la búsqueda del rigor que primaba antes en el ejercicio de la comunicación. Naturalmente, la comunicación digital ha expandido el alcance de los medios y sus contenidos, pero lamentablemente este avance no ha ido aparejado con una oferta que apueste esencialmente a la calidad de los contenidos, tanto en el fondo como en la forma. En ese aspecto, se hace necesario trabajar más y promover una mayor concientización de parte de las nuevas generaciones de periodistas y comunicadores.
Tus figuras más admiradas en el periodismo y la comunicación en general del pasado?
Tenemos hombres y mujeres, dentro de la comunicación y el periodismo que nos han proporcionado grandes enseñanzas. El profesor Núñez Grassals es uno de ellos. Fue un gran maestro. Bienvenido Álvarez-Vega fue muy importante para mí en la etapa de El Siglo. Minerva Isa ha hecho un periodismo ejemplar y ha sido una figura inspiradora

por su rigor y capacidad para profundizar en los temas. Margarita Cordero es una esteticista de la escritura en el periodismo y fue para mí un buen ejemplo. Igual mi querido amigo Ramón Colombo, un impar cronista, cuya rica y original prosa siempre me ha parecido cautivadora.
9.- Cuáles obras (y de qué género) has producido?
En la literatura cultivo el cuento, la novela y el ensayo.
He producido las novelas El crimen verde, Cenizas del querer, Cóctel con frenesí, El grito del tambor, El faldón de la pólvora, ¡Oh, Dios! y El corazón de la revuelta. Además, el libro de cuentos El inapelable designio de Dios; el ensayo Resistencia cultural en la dominación haitiana y la obra de perfiles biográficos Rasgos y figuras. Varios cuentos míos figuran en antologías y libros integrados por narraciones de varios autores.
Cuál es el tema de tu nueva obra?
Mi nueva novela se titula Cuando gemía la Patria, y trata acerca de hechos fundamentales y de otros pocos conocidos ocurridos durante la dominación haitiana y la independencia dominicana. Es mi cuarta novela histórica, y uno de los proyectos más importantes y desafiantes que he emprendido en el campo literario. Me ha costado unos cinco años de trabajo.
¿Cuándo se pone a circular?
El 20 de agosto de este 2025, a las 6:30 p.m., en la Biblioteca Nacional Pedro Henríquez Ureña. La obra será presentada por el escritor Eduardo Gautreau de Windt. Estás invitado, y tus lectores, igualmente.
Cuál es tu trabajo fundamental actualmente?
Desde hace unos meses me desempeño como directora del Departamento de Investigación Cultural del Ministerio de Cultura, y como su denominación indica estamos investigando sobre temas culturales. Se trata de un campo bastante amplio y retador que me interesa muchísimo.

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