El PRM 10 años después: la agenda pendiente (OPINION)

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EL AUTOR es abogado. Reside en San Cristóbal.

POR ELVIN SANCHEZ

Al cumplirse una década de la fundación del Partido Revolucionario Moderno (PRM), se presenta una oportunidad ineludible para reflexionar con sentido crítico sobre el alcance de su proceso de consolidación y su impacto en la política dominicana.

El nacimiento del PRM no fue un hecho fortuito, sino el resultado de circunstancias históricas y políticas que exigían una renovación profunda del modelo partidario tradicional. Su fundación respondió a la necesidad de superar las viejas prácticas, erradicar vicios y abrir paso a una nueva forma de hacer política, con transparencia, institucionalidad y vocación de servicio.

Los líderes que dieron vida a esta organización asumieron un compromiso con el país: enterrar las estructuras anquilosadas del pasado y sentar las bases de un partido moderno, dinámico y cercano a la ciudadanía. No obstante, una década después, la gran pregunta es: ¿hemos cumplido con esa promesa?

En este punto crucial de la historia del PRM, se hace imperativo fortalecer la identidad espiritual y política de cada militante. Ser perremeísta debe trascender lo electoral y convertirse en un sentimiento profundo de pertenencia, pasión y lealtad hacia el proyecto de transformación nacional.

El PRM tiene el reto de formar cuadros dirigenciales con verdadera vocación de servicio y conciencia política. La capacitación ideológica y estratégica de sus miembros no puede ser una opción, sino una prioridad inaplazable, especialmente de cara a los desafíos electorales venideros.

Para garantizar su permanencia como la principal fuerza política del país, el PRM debe evitar caer en la comodidad del poder. La historia enseña que los partidos que se desconectan del pueblo terminan perdiendo su esencia y, con ello, su razón de ser.

Es hora de consolidar un cambio cultural dentro de la organización, promoviendo la ética, la apertura a nuevos liderazgos y una verdadera integración con la sociedad. Es necesario abandonar el exceso de burocracia y regresar al contacto directo con las comunidades, donde se construyen los verdaderos liderazgos y se forjan las victorias.

El PRM no puede ser solo una maquinaria electoral; debe convertirse en un movimiento político y social con bases sólidas en cada rincón del país. Su gran desafío es consolidar una alianza estratégica con la sociedad, sumando a los actores más comprometidos con el desarrollo nacional y aglutinando a los sectores más sanos del pueblo.

Para ello, es fundamental fortalecer su estructura interna, renovar su visión programática y garantizar que su gestión responda a las demandas de la ciudadanía, con un enfoque realista y de largo plazo.

El Partido Revolucionario Moderno, es la negación histórica del  viejo sistema de partidos políticos  que hizo presencia en la postdictadura Trujillista. Saber y poder colocarse a la altura de protagonizar ese nuevo ciclo de la actividad política Dominicana, es responsabilidad de sus líderes.

El PRM: 10 años después… la agenda pendiente sigue siendo el mayor desafío. La historia no espera. Es el momento de reafirmar su compromiso con el pueblo dominicano y con el verdadero cambio.

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