El Parque de Piedras Vivas de San Cristóbal
Enmarcado por la iglesia parroquial de San Cristóbal al sur y el colegio para señoritas San Rafael al oeste, se encuentra el Parque de Piedras Vivas. Su trascendencia radica, más que nada, en que en dicho lugar, nació Rafael Leonidas Trujillo Molina, llamado el perínclito de San Cristóbal, quien por más de 30 años gobernó tiránicamente nuestro país.
En los años 40, me cuenta mi hermano Frank, el lugar estaba ocupado por casonas de madera muy altas, cubiertas con planchas de zinc. No he podido indagar sobre quiénes habitaban dichas casonas. Le pregunté al abogado, poeta y escritor, don Sócrates Barinas Coiscou, pero no lo recuerda.
Cuando se construyó el parque, originalmente, existía en su centro un pequeño obelisco y a ambos lados del mismo una especie de jardinera sembrada de coralillos de florecillas rojas y por delante de ellos, piedras blancas de río. Siempre entendí que el nombre del parque era tomado de dichas piedras. Pero nunca supe por qué les llamaban Piedras Vivas.
En el parque había un servicio permanente cubierto por un policía. Siempre nos decía a los muchachos que jugábamos allí que no jugáramos en la jardinera a los lados del obelisco. Pero como no nos daba ninguna explicación para su prohibición, no le hacíamos caso.
Entonces, cuando en el juego “al escondido” alguno de los muchachos se ocultaba detrás de los arbustos de la jardinera, el policía que, fácilmente podía ubicarlo, golpeaba con la macana sobre los arbustos en lugares distantes, simulando que buscaba al escondido en el lugar, lo cual nos daba mucha risa, pensando que lo burlábamos.
Unos años después fue demolido el pequeño obelisco, ignoro por disposición de quién, y se construyó en su lugar la edificación rectangular que todavía hoy se conserva y donde durante la sindicatura del Lic. José Montás, se colocaron algunas figuras esculpidas. Por entonces se decía que allí iba a ser colocada una estatua de Trujillo, lo cual no ocurrió en el poco tiempo que transcurrió antes de su muerte.
Con la destrucción del obelisco desapareció la jardinera y las piedras blancas de río, pero el parque ha seguido siendo llamado de Piedras Vivas. Una vez pensé preguntar sobre el origen del nombre al general José Pimentel, pero cuando me animé, ya estaba muy enfermo y me pareció imprudente hacerle la pregunta.
He consultado a varias personas de San Cristóbal con más de 80 años sobre el origen del nombre del parque, pero nadie ha podido darme una respuesta. En apariencia, todos se han limitado a repetir el nombre en forma rutinaria, sin que nada llamara su atención.
En una ocasión, leyendo la Biblia, en la primera carta de San Pedro, capítulo 2, versículo 5, me encontré con lo que podría haber dado origen al nombre. Allí dice: “Vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo…”
He indagado entre entendidos y teólogos sobre si en algún otro lugar de la Biblia se habla de “Piedras Vivas” y todos me han dicho que no, de modo que esa es la única referencia bíblica a esa terminología.
Motivado por mi curiosidad seguí investigando y me encontré con que en el pueblo de Costeti, Rumania, un extraño fenómeno natural se ha convertido en los últimos años en un atractivo, tanto para científicos como para turistas: las piedras vivas. Denominadas Trovants por los pobladores («piedras que crecen», en rumano), su aspecto no difiere, en general, de las piedras normales, aunque los minerólogos descubrieron ciertos detalles que las convirtieron en únicas en todo el planeta.
De acuerdo a los especialistas, las rocas tendrían una antigüedad de 6 millones de años y habrían comenzado como pequeños guijarros, pedregullo, hasta alcanzar los 10 metros, como sucede en algunos casos. Sin embargo, este proceso no es rápido, al contrario, especulan que tardan mil años en crecer entre 4 y 5 centímetros.
El aumento de masa de las piedras pasó por el microscopio de los científicos, quienes diseccionaron varias muestras para tratar de llegar al fondo de este enigma. Al abrirlas, encontraron una estructura similar a la de los anillos circulares que va formando el tronco de un árbol, capa sobre capa, lo que sirvió para calcular la edad estimativa de algunas piezas.
“Las trovants están formadas por arena sedimentada de una cuenca formada hace seis millones de años. Junto a las arenas se han acumulado carbonatos en exceso, que cuando llueve presionan a las capas inferiores de sedimentos y las hacen aflorar hacia el exterior creando las protuberancias», aseguran desde el Museo Trovant, los encargados de protegerlas.
Algunos investigadores sostienen que las piedras pueden «reproducirse e incluso respirar», aunque aclaran que estos procesos suceden en una escala micro, entre dos días y tres semanas por «respiración». Es más, hasta aseguran que tienen un extraño pulso que puede detectarse utilizando un equipo de alta sensibilidad.
Además, las piedras tienen una capacidad de «movimiento», ya que se trasladan en promedio 2,5 mm cada dos semanas. Para los especialistas, una de las razones tendría que ver con el aumento de la masa en un lado, ya que esto generaría que se incline hacia delante toda la piedra.
La gran cantidad de características, la diferencia con el resto de las piedras del mundo y la ausencia de una explicación científica que responda todas las preguntas que se generan a su alrededor convirtieron a las Trovants en materia de especulación. Algunos científicos se inclinan a pensar que «son formas de vida de silicio con una conciencia propia» y otros hasta ponen en duda su origen.
Luego de diferentes análisis, sobre las rocas –que fueron declaradas monumento de la humanidad por la Unesco– se desarrollaron diferentes teorías con respecto a su capacidad para crecer.
Si bien, parte de la comunidad considera que podrían ser producto de antiguos terremotos, lo que explicaría su extrañeza, para otros tendrían un origen extraterrestre, habrían llegado al mundo mediante una lluvia de meteoritos única, lo que explicaría sus características extraordinarias.
Por una razón u otra, el debate está abierto y son cada vez más los curiosos que quieren «sentir la energía» de estas «piedras mágicas». Más allá de toda especulación, los científicos las etiquetaron como formas inorgánicas de vida.
Después de descubrir estos detalles, han surgido otras inquietudes en mí. La primera es si fueron estas piedras rumanas lo que motivaron la expresión de San Pedro o sucedió lo contrario. Y la segunda, que deriva de la primera es si el nombre del parque de Piedras Vivas de San Cristóbal recibió ese nombre por el pasaje de San Pedro, o Trujillo llegó a enterarse de la existencia de las piedras vivas de Rumania, o si incluso llegó a conocerlas y hasta importarlas para el parque que construyó en el lugar donde nació.
Que los mejor enterados que yo despejen las dudas.
JPM
se informó que se trajeron piedras de todas las provincias de república dominicana para construir el parque piedras vivas; esa es la razón del nombre del parque.