El futuro político

Los dirigentes
y los partidos que dicen ser de sangre nueva tienen un gran inconveniente y
frustración; su metología está chapada a la antigua y su base de sustentación
son los señores del pasado. El liderazgo lo quieren destronar sin echar zapata
propia.

Para levantar
nuevos aires políticos tiene que surgir una fuerza social impulsada por
dirigentes que piensen de aquí en adelante, y no que quieran que el
espaldarazo de los jefes de partidos sea su impulso al poder.

Pasa con los
partidos y grupos que se dicen independientes, pero presentan la misma opción
del sistema. Donde no hay variedad, la gran población se inclina por lo que
conoce, por los que son líderes ahora, o por los partidos que tienen un amplio
historial.

¿Cómo puede un
nuevo partido ser independiente cuando sus organizadores han gozado del
disfrute del poder, sea con Joaquín Balaguer, con Leonel Fernández o Hipólito
Mejia?. Se puede ser hombre nuevo con ese pasado, pero hay que levantar nuevas
consignas y posiciones.

En los dos
principales partidos nacionales la llamada sangre nueva no presenta opciones de
cara al electorado, porque está debajo de los sobacos de los principales
dirigentes de sus agrupaciones políticas.

Sólo uno de los
auto-llamados sangre nueva, pero sin ideas renovadas, futuristas, puede ser
candidato si cuenta con el apoyo de los dirigentes tradicionales. Pasa en el
Revolucionario Dominicano y en el de la Liberación Dominicana.

Ese liderazgo
que se llama nuevo no tiene fuerzas suficientes en las manos para
levantarlas sobre los hombros, y necesita la polea salvadora de su jefe de
grupo para que le erija a todo lo largo del brazo, por encima de las
cabezas.

Cuando se
llegue al momento de votar en las nuevas elecciones nacionales, en el año 2016,
no habrá relevos, sino continuidad. Esa continuidad puede ser el retorno o el
mantenimiento de los viejos líderes, o sencillamente que el candidato esté
supeditado a los mandatos de los tradicionales.

Si se comienza
a trabajar desde ahora, para el 2020 se podría lograr un liderazgo sólido de
nuevas ideas, que no tengan como soporte a mecenas que se hicieron en otro
momento coyuntural. Los políticos locales no quieren trabajar de cara al
futuro, sino buscar el apoyo en el pasado reciente.

¿Qué cambios
nos traerá el futuro político? Ninguno. Nada, sino se comienza a trabajar
ahora.

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