Edesur y sus oídos sordos
Por más que los usuarios reclamen, por teléfono, presencial y hasta en los medios de comunicación, nada tienen a su favor en la Empresa Distribuidora de Energía del Sur (Edesur) que cada día agranda su banco de reclamos.
Las oficinas abarrotadas de clientes insatisfechos, las redes que acogen comentarios cargados de indignación e impotencia, las denuncias en la prensa arrojan que algo anda mal, cojo, en esa entidad estatal.
Altos voltajes por doquier, elevadas facturas, según denunciantes sin causas justificadas, préstamos no solicitados en los casos con recarga, que al parecer son luego cobrados con rédito y más de una vez o energía que queda “enganchada” y después de múltiples llamadas es que “cae” a la red del comprador.
Así entre gente que pierde una batalla con un monstruo de múltiples cabezas, todas impersonales, y entre el daño que recibe, agravado por la ineficiencia, vestida de falta de respuesta, el consumidor sigue tan desprotegido como siempre.
Aunque vocé, salte, pataleé y recurra a mecanismos dispuestos a su favor, nada cambia, porque nadie escucha en este laberinto en el que cada cual vive su mundo, ocupado en sus propios afanes.
Más que cumplir con el deber de solucionar situaciones, quienes están a cargo de esa labor, actúan como si acudiesen a sus puestos de trabajo a agotar un horario, y a esperar que llegue la hora de salida para seguir en su universo.
Como las autoridades hacen ver que no les importa lo que ocurre a sus “súbditos” en esta monarquía eterna que vive el país gobierno tras gobierno, a veces ni caso hacemos a los pisotones que nos dan e incluso entendemos que es normal y así hasta perder los dedos, perdón la dignidad.
JPM