Disminución de la pobreza (OPINION)
Desde que el ser humano surgió en la faz de la tierra y los distintos modos de producción fueron desarrollados por éste, comenzó hablarse de la desigualdad, la falta de oportunidades, la discriminación, la no inclusión y también de la diferencia de inteligencia, habilidades o destrezas entre los humanos.
Si bien es cierto que no todos los seres humanos tienen la misma competencia o inteligencia para adaptarse a las diversas circunstancias que les presenta la misma vida, no menos cierto es que los más habilidosos se han dado a la tarea de no dejar que sus semejantes se desarrollen o puedan tener las mismas oportunidades.
De ahí que haya personas más privilegiadas que otras porque disfrutan de inclusión económica: alimentación, educación, vivienda, servicio de salud y otros beneficios humanos, pensándose que es producto de la suerte o los milagros de la providencia misma, cuando ha sido simple y llanamente por las oportunidades que se les ha ofrecido.
No pasa un día sin que los gobiernos, instituciones de la sociedad civil y organismos internacionales hablen de la pobreza.
El Grupo Banco Mundial hace unos días volvió a tratar el tema de la pobreza en un trabajo titulado: Por qué la inclusión económica es fundamental para reducir la pobreza y empoderar a las personas.
En dicho trabajo el Grupo Banco Mundial señala que los desafíos globales complejos como: la pobreza, la desigualdad y el cambio climático, las comunidades más pobres son a menudo las que se ven más afectadas y a las cuales es más difícil proporcionales ayuda.
Objetivos ambiciosos
Para hacer frente a estos problemas acuciantes, el Grupo Banco Mundial se ha fijado objetivos ambiciosos: adoptar medidas de protección social para beneficiar a por lo menos 500 millones de personas de aquí a 2030, entre ellas 250 millones son mujeres.
Destaca que los programas de inclusión económica, que ayudan a aumentar los ingresos y los activos de los grupos más pobres del mundo, serán fundamentales ya que son vías comprobadas hacia mejores oportunidades de trabajo y una vida más digna.
A nivel mundial, las iniciativas de inclusión económica van en aumento. Estos programas llegan ahora a 15 millones de hogares y benefician a más de 700 millones de personas en 88 países.
Los programas gubernamentales a menudo dirigen estos esfuerzos y han llegado a casi al 75% de estos hogares. Las organizaciones no gubernamentales (ONG) ofrecen apoyo adicional y amplían aún más el alcance.
A pesar de ello la lucha para reducir la pobreza extrema está lejos de terminar ya que casi 700 millones de personas aún viven con menos de US$2.15 al día y muchas de ellas enfrentan una grave inseguridad alimentaria.
Las investigaciones indican que los programas de inclusión económica tienen impacto y son eficaces en función de los costos y empoderan a las personas así como a las comunidades.
Muestra de ello es que los gastos de los hogares en alimentación, educación, salud y otros bienes y servicios aumentaron en un 15% gracias a esta iniciativa, en tanto que los ingresos de las empresas de mujeres se duplicaron.
Uno de los principales impactos de los programas de inclusión económica puede ser su capacidad para dar empleo remunerado a mujeres y jóvenes.
El desempleo juvenil es otra prioridad, especialmente en las regiones con una creciente población joven. Los programas que contribuyen a ampliar el empleo asalariado a través de la capacitación profesional, la formación de aprendices y las asociaciones con empleadores, podrían ofrecer a los jóvenes oportunidades económicas más diversas y sostenibles.
Un modelo integrado de creación de empleo para los pobres y vulnerables apoyado por los sistemas de protección durante los tiempos de crisis, es una inversión inteligente para cualquier Gobierno que se compromete a luchar contra la pobreza y dar a todos sus ciudadanos igualdad de condiciones para ascender en la escala de oportunidades.
El Banco Mundial se ha propuesto una misión clara: poner fin a la pobreza e impulsar la prosperidad competitiva en un planeta habitable.
En ese sentido el presidente dominicano, Luis Rodolfo Abinader Corona, destacó recientemente los avances alcanzados en su gobierno al dar a conocer que su meta es disminuir la pobreza general al 15% y la pobreza extrema a menos del 1%, avanzando con programas como Supérate que transforman vidas.
En cuanto a la educación como eje central, el Presidente mencionó programas como Escuelas Abiertas y Activas, además de estrategias de salud escolar y educación ambiental que no solo impactan a estudiantes sino también a comunidades enteras.
El presidente se ha propuesto como meta erradicar el hambre para 2028 y declarar al país libre de hambre, como promesa respaldada por acciones concretas, en busca de mejorar la calidad de vida de los dominicanos, asegurando agua potable, empleos formales para el 80% de los jóvenes universitarios al graduarse y, acceso a viviendas dignas y seguras.
Como se advierte los objetivos, metas y estrategias del gobernante dominicano, Luis Rodolfo Abinader Corona, van en sintonía con las del Grupo Banco Mundial, haciendo hincapié dicho organismo internacional de financiamiento, en ampliar los programas de inclusión económica en los que mujeres y jóvenes disfruten de más oportunidades.
felix.felixsantana.
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