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Dican, pan y circo
Desde hace unas semanas, el país se entretiene con el escándalo Dican, ese que tantas letras y gritos al cielo ha hecho correr en críticas a un sistema podrido.
Todos los días hay un capítulo de esa serie tragicómica, todos los días o autoridades o abogados de los acusados ofrecen información por retazos, como si quisieran mantener a la población en expectativa.
Esa entretención que ocupa a una sociedad ávida de pan y circo parece que le durará un buen tiempo. Esto a juzgar por los cabos que faltan por atar, como explicar qué paso con los allanados que tenían la droga ahora perdida, a dónde fue a parar ese narcótico.
Falta descubrir también cuál es el peso real de esa cocaína clorohidratada, puesto que han sido ofrecidas tres cifras. La primera información que se filtró establecía 1, 500 kilogramos, luego “disminuyó” a mil doscientos y ahora el número oficial es 950.
El pueblo quiere que le den también, en un episodio no muy lejano, una razón convincente de por qué se redujo la cantidad de acusados.
Necesita saber si esto de las imputaciones irá en serio y desde cuándo pasan estas cosas en la Dirección Nacional Antinarcóticos, una dependencia de la Policía Nacional a la que muchos no le ven razón de ser.
Hay aun otra parte que no ha sido explotada de forma debida. El procurador general, Francisco Domínguez Brito, afirmó que la investigación es una de tres que hace el organismo que dirige.
A estas alturas es necesario que la serie avance más y que se diga a los espectadores de que se tratan los otros dos casos, en qué entidad, a quiénes involucran.
Pero parece que enfocados en el lío sobre la Dican, no se ha entendido bien la gravedad de lo que ha dicho el funcionario.
¿O será que los medios de comunicación quieren explotar al máximo un caso antes de seguir con el otro, para encontrar material de publicación por buen tiempo?
