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Dia de Duarte, la llama apagada y la denuncia
POR PLANTIDA HAYDEE REYES DOMINGUEZ
Desde mi modo de observar el comportamiento del pueblo dominicano, siento que con la movilidad de días de trascendencia nacional se han ido perdiendo el fervor patriótico, amor hacia los símbolos patrios y el respeto y admiración a hombres y mujeres que nos legaron una República Dominicana libre, soberana e independiente.
En los últimos años, con los largos feriados, hemos visto cómo en las escuelas y centros educativos, así como en el mismo seno del pueblo dominicano, los días patrios han cambiado de matiz, de entusiasmo y el orgullo por la dominicanidad luce de vacaciones.
Con inmensa preocupación, vemos, sin que haya muestra de repudio de la población dominicana, solo dos o tres alzan la voz, tal vez, porque al dominicano le han variado el sentimiento de amor hacia el territorio y los símbolos nacionales, la creciente presencia de personas, en estado de ilegalidad, llegar al país y pasearse, cual chivo sin ley, por calles y avenidas, tanto de las ciudades como de zonas rurales. En su mayoría entran por la zona fronteriza.
Las denuncias del incremento de la presencia de haitianos, venezolanos, chinos y de otras nacionalidades, llegan a los medios de comunicación para las respectivas divulgaciones y conocimiento. Todo el país está lleno, se comenta por doquier y en voz baja, de miles de ilegales.
En la rueda de prensa que realizó el presidente del Instituto Duartiano, Wilson Gómez, para informar sobre las actividades a realizar con motivo de conmemorar el 211 Natalicio del fundador de la República Dominicana, Juan Pablo Duarte, aprovechó la ocasión para denunciar que recientemente se produjo una entrada masiva de haitianos por la provincia Bahoruco.
La mayoría de los medios solo se hicieron eco del programa de actividades para la conmemoración del 211 años del nacimiento de Juan Pablo Duarte; otros, muy pocos, de la denuncia.
El Mes de la Patria, instituido por el Decreto 36-97, está conformado por distintos hechos históricos comprendidos entre el 26 de enero, Dia del Natalicio del patricio Juan Pablo Duarte, y el 27 de febrero, Dia de la Independencia nacional. Últimamente ha sido ampliado hasta el 9 de marzo de cada año.
Durante más de 30 días, las referidas efemérides gloriosas son celebradas por el Estado y el pueblo dominicano que en masa se dirigen al Altar de la Patria, desde que se instauró la legislación en el año 1997, pero, el colorido de otros años ha variado: estamos perdiendo amor patriótico.
El Día del Natalicio del patricio siempre ha sido conmemorado, y mucho más desde que se instituyó el Mes de la Patria donde ampliamente se reconoce su legado junto a Francisco del Rosario Sánchez y Matías Ramon Mella, quienes completan la trilogía de Padres de la Patria.
Autoridades, escolares, ciudadanos comunes, empleados públicos, privados, jóvenes, viejos, en fin, dominicanos de todas las clases sociales y de cualquier edad, se dan cita en homenajes de lealtad, respeto y orgullo hacia los fundadores de la nacionalidad dominicana y Padres de la Patria.
El abandono a nuestros símbolos se ha trasladado al Altar de la Patria. Allí ya no se observan los militares haciendo la guardia de rigor tanto a la entrada del Altar como del mausoleo.
El descuido ha sido tan grande que el pasado día 6 de este mes, Día de los Santos Reyes, alrededor de las 4 de la tarde, cuando lleve a mi sobrina a conocer el lugar sagrado donde descansan los restos de nuestros Padres de la Patria, al mirar el mausoleo la llama estaba apagada.
Una señora que en ese momento estuvo presente en el lugar junto a dos niños preadolescentes, se irritó tanto que exclamó: “hasta la llama ardiente nos han apagado”
jpm-am
Imaginese usted señora mia, el Libanes que tenemos por Presidente poco les importan esas fechas sagradas.Pero peor son sus funcionarios, que no son mas que una partida de oportunistas y TRAIDORES con una Agenda FUSIONISTA, PAGADAS POR EL IMPERIO ( usa ) y sus Colonias de chupa Medias. Esta Agenda, es muy clara, Invadirnos de hai ti anos, para fusionarnos y convertirnos en una Colonia Cosmopolita y asi disluir la Dominicanidad, en el olvido.