Cuando Neruda se convirtió en Asturias

imagen
El autor reside en Miami

Cuando Pablo Neruda murió, yo apenas transitaba los primeros años de adolescencia. Por entonces solo conocía un libro suyo: Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Fue más tarde, en la secundaria, cuando leí Confieso que he vivido y descubrí una voz que ha sido para mí refugio en los amores silenciosos, consuelo en las noches de vigilia y compañía en los olvidos necesarios.

En días pasados, en el marco de mis funciones oficiales en Chile, asistí a la presentación de una publicación conmemorativa de los Premios Nobel de Literatura de Chile y Guatemala, un evento organizado por la Embajada de Guatemala y la Fundación Pablo Neruda. Este acto solemne convocó a gran parte del cuerpo diplomático acreditado en Chile, resaltando entre los presentes un invitado muy especial: Don Miguel Ángel Asturias Amado, primogénito del Nobel guatemalteco.

Pablo Neruda

La ceremonia derivó en una cálida tertulia, enriquecida de poesía y anécdotas que tejieron la vida y obra de Neruda y Miguel Ángel Asturias, aquel novelista, diplomático y Premio Nobel de Literatura de 1967. Álvaro Insunsa Figueroa, Presidente de la Fundación Pablo Neruda, resaltó la profunda amistad que los unía: «Esta amistad germinó en un viaje que realizó Neruda a Guatemala en 1941, donde se conocieron y se hermanaron». El propio Neruda lo había dicho con la vehemencia que lo caracterizaba: «¡Comprendimos que habíamos nacido hermanos y casi ningún día nos separamos!»

Esa amistad inquebrantable fue puesta a prueba en uno de los momentos más críticos de la vida del poeta chileno. En 1948, Neruda, entonces Senador de la República, fue desaforado y perseguido por el gobierno de Gabriel González Videla tras denunciar la represión a los mineros.

La promulgación de la Ley de Defensa Permanente de la Democracia (conocida popularmente como la «Ley Maldita») lo colocó en la lista de proscritos del régimen, forzándolo a una vida clandestina. Su objetivo era  la huida hacia Europa.

Hermandad

Miguel Angel Asturias

Fue entonces, en el punto de mayor peligro para su libertad, cuando Miguel Ángel Asturias le brindó un gesto de hermandad sin igual: la cesión de su pasaporte diplomático.

Neruda, tras meses escondido en diferentes refugios y después de cruzar a caballo la Cordillera de los Andes hasta Argentina, ejecutó el audaz plan: gracias a su estatura y complexión similar a la de Asturias, y portando el documento guatemalteco, el fugitivo chileno se embarcaría a la vista de todos con una identidad falsa. Así, Pablo Neruda el poeta proscrito, se convirtió en el ilustre escritor Miguel Ángel Asturias, logrando burlar los controles y escapar de la dictadura.

La audaz travesía de Neruda a Europa, consumada bajo la identidad prestada de Miguel Ángel Asturias, no fue solo un acto de escapismo político; fue un testimonio perenne de que la hermandad literaria y la solidaridad humana pueden superar las barreras del Estado y la persecución. Al ceder su pasaporte diplomático, Asturias no solo salvó a su amigo, sino que también protegió una de las voces poéticas más importantes de América del siglo XX.

Por eso, el título de este artículo cobra su pleno sentido. Cuando Neruda se convirtió en Asturias, no es una metáfora, sino un episodio real en que dos identidades, dos patrias y dos futuros premios Nobel se fundieron en un solo documento de viaje. Este episodio selló su amistad no solo como un pacto personal, sino como un legado compartido que trasciende las páginas de sus libros, recordándonos que la cultura y la amistad son, en sí mismas, actos de infinita resistencia.

jpm-am

Compártelo en tus redes:
ALMOMENTO.NET publica los artículos de opinión sin hacerles correcciones de redacción. Se reserva el derecho de rechazar los que estén mal redactados, con errores de sintaxis o faltas ortográficas.
0 0 votos
Article Rating
guest
0 Comments
Nuevos
Viejos Mas votados
Comentarios en linea
Ver todos los comentarios