Crítica de cine: «Jackie»
Hay un dramatismo sincero que hace que esta película, «Jackie», sea un drama biográfico atiborrado de pesadumbre. Es la historia de aquella célebre primera dama de los Estados Unidos que acompañó a su esposo, el entonces presidente John F. Kennedy, en el momento del nefasto magnicidio. Su retrato como figura pública era el de una señora de sociedad que, además de ser un ícono de la moda, ocultaba los osados días de glamour debajo de la máscara de una melancolía interminable.
La finalidad de Larraín es que simpaticemos con Jacqueline Bouvier para conmovernos con lo que sentía en aquel periodo doloroso. Construye el relato dramático con unos planos que desbordan empatía, elegancia, sobriedad, alejándose de la sensiblería barata de los biopics convencionales. Y además ejecuta la puesta en escena con un brillante ejercicio de dirección que podría despertar la envidia de cualquier director de Hollywood con más años de experiencia.
En la apertura del film vemos a la enviudada Jackie Kennedy (Natalie Portman) recibiendo a El Periodista (Billy Crudup) con el objetivo de que en la entrevista puedan hablar de lo que ella vivió como la primera dama en la Casa Blanca y el impacto que le causó atestiguar el asesinato de su marido, el presidente John F. Kennedy, en 1963.
La conversación sostenida en privado nos da una idea de la camaleónica personalidad de Jackie: sensible, frágil, introvertida, obstinada. En la confesión mantiene la compostura y la templanza en medio del dificultoso estado de ánimo que atraviesa. Su castillo se ha derrumbado, pero todavía le queda la crianza de sus dos hijos. Y varios días después del incidente, a través de un par de flashbacks apreciamos la balanza emocional que se cruza por su cabeza cuando la depresión y el miedo se apoderan de su aplastado reino de “Camelot”.
La excelente actuación de Natalie Portman como Jackie Kennedy me ha producido todo tipo de emociones. Es una de las mejores actuaciones del año. En cada plano nos recuerda que estamos viendo a un ser humano, a una persona ensimismada en una capa de justa tristeza. Y es mucho más evidente cuando Portman interpreta a Jackie al pie de la letra en las escenas del famoso “Paseo por la Casa Blanca”, especialmente cuando habla como ella con la voz delicada, con la tierna mirada y con las inconfundibles expresiones de su lenguaje corporal.
Para ser la primera película que dirige con una protagonista femenina, Larraín consigue una precisión narrativa que jamás pierde el ritmo de lo que se despliega. A través de una metanarración presenta a Jackie como una mujer de poder que lo tiene todo y que con sus acciones manipula políticamente a los individuos que la rodean. También la usa como una alegoría del empoderamiento de la mujer, capturado con una detallada reproducción de la época y de la Casa Blanca.
Es destacable mencionar que para Larraín, en su debut norteamericano, es también la película inaugural que filma con actores que no son latinos. Pero no importa, pues dirige a estos intérpretes con mesura, destacándose, además de Portman, Peter Sarsgaard como Robert Kennedy y el fallecido John Hurt como El Cura.
Estamos ante una película histórica que será recordada para siempre como el admirable biopic en el que Natalie Portman le hizo justicia a la leyenda de Jackie Kennedy. Es una pieza dramática acogedora y visualmente hermosa de la trágica reina que logró poner la historia de su país ante sus pies.
Ficha técnica
Año: 2016
Duración: 1 hr. 40 min.
País: Estados Unidos
Director: Pablo Larraín
Guion: Noah Oppenheim
Música: Mica Levi
Fotografía: Stéphane Fontaine
Reparto: Natalie Portman, Peter Sarsgaard, Greta Gerwig, Billy Crudup, John Hurt
Calificación: 8/10
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