Caballo de Troya

Quienes pelean en la trinchera interna del PLD no  parecen  advertir que  desde afuera llegan improvisados refuerzos con la doble intención de intensificar  fuego contra la figura del presidente Leonel Fernández e impedir una salida negociada al conflicto que fortalezca en vez de destruir al Partido.

Grupos políticos y mediáticos, que antes hicieron hasta lo imposible por tratar de impedir el triunfo electoral de Danilo Medina, hoy fungen de mercenarios que intervienen en la crisis peledeista con el claro propósito de incendiar la pradera morada en tal magnitud que el fuego destruya toda posibilidad de retener el poder.

Cada vez que se procura desbrozar un camino que conduzca al entendimiento aparecen  esos esbirros que abren fuego contra dirigentes y legisladores  del PLD, a quienes luego hacen creer que tienen permiso de  algún alto mando para  disparar a mansalva.

Ningún partido puede  asumir la tarea de destruir  a sus líderes, más aun si se trata de figuras como la de Leonel Fernández, tres veces presidente de la Republica por voluntad del pueblo dominicano, cuyos gobiernos han estado asociado al progreso y a la consolidación de la democracia.

El PLD esta compelido también a respaldar de manera irrestricta la buena gestión del presidente Danilo Medina, porque hacer lo contrario significaría asumir el falso discurso de la oposición política, la misma que  apuesta a  demoler la imagen política y personal del presidente del Partido.

Esos sectores  externos intentan imponer un Estado Islámico, en territorio peledeista, son los mismos que construyen una unidad superflua sobre las cenizas del  antiguo PPH, y los que preparan junto a la prensa haitiana una ofensiva internacional contra el gobierno del presidente Medina, tan pronto concluya el plazo último del Plan de Regularización Migratoria.

He dicho que el triunfo del PLD se  cimienta en la suma de Leonel y Danilo, como la derrota seria la resta entre Danilo y Leonel,  axioma que conocen muy bien quienes hoy aplican  el aforismo de que el “enemigo de mi enemigo es mi amigo”, sin entender que otros piensan que  el “amigo de mi enemigo es mi enemigo”.

Para poder desalojar ese Caballo de Troya y  dar paso al entendimiento, a la unidad, se requiere que los peledeistas no  accionen  armas de destrucción, tales como el insulto y la mentira, ni acepten en sus trincheras a mercenarios, cuya intención no es otra que la destruir primero a Leonel, luego a Danilo y después al PLD.

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