Buenas y malas artes

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El autor es periodista y abogado. Reside en Santo Domingo

 

Todos los humanos cometemos errores, pecados, irregularidades y desafueros, aún sin quererlo o sin saberlo.

Por eso es delicado acusar a alguien de tal o cual cosa, de tal hecho bueno o malo, sin antes indagar con seriedad y profundidad cada caso.

Pero además es notorio y singular que cada ser humano tenga criterios diferentes acerca de cada acontecimiento, sea este social, político, económico o deportivo.

Y de ahí surgirá “su opinión” sobre cualquier tópico, que su autor creerá es la pura verdad.

Veamos  algunos ejemplos.

En nuestro país (RD) unas personas sostienen que el PLD y su gobierno “dominan todos los estamentos oficiales”, lo que consideran dañino o perjudicial para la democracia. ¡Bien!

Esa es una opinión que debe respetarse aun cuando no se comparta, ni se le agregue que esos estamentos fueron asumidos luego de procesos electorales que, con o sin vicios e irregularidades, se consideran normales, democráticos, transparentes, limpios e inclusivos.

Pero mientras en RD algunas personas de larga trayectoria política condenan esa situación de control de todos los estamentos políticos por parte del PLD, en Venezuela se da casi el mismo caso…pero no se condena tal situación.

Aquí, en RD, se pide al Congreso actuar con independencia del Ejecutivo, pero en Venezuela donde los congresistas de oposición actuaban con independencia del Gobierno, fueron desconocidos y atropellados.

Esas personas a quienes me refiero condenaban hace años a los bandoleros de “La Banda”, o más atrás a “Los Paleros de Balá”, porque hacían las veces de agentes policiales vestidos de civil o eran protegidos por los agentes verdaderos cuando masacraban a los pueblerinos protestantes.

Pero hoy en la querida Venezuela ocurre lo mismo y nadie aquí denuncia esos hechos como negativos en una democracia.

Los funcionarios ladrones, corrompidos hasta el tuétano, los arribistas, las “bocinas” y  otros tantos personajes al servicio del régimen peledeísta son condenados por esas personas hoy.

Pero no se hace lo mismo con los que en la apreciada Venezuela incurren en iguales desafueros.

Ahora mismo, en Estados Unidos el Partido Republicano lo domina todo, pero a nadie se le ocurre pensar que su democracia es débil o inoperante, puesto que la gente votó a favor de los que están en posiciones gubernamentales.

Si hubo trampas en USA durante el pasado proceso electoral, eso es algo que todavía no se ha demostrado.

Aquí hacemos marchas de todos los colores en demanda de una democracia más sólida, plural e inclusiva, cuestión con la que todos estamos de acuerdo.

Pero en Venezuela ocurre que millones de personas se movilizan hoy tras iguales objetivos, y los que aquí apoyan marchas verdes no respaldan por igual las que se verifican en el país sudamericano.

Muchas de las personas que aquí denuncian al gobierno del PLD por tener “el control total de todo”, nunca han condenado ese mismo “control” en países cercanos o lejanos donde imperan gobiernos socialistas y donde nadie puede negar que hay grandes insatisfacciones entre las “masas irredentas”.

Como tampoco se puede negar que esas mismas personas que denuncian aquí las iniquidades y desvaríos de la prensa y de  periodistas, son las mismas que apoyan sistemas políticos donde nadie puede escribir o decir lo que piensa en los escasos medios masivos existentes en ellos, so pena de ser detenido, enjuiciado y condenado, como ocurre hoy en Venezuela.

Los ejemplos similares son incontables para que la gente tenga tiempo de reflexionar, entender y aceptar que “más pudo el interés que el amor que le tenía”.

En todo, como vemos, hay siempre “intereses” de por medio. Para unos es el “Poder”, para otros “Don Dinero”, para los más un “carguito” o una “botella”, una “pistola” o un “carnet oficial”.

Todos estamos de acuerdo en que la corrupción y la impunidad hay que reducirlas a su mínima expresión. Y sancionar severamente y de acuerdo con las leyes a sus principales autores y relacionados.

Todos estamos de acuerdo en que hace falta robustecer nuestra democracia para que existan menos hambrientos, menos ignorantes, menos necesitados y menos enfermos.

Todos estamos de acuerdo en que los partidos políticos se rijan por normas y principios democráticos, transparentes y solidarios con la Nación y su gente.

Todos estamos de acuerdo en que es válida y necesaria la crítica a los que “suben” y se dedican a robar; en que los periodistas no deben servir a gobiernos; en que los dirigentes deben ser más ecuánimes, más democráticos y nacionalistas.

Pero mientras esas personas y dirigentes sigan diciendo de todo sobre el gobierno y sus funcionarios sin presentar pruebas elocuentes y valederas en justicia, creo que el pueblo llano los seguirá rechazando en los centros de votaciones, con o sin entrega de dádivas, canastas, cajas o bonos de cualquier tipo.

Porque gente inteligente y madura no debe seguir criticando solo algunas cosas del gobierno peledeísta, mientras no aplaude las cónsonas con sus pensamientos, como la de no votar contra Venezuela en el seno de la desprestigiada OEA.

El crimen político, el robo de los bienes del Estado, la detención y tortura de los opositores, la falta de libertad y el irrespeto a los derechos de cada quien es algo que debe condenarse siempre. Pero no solo aquí sino en cualquier otro lugar del planeta.

Por todo esto es que repito que nadie debe olvidar que todos los humanos cometemos errores, desafueros, irregularidades, pecados e impertinencias, aun sin saberlo o  quererlo.

JPM

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