Bolívar Belliard Sarubi

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EL AUTOR es abogado.

La elocuencia es la señora de todas las artes. TácitoBolívar Belliard Sarubi integró lo que podría llamarse la época de oro de la elocuencia escritural dominicana publicando artículos sustanciosos que encendieron las páginas del antiguo periódico Listín Diario en tiempo del iluminado periodista don Rafael Herrera, junto a Manuel Mora Serrano y Emilio Ludovino (Milito) Fernández, entre otros.
Fue un general de la Policía Nacional, primero, y luego del Ejército Nacional, sin experiencia de guerra puesto a que sólo utilizó como arma de reglamento su pluma avezada en misiones de las letras y la cultura; nunca pretendió imitar a Esquilo, aquel famoso dramaturgo griego y guerrero, predecesor de Sófocles y de Eurípides, que combatió a los persas en Maratón y Salamina y que escribió en 467 a.C. aquella leyenda tebana Los siete contra Tebas,que narra el conflicto entre los dos hijos del rey mítico conocido con el nombre de Edipo, Eteocles y Polinices, por el trono de Tebas.
Poseedor de un lenguaje literario elegante y bien depurado, con una consecuencia particular, que proponía a la durabilidad; muy diferente a las manifestaciones de la lengua de uso corriente, destinada a su uso inmediato. Belliard Sarubi fue un hombre sabio que supo demostrar lo que conocía, como decía el escritor español Baltasar Gracián.
En mis noches oscuras de sueños y de evocación me tropiezo con los secretos enterrados del escritor y poeta liniero Bolívar Belliard Sarubi y le veo relumbrar en las noches estrelladas cuando la luz del candil lo ensortija, como si se tratara de descubrir en cada uno de sus escritos los secretos íntimos de los demonios tutelares de los predios sagrados de la literatura, como Jorge Luis Borges, Tennessee Williams, Thomas Mann, Samuel Beckett.
Don Bolívar llegó a ser como aquellos dioses mayores de la mitología romana de las letras que vivió en una especie de Olimpo sagrado; pudo haber escrito desde allí su Odisea, como aquel poema épico compuesto por el poeta griego Homero.
Me atrevería a decir que este militar, poeta, periodista y escritor pudo haber sido, sin el odio contra Juan sin Miedo, como aquel parisino llamado Carlos I de Orleáns, quien llegó a ser conocido como el “padre de la poesía lírica francesa”. Mientras estudiaba en los Estados Unidos tuve como costumbre sentarme en mis momentos de descanso a leer los escritos venerables de este gigante liniero del razonamiento y de las letras.
En sus escritos de opinión encontré la pluma cadenciosa y estilística que me hizo enamorar con la locura de un orate desarticulado, de la escritura, de la poesía y de la narrativa; la profundidad de sus artículos periodísticos con sus excepcionales conceptualizaciones llevaban al disciplinado lector a hacer grandes aproximaciones morfológicas y, sobre todo, a comprender las jugadas musicales del lenguaje.
Los signos y los sonidos del lenguaje que empleaba Bolívar Belliard Sarubi en todos sus acontecer literario, poético y como gran orador, indicaban que estábamos ante una bestia de la palabra, como dijo el escritor italiano Carlos Alberto Dossi, que la palabra distingue al hombre de las bestias, pero es la palabra precisamente la que revela muchas veces la bestialidad de algún hombre.
No cabe duda que Belliard Sarubi le pudo haber dejado a su generación y a las generaciones que vinieron después de él un rico y abundante legado intelectual, sin embargo, el haber sido militar y haber vivido en un período político matizado por un gobernante alrededor de quien cualquier subalterno suyo que osara hacer ostentación de poseer la gracia de la palabra podía verse martirizado o condenado por aislamiento.
Bolívar Belliard Sarubi fue uno de aquellos intelectuales y oradores ilustres que, limitado por la condena de la obediencia militar, no intentó caminar por una senda que nunca antes hubiera sido recorrida, tocar lo jamás tocado ni abandonar el país del individualismo político que condenaba al ostracismo a todo funcionario culto cuya imagen resplandeciera más allá de la luz de la estrella llamada Joaquín Balaguer.
No obstante esa restricción, Belliard Sarubi escribió con un vigor intelectual provocador sin que su pluma dejara indicio de mostrar la contundencia de ser un pugilista de las letras, pero sin soberbia porque siempre tuvo en cuenta que la soberbia nunca baja de donde sube, porque siempre cae de donde subió, como advirtiera el escritor español Francisco de Quevedo.
Bolívar Belliard Sarubi supo mantener su entidad escritural inconmovible hasta el grado que el gobernante envanecido y suspicaz no pudo herir de muerte al púgil liniero de las letras, de las palabras y del discurso luminoso. Este corresponsal prominente y riguroso de la época en que el periodismo dominicano llegó a ser, y ya no es, labor casi sacerdotal y destinada casi exclusivamente para hombres y mujeres de mentes ingeniosas e insobornables, sin ansias de poseer relumbrantes mansiones.
Empero, el periodismo que se ejerce hoy en las salas de redacción de los periódicos son, como dijera Gabriel García Márquez, laboratorios asépticos para navegantes solitarios…Bolívar Belliard Sarubi ejerció el periodismo con ética reluciente, como el zumbido del moscardón o del impertinente.
No puedo dejar la obra intelectual, poética y periodista de Bolívar Belliard Sarubi esparcida por algún lugar anónimo sin mencionar su grandeza de escritor brillante y poseedor de una prosa apasionada y cautivadora, cuyo verbo elocuente sacudió los grandes salones de una sociedad, la de ayer, no la de hoy, que se sintió atraída por los hombres de expresiones grandilocuentes y vigorosas, como sintió España la verbosidad del soldado, novelista y poeta Miguel de Cervantes y Saavedra

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Antonito Rosa
Antonito Rosa
5 Años hace

Aunque tarde solo puedo felicitarte ,escritor excelente como don Bolívar lo fue