Apuntes sobre la lectura del libro «Estructuras y Funciones del Discurso»
Por GERARDO ROA OGANDO
El libro «Estructuras y Funciones del Discurso» es el resultado de cinco conferencias dictadas por el profesor holandés Adrianus Teun van Dijk en el Departamento de Lingüística de la Universidad de Puerto Rico, específicamente en Río Piedras, en el año 1978.
¿Qué sabía de este tema?
Sabía sobre la lingüística del discurso desde el año 2000 cuando leí “La ciencia del texto” (1985), del mismo autor, así como otros textos españoles, franceses, ingleses, alemanes, rumano y ruso, tales como los de Amparo Tusón y Helena Calsamiglia, Enrique Bernárdez, Collado, Jorge Lozano, et al, Oswar Ducrot, Roland Barthes, Julia Kristeva, Dressler, Greimas, Martinet, Jean-Claude Milner, Michael Holliday, Petöfi, Humboldt, Vossler, Coseriu y Bajtin, entre otros. Por ello, ya había reflexionado en la trascendencia que tienen los estudios de las gramáticas de los textos (en plural) porque cada texto posee su gramática de acuerdo al marco conceptual del enunciador y sus interlocutores. Igualmente, las nociones de macroestructura textual y microestructura para referirse al contenido de un texto lo tenía claro y el concepto de superestructura referido al esquema de los textos. Infiero que para van Dijk, “superestructura” es equivalente a “modo de organización” en Calsamiglia y Tusón (2007) y a “secuencia dominante” en Adam (1997), y que otros autores denominamos “tipos de texto”.
Volviendo a la macroestructura semántica, tengo claro que la misma se entiende en términos relativos, puesto que, por ejemplo, “Los Miserables” de Víctor Hugo puede ser resumida a una macro proposición como resultado de aplicar la macrorregla de generalización, pero al mismo tiempo, si el lector se concentra en un fragmento, dicho fragmento, igualmente, representaría la macroestructura del discurso, por lo que también puede ser expresada en una proposición o macro proposición.
Sobre los actos de habla, había leído más o menos para la misma fecha mencionada, los libros “How do things with words?” de John Austin (1962) y “Los actos de habla” (English version) de Searle (1970). Siguiendo a Austin, todo enunciado corresponde a un acto de habla, siempre y cuando cumpla con las condiciones contextuales que van Dijk describe siguiendo al inglés y al norteamericano, respectivamente mencionados. Por tal razón, tanto Austin como Searle emprenden la empresa de clasificar los actos desde tres perspectivas. Conozco la clasificación de actos de habla desde el criterio de la intención comunicativa y también los actos explícitos e implícitos. Desde el punto de vista de la estructura, entiendo que todo acto de habla está compuesto por un aspecto locutivo (lo que se dice), un aspecto ilocutivo (el propósito perseguido con lo que se dice) y el aspecto perlocutivo (la reacción o reacciones que produce en acto en el interlocutor). Por supuesto, hay quienes ven estos aspectos como actos individuales, pero creo que se trata de una discusión que carecería de sentido, ya que en todo caso depende del punto de vista desde donde se enfoque el acto. Otro autor que había leído sobre los actos implícitos y explícitos es Oswar Ducrod (1985), en su libro “Decir y no decir”.
Ya sabía que el término discurso implica una construcción psíquica, mental, social y lingüística, mientras el texto responde a un contexto concreto. El discurso sería como una cadena en la que cada uno de sus eslabones son los textos que lo componen. En la prensa, se publican centenares de textos sobre el discurso de la corrupción administrativa, verbigracia. Aprendí de Helena Calsamiglia y Amparo Tusón (2007) que “el texto es el componente verbal del discurso”.
Me encantan los procesos cognitivos que operan en la asimilación de un discurso, así como los tipos de memorias y las estrategias para comprender sentidos, almacenar contenidos y producir nuevos textos. Esto ya lo había leído en “La ciencia del texto” de mi profesor van Dijk.
Todo discurso se produce como resultado de los esquemas mentales de los hablantes y las situaciones de comunicación en las que se expresan. Por eso, el discurso que produce un hablante refleja sus pensamientos, su formación, sus ideologías y los contextos en que se desenvuelve.
Aspectos que debo profundizar
¿Hasta qué grado el “marco” forma parte del contexto, en sentido general? ¿Por qué usted diferencia tan taxativamente los contextos de producción del discurso: social, lingüístico…? ¿Qué diferencia existe entre un macroacto de habla y un texto? No veo diferencias entre ellos.
Si el lenguaje, como lo entiende Saussure, siguiendo a Broca, es la capacidad neuronal humana que permite la comunicación, ¿por qué todos los lingüistas del texto se circunscriben al discurso fonético o lingüístico, y no a los significados contextuales que emanan de la capacidad humana del lenguaje, a través de múltiples formas (lenguas de señas, código morse, pinturas, cine, memes…? En este caso, se estudiarían temas contextualizados e intencionados, desde una perspectiva más transdisciplinar y menos inmanente.
Creo que no incluyó a Coseriu, Benveniste, Barthes, Bajtin y otros, en los antecedentes, porque son contemporáneos a la publicación de este libro.
En otro orden, ¿por qué no asume una clasificación del discurso? Observo que menciona la narración, el cuento y la argumentación, pero estas no son todas las superestructuras del discurso. También, aborda el tratado científico como una versión argumentativa. No creo que el texto de la ciencia, el cual corresponde a la noción universal del sujeto y del objeto deba circunscribirse a un nivel taxonómico superestructural o tipológico, como tampoco el texto literario puede circunscribirse a una superestructura local. Por supuesto, usted mismo señala que este es un tema en el que no existen acuerdos entre los analistas.
En mi última publicación, Roa, G. (2016) “La taxonomía del discurso, aspectos de la teoría del lenguaje”. Soto impresora, S. A, presento una propuesta clasificatoria del discurso que me gustaría, en la medida de sus posibilidades, pueda leer e indicarme los contraargumentos posibles.
Debo leer algunos autores que menciona en los antecedentes, especialmente, los alemanes, siempre y cuando los textos aparezcan en español, inglés o francés, las lenguas en que convivo como estudiante.
Gracias por darme la oportunidad de leer y releer el mundo del discurso que tanto me fascina. Es un privilegio para mí contar con sus intercambios.

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