Aprender a ser político

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El autor es abogado. Reside en La Vega

Muchas veces se entra a la vida política aferrado a un ideal, aprehendido por convicciones del hogar o enamorado de un líder que, mentalmente ha sido idealizado, como el perfecto abanderado del cambio soñado o el redentor indiscutible de masas excluidas.

Generalmente en su debut, el imberbe político, ha de inscribirse en una de las organizaciones del sistema, en razón de que la toma del poder en este lado del globo terráqueo ya, no es el fruto de revoluciones armadas o del derrocamiento militar de gobiernos democráticamente elegidos.

Impregnado de ese sentimiento, el aprendiz de político, comienza a hacer los primeros pininos democráticos a lo interno del partido de su elección, inicia a la carrera y sin preparación eficaz como delegado ante mesas electorales, luego ascensión política en la esfera dirigencial local, incluso escalando a los puestos más relevantes de dirección del partido, presentando ideas innovadoras que a su entender podrían modernizar la organización y producir elementos de convicción que a posteriori servirían de organismo de control y transparencia del Estado.

En ese discurrir, el iluso principiante, se va involucrando en las duras batallas internas del partido, prohijando esas lides, sea por razones de iguales intereses o similar visión política, que caiga dentro de grupos o creando uno, que van creciendo en la medida que avanzan los procesos internos, para elegir las autoridades que han de dirigir los destinos de la entidad o a quienes han de representar a la organización en los distintos estamentos públicos, en cargos de elección popular.

Esas islas de poder interno, crean sus propias fisonomías y sus particulares fisiologías de actuación de sus órganos, adquieren sus propias identidades, que para bien o para mal, se les llama Otan, Danilismo, leonelismo, peñagomismo, balaguerismos, y otras marcas que la misma dinámica van fraguando, defienden sus propios intereses, alejándose más y más de los lineamientos e intereses intrínsecos de la organización y de aquellos hermosísimos ideales que hicieron del recién llegado, involucrarse en el arte de la política partidaria.

Así las cosas, sin importar que el partido sea viejo en el sistema o de reciente creación, esos mal sanos intereses comienzan a vulnerar los cimientos propios que dieron origen al surgimiento de la línea programática de ese partido, provocando una espiral de violaciones tan burdas como desquiciantes, contrarias a la constitución, a la ley orgánica electoral, ley de partidos, las estatutos, reglamentos, y líneas programáticas, en los cuales institucionalmente ha sustentarse la entidad, asestándole, a la postre, una herida mortal a la organización misma.

Es indudable, que la toma del poder debe ser el norte principal de una organización política, porque desde el poder, es que se pueden hacer aquellas transformaciones y cambios que una vez, impulsaron al bisoño soñador a estar en política, pero jamás podría ser a costas de socavar la institucionalidad partidaria, base fundamental de la democracia en la República Dominicana, evidenciándose, muchas veces, que esas abominables violaciones la producen dirigentes de largas datas que por demás han sido los que paradójicamente han dirigidos los trabajos de moralidad o de mesas programáticas de los estatutos internos de la entidad.

Un partido que, pretenda llegar al poder sin aprender de los errores del pasado y replicando las mismas acciones internas abusivas e ilegales cometidas contra los que tomaron la decisión de acompañar al Líder, en la justa separación del partido de origen, por el fraude y burla contra él, estaría hiberrnando, el comienzo de nuevas hecatombes de imprevisibles consecuencias, que solo el líder podría detener…»nadie amarra, para que otro enlace». Es una filosofía popular que nunca ha fallado.

La enseñanza es simple. Se aprende política, haciendo.

JPM

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Hi Camilo
Hi Camilo
2 Años hace

Lo primero es hacer carrera política, cuando Barack Obama terminó su carrera de derecho, tenia un monton de oferta de trabajo, pero dijo yo quiero hacer carrera política, estuve como voluntario recuerdo que en ocasiones no se le permitió entrar a la convención del PD, siguió, ahora en RD para entrar al ruedo solo se necesita billetes, no hacer ninguna carrera política a lo interno de los partidos, de ahí el desastre de nuestro político.